Pero, Febrero terminó y Marzo llegó y con él llegó para mi hijito: el colegio, la terapia de integración sensorial (clic acápara saber más al respecto), la natación (casi obligatorio para los que llevan este tipo de terapia), las actividades del colegio, el fútbol (obligatorio en este país, clic acá) y por supuesto, las tareas (que gracias a Dios hasta ahora son inexistentes) en fin, el pobre chico tiene mil actividades. Y son más aún, si consideramos que en su colegio te dan la opción de seguir una academia de música con clases los sábados y que más o menos, con eso te dan a entender que los niños deben de tener como extracurricular música también, o al menos así lo interpreto yo.
Y me siento recontra mal porque no voy a meter a mi hijo a las clases extra de música del colegio y tampoco le voy a pagar un profesor particular como muchos de sus amigos, pues ya con su terapia y la natación me parece suficiente. Además, él ha pedido fútbol y obviamente a eso sí lo voy a meter. Sobre esto, añadir clases extra de música simplemente porque el resto de padres lo hace me parece excesivo, pero por otro lado surge la pregunta: ¿no estaré colocando a mi hijo en una desventaja? Pues, si el 90% de sus compañeros llevan clases de música, de deporte y de reforzamiento, es natural que esto se vea reflejado en su performance, en su nota y en su comparación con el promedio.
Pero, no. No lo voy a meter. Él me ha pedido fútbol, y también tennis y también taller de circo. Lamentablemente, la respuesta a estas dos últimas ha sido no. Pues, sumar esto a lo que ya tiene me parece sobre saturarlo innecesariamente. Y mi esposo me dice: “quizá deberíamos matricularlo a todo, pues parece que los niños de su generación andan súper ocupados, eso es lo normal ahora”. Pero, ¿acaso estar súper ocupado en mil actividades a los 5 años es normal? ¿Qué todos lo hagan significa que está bien? ¿4 actividades extras no es suficiente? ¿Cuánto es suficiente entonces?
Un niño bueno y feliz.
También me muero de pena que él no pueda elegir sus actividades extracurriculares libremente. Y me preocupa mucho, que yo –a pesar que sé que lo que estoy haciendo está bien – me sienta mal de hacerlo. Simplemente, porque la gran mayoría lo hace. ¿Acaso no he aprendido nada? Y no, no le voy a echar la culpa al colegio, pues ellos simplemente ofrecen más para quien quiere más. La culpa la tenemos nosotros, los padres. Queremos que sean perfectos en deportes, perfectos en ciencias, letras, artes y etc. y… ¡qué difícil es competir con eso! Niños criados (y entrenados) para ser perfectos porque, aparentemente buenos, ya no es suficiente.
Quisiera no caer en el juego, quisiera que no me importe tanto, quisiera un refuerzo positivo que mi hijo está bien sin ser excelente en todo, no quiero que me digan que está bajo el promedio. ¿Si destaca en todo, entonces qué es? ¿Perfecto? Y a mí siempre me han dicho que lo perfecto es enemigo de lo bueno, y por intentar tener un hijo perfecto no quiero olvidarme – no – no quiero olvidarme que ya tengo uno BUENO.