Querida mamá fofucha,
Como bien sabes, en Honestidad Brutal, ese blog que ya ha quedado en el abandono ante la pujanza del papá en prácticas, cada vez que se acercaba el inicio de un nuevo año solía echar la vista atrás (para ver lo que se nos quedaba en el camino) y hacia adelante (para imaginar lo que nos esperaba) en un post que era una especie de resumen del año que se iba y de sueños para el año que nos esperaba. Ahora, en la frontera entre 2013 y 2014, he decidido cambiar el formato para escribirte esta carta que en cierto modo es un homenaje y una forma de darte las gracias.
Un homenaje más que merecido tras un año lleno de emociones: El embarazo (aún recuerdo ese día de enero en el que me diste la noticia. Tan nerviosa. Tan emocionada. Tan feliz); La boda (tan parecida a como queríamos. Sin trajes de novios. Sin excesos. Con pocas pero maravillosas personas acompañándonos. Sin sotanas de por medio. Todo un poco improvisado. Y tú tan guapa. Ya con Mara haciéndose visible en tu tripita. Vestida todo el día con esa sonrisa con la que eres capaz de iluminar el mundo); Y el parto. La llegada al mundo de nuestra pequeña Mara. Sin lugar a dudas el mejor regalo que nos podía dejar 2013. Siempre te he admirado, pero ya sabes que aquel día lo hice más si cabe. Eres una valiente. Y una luchadora. Mara tiene en ti un gran espejo en el que reflejarse. La mejor mamá del mundo.
Gracias por serlo. Por tu infinita paciencia. Por tu generosidad. Por todo el cariño que desprendes. Por esa preocupación permanente por darle lo mejor y sólo lo mejor a nuestra bebé. Por estar siempre informada y buscar siempre los pros y contras de todo lo que tiene que ver con la peque. Por esas imágenes junto a la fofucha que me has regalado (Especialmente cuando me despierto y os veo a las dos durmiendo juntas. Piel con piel). Por tu apuesta incondicional (a veces casi yihadista) por la crianza natural y el apego. Por ser como eres con nuestra pequeña princesa. Sé que en unos años no hará falta que yo te diga esto. Pero mientras Mara aprende a hablar, alguien tiene que recordarte de vez en cuando que eres la mejor mamá del mundo.
Y también la mejor mujer con la que me podía encontrar sobre la faz de la tierra. Gracias por tu comprensión. Por estar a mi lado cuando de vez en cuando me entran esos ataques de nostalgia del Mediterráneo. Por tu bondad (Dudo que haya alguien más buena que tú en el mundo). Por tu amor. Gracias por acompañarme un año más en esta gran aventura que es la vida. Gracias por haberte cruzado como por arte de magia en mi camino. Gracias por haberme hecho creer en el destino. Gracias por Mara. Y gracias de antemano por todo lo bueno que me queda por vivir a tu lado, porque sé que en tu mundo no hay lugar para lo malo.
Vamos a entrar en 2014 siendo ya una familia. Gracias por dejarme ser parte de ella.