Te fuiste hace ya un año, y hoy no me queda otra que seguir hacia adelante. Pero siempre lo haré sabiendo que ya nada es tan bonito ni tan bello como lo era cuando tu estabas. El brillo especial que le dabas tu a las cosas se fue. El hueco que dejaste se ha hecho más grande cada día que ha pasado, y aunque no me queda otra que continuar hacia adelante para conseguir ayudar a otros niños como tu, que tan especial fuiste para mi.
Ya no estás, pero aun puedo sentir ese empujoncito tuyo con el torso de tu mano. Puedo sentirte en cada lluvia y en cada tormenta. De hecho cada vez que hay tormenta te imagino ahí arriba haciendo ruido porque algo te ha molestado, haciendo el ruido que solo tu sabes hacer. Por suerte se que son pocas las veces que te enfadas, porque un corazón tan bonito y humilde como el tuyo perdonaba muy rápido.
Salgo a pasear y cuando hay viento siempre hay un viento que no es frío, es totalmente cálido que me envuelve. Ahí es donde también te siento y una tenue sonrisa se instala en mi cara, porque sé que aún sigues con las personas que te queremos. Creo que si todas las personas que hemos estado alrededor tuyo nos parasemos un momentito en la vida a sentirte, nuestras vidas se harían mucho más plenas y felices, porque te sentimos. Porque nos llenas el corazón de alegría, mi campeón.
Sigo buscando tu mirada cuando veo a tus padres o a tu hermano, y se que ya no estas, y duele, pero tan solo me basta con cerras los ojos y respirar muy profundo. Aún puedo recordar tu aroma, el tacto tan suave de tu piel, esas carcajada tan linda cuando nos contábamos chistes. Cierro los ojos y te siento en mi corazón. Llenas mi alma, llenas el alma de tu familia.
Hace tiempo te lo dije, pero hoy te lo repito de nuevo. Tu y yo fuimos tan solo uno. La vida caprichosa decidió que tu corazón dejara de latir el día 15 de abril, pero desde entonces yo hago el doble de esfuerzo con el mio para que el tuyo siga latiendo. Para que tu memoria siga viviendo eternamente. Porque tu Raúl, vendrás siempre conmigo en mi corazón, y siempre que me lo permitan honraré tu marcha hasta que nos volvamos a encontrar en el camino.
Tu nombre, tu esencia y tus ganas de vivir se quedaron hace muchos años grabados en mi piel, en mi corazón. Esto seguirá siendo así mientras yo viva, hasta el día en que podamos volver a encontrarnos y pueda abrazarte y decirte cuanto se te quiere aquí abajo.
Haces mucha falta aquí campeón y te añoramos mucho, y todos desearíamos que no te hubieras ido nunca, pero confiamos que allá donde tu alma esté, la alegría sea el motivo de tu día a día y que mientras que me sea posible seguiré recomendante a mi manera. Entre líneas y sonrisas.
Te quiere, Marta.