Hasta aquí todo normal, porque cada quién tiene derecho a sentirse atraído por lo que mejor le parezca. Sin embargo hay una especie particular de mujeres, que son felices, o eso parece, publicando cosas en las que quieren reflejar un odio generalizado por la maternidad y por quienes deciden ser madres, pero que adoptan a una mascota y la tratan como si fuera un hijo.
Las mujeres que cambiaron los hijos por mascotas
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Todos tenemos esa chica entre nuestros contactos, que presume de lo feliz que se siente de ser soltera y de cuánto le fastidia la idea de tener hijos, y que a veces hasta llegar al extremo de insultar a los hijos de las demás. Sin embargo esta chica X hace poco consiguió un perro al que denomina “Mi hijo” y le ha comprado vestidos de moda, todos los días publica fotos en sus redes sociales hablando de sus avances y de cómo le encanta darle el biberón.
Este tipo de cosas me deja los ojos abiertos de par en par. Y es en este punto en donde me atrevo a afirmar que estas mujeres desean un hijo más que cualquiera. Sus alardes de odiadoras de la maternidad se caen inmediatamente cuando están denominando a una mascota “Mi hijo”, porque esto solo refleja su deseo frustrado de ser madres y ejercer ese bello rol.
Que quede claro que no tengo nada en contra de los animales. Yo también tengo mascota, es un gato que amo y procuro darle los mejores cuidados. Sin embargo nunca he tratado de humanizarlo, imponiéndole comportamientos humanos y descargando mis frustraciones maternas en él, ni tampoco me consideraba más inteligente por tener un gato en lugar de un hijo. En la actualidad tengo una preciosa hija y aún tengo mi gato, y no creo que sean dos amores incompatibles, el ser madre no me impidió seguir amando a Rumpelstiltskin.
Dicen que ser madres es horrible porque trae muchos gastos, sin embargo ahí están comprándole el mejor concentrado a su mascota, dulces especiales para él, camas, vestidos e incluso le tienen mensualidad en la peluquería y en el gimnasio, sin hablar de que le celebran el cumpleaños. Dicen que ser madres es detestable porque con un hijo se acaba la libertad y es un verdadero encarte, pero ahí están viajando a todos lados con su mascota porque no soportan la idea de dejarla sola en casa, o porque no han encontrado la persona ideal para cuidarla, o incluso dejan de ir a la fiesta de esta noche porque su “hijo” la necesita a su lado. Dicen que les fastidian los hijos de otros y sus carcajadas y llantos en los centros comerciales, sin embargo enfurecen cuando no las dejan entrar con su mascota a un lugar público.
Mi idea no es comparar a los hijos con las mascotas, pues sin lugar a dudas son muy diferentes. En lo que si son iguales es en que son grandes responsabilidades y están hechos de amor puro. Mi objetivo es llegar a ese tipo de mujeres y decirles que pueden aceptar libremente su deseo de ser madres, eso no las hará menos libres, inteligentes, contemporáneas o intelectuales. Y si les cuesta mucho aceptarlo, por lo menos respeten la maternidad de las demás.
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