La capacidad de hablar es propia de todos los seres humanos, pero para desarrollarla es preciso disponer de unas características biológicas, físicas y psicológicas adecuadas, además de poseer aptitudes que permitan interrelacionarse con el medio. Según la doctora Rosana Gil, del centro especializado en pedagogía, 'RV Alfa', un factor fundamental para su desarrollo es la audición.
Paso a paso llega la primera palabra
El aprendizaje del lenguaje es el resultado de la interacción entre la capacidad que tiene un niño para poder hablar y su relación con el medio que le rodea. Esta facultad no tiene por qué darse a una edad concreta. Según la doctora Gil, cada niño es diferente, pero si a los 2 años por ejemplo no ha comenzado a hablar debemos acudir al pediatra, ya que lo corriente es hacerlo sobre los 12 ó 13 meses de edad.Primero, un niño recién nacido presta atención a lo que la gente dice a su alrededor: escucha a su padre, a sus hermanos, pero especialmente a su madre, a la que llamará su atención mediante el llanto. El círculo de personas más próximo ayudará al niño a aprender a hablar de forma natural, por eso debemos hablarle de forma clara, con frases cortas y concisas y llamar a las cosas por su nombre correcto.
Tras el llanto, el bebé comienza a realizar pequeños balbuceos. Es la etapa en la que ya no sólo escucha, sino que también intenta imitar las entonaciones que oye. Observa atentamente los labios de quiénes hablan y empieza a pronunciar sonidos como AJO. Además, también comienza a realizar movimientos coordinados con la boca y la mandíbula para combinar distintas vocales y consonantes. Según la doctora, hasta los 7 u 8 meses realizan un juego bucal por placer; será a partir de ese periodo cuando podamos detectar algún problema.
Los padres debemos estimular a nuestro hijo contándole cuentos, mirándole a la cara mientras hablamos, cantándole, etc. Con todo ello, ayudaremos a que el proceso de aprendizaje siga perfeccionándose, se vayan incluyendo nuevos sonidos y reconozca nuevos tonos e inflexiones. Una vez alcanzado el año pronunciará alguna palabra, entendiendo lo que dice y ayudándose en ocasiones de gestos para hacerse entender. Según la experta ,los niños comprenden antes de hablar, y asocian la palabra a un hecho o persona, hasta que terminan desarrollando palabras sueltas y después palabras-frases que no contienen verbo en un principio.
Comunicación sin problemas
Para que un niño desarrolle su capacidad comunicativa es necesario fomentar varias aptitudes y capacidades. En primer lugar, la intersubjetividad, una capacidad permite trasmitir el estado mental y descartar que no haya ningún problema neurológico que pueda afectar al habla. Por otro lado, está la intencionalidad, que muestra lo que nos motiva a realizar o decir algo y el por qué la realizamos.Asimismo hallamos la ejecución de rutinas interactivas, que consisten en la realización de actividades que se repiten de forma más o menos continua crean hábito. También debemos preocuparnos por la reciprocidad, que consiste en que la comunicación es un proceso bidireccional en el que el uno emite un mensaje y el otro responde. En el caso de los bebés, si un niño llora, la madre responde cogiéndole en brazos, porque está comunicando que le pasa algo.
En cuanto al desarrollo de la audición, según la doctora Gil, hasta los 7 u 8 meses no se aprecia la diferencia entre un niño que oye perfectamente y otro que no. Por último, debemos realizar juegos. Los de manos en concreto, fomentan el desarrollo del lenguaje, pues la motricidad de las manos y el habla son áreas muy cercanas en el cerebro. Todos sus sentidos se desarrollan con las risas y las rimas de estos juegos.
Algo de especial interés que la especialista afirma es que las mujeres que han sufrido partos difíciles corren más riesgo de tener hijos con problemas en el habla. Por ello, si observamos que nuestros hijos no siguen un desarrollo normal, debemos acudir a un especialista para descartar la posibilidad de que sufran problemas de audición, retraso madurativo o problemas neurológicos.
Agradeciemientos a la doctora Rosana Gil, del centro especializado en pedagogía, 'RV Alfa'.