¡Buenos días a todas y feliz lunes! Una semana más que arranca. Por aquí sin muchas novedades y aparentemente tranquila, cosa que se agradece. Estos primeros meses de año siempre suelen ser flojos a nivel de trabajo, así que siempre aprovecho para tratar temas pendientes que me pedís o dedicarme a aquello que más me gusta. Este año, incluso lo agradezco ya que ha coincidido con el momento de quedarme a solas con las dos y empezar nuevas rutinas.
De las preguntas que más se repiten es ¿cómo me organizo? De hecho, hace relativamente poco os escribí un post sobre ello (podéis recordarlo aquí)
Ahora evidentemente nada tiene que ver, ya que con la llegada de Julieta todo ha cambiado mucho. Además tuvimos “la suerte” de que el amore estuvo en casa durante 10 semanas a media jornada, justo trabajaba las horas que V estaba en la escoleta, así que tuvimos margen para coger práctica en esto de ser familia de 4. La diferencia de estar los 4 juntos a verme sola con las 2 ha sido abismal, pero aún así, sigo diciendo que J nos lo está haciendo muy fácil. En mi cabeza me lo había imaginado mucho peor, eso sí, no tengo tiempo para nada más.
Pero voy paso a paso. El amore se va de casa prontito, así que lo máximo a lo que aspiramos es a desayunar algo rápido juntos, y a menudo es nuestro único momento de “dos” del día. El día empieza cuando se despierta una de las dos, generalmente V sobre las 7.30 – 7.45 de la mañana. Estamos un ratito en la cama, cogemos la ropa que previamente hemos escogido el día anterior y vamos al comedor. Mimos, sofá e ir vistiéndola poco a poco y preparando el desayuno. La dejo desayunando y me voy a despertar a la marmotilla de J. Dependiendo de los despertares de aquella noche, o le doy el pecho antes o directamente la pongo en el fular y nos vamos para la escoleta. Llegamos sobre las 8.40 y suelo quedarme media horita por allí. Esto evidentemente en los días ideales (que no me quejo, son la mayoría). Pero por supuesto tengo días de que a las 7 están las dos despiertas, o que se despiertan a la vez, o rabietas o cualquier contratiempo…
Cuando llegamos a casa, ahora mismo, es “sobre la marcha” totalmente. Julieta todavía no tiene ningún tipo de rutina, ni de patrón de sueño, ni nada de nada. Puede pasar desde que llegue dormida en el fular y aproveche para ponerme a trabajar, como que esté despierta y después se duerma, como todo lo contrario. La realidad es que ahora mismo, trabajar más bien poco. También como os he dicho, “tengo la suerte” de que me ha coincidido en época floja, así que estoy tranquila y aprovechando al máximo estos meses de bebé que siento que se me escapan muy rápido.
Así que si me permite escribir un poquito (como hoy) lo hago, y si no, se pospone el post para otro día. Muchos juegos de sofá, de suelo, de teta, de mirarnos, de bañarnos… Lo importante de esta etapa, vaya. Julieta me ha devuelto esa sensación que viví por primera vez con Valentina. Esa sensación de parón forzado. Y cuando después de estar intentando seguir tu “ritmo normal de vida” con un bebé ves que es imposible, te rindes a ese ritmo lento y descubres que es una de las mejores sensaciones que has vivido.
Cuando llegan las 12.30 empezamos a prepararnos para ir buscar a Valentina. Siempre intento que Julieta se duerma sobre esta hora (en el fular) ya que así puedo ir a recorger a la mayor y estar 100% por ella. Hay veces que sí, hay veces que no lo consigo… Espero que a medida que vaya cogiendo rutina y vaya creciendo esta parte vaya siendo más fácil.
Cuando llegamos a casa toca la temida gran hora de la siesta. Estamos en ese punto en que V no quiere, pero la necesita, ya que si no sobre las 5 de la tarde ya no se sostiene y las rabietas van una detrás de la otra. Finalmente, la fórmula que sigo para dormirla, es estando las 3 en la cama y, una de dos: o tengo a J en la teta entre medio de V y yo, y la voy acariciando con los brazos hasta que se queda dormida. O, me dejo a J dormida en el fular y me siento en la cama apoyada por cojines (que previamente he preparado antes de irnos) y abrazo de costado a V hasta que se queda dormida. Esta sin duda es la fórmula que mejor me funciona, pero ya os digo, tienen que alinearse muchos astros. ¡Poquito a poco!
En esa hora y media de siesta es en la que yo aprovecho para comer (si la noche anterior hemos conseguido dejar la comida preparada) y de trabajar un poco, si las dos están durmiendo. Cosas que también me gustaría que poco a poco se fueran ajustando ya que no siempre es así. Cruzo los dedos.
A las 15 voy despertando a V y nos estamos un buen rato las 3 en la cama. Creo que ese es de mis momentos preferidos del día, intento alargarlo y estirarlo todo lo que puedo ya que después empiezan las horas más duras. Preparo la merienda de V y aquí sí que ya depende mucho de como pase la tarde J. Si está tranquila y le apetece estarse en la hamaquita, o en el suelo o sentada encima mío la tarde pasa rápida mientras jugamos en la PlayRoom, bailamos El Petit Príncep, pintamos o lo que le apetezca a V en ese momento. Si J está más sensible la cosa que complica ya que las dos me reclaman y no puedo dividirme, así que siempre termino con la peque en la mochila, y una vez dormida nos ponemos a jugar. El rato que pasa hasta que se duerme puede ser más o menos estresante, las hemos tenido de todos los colores y hay días que se llevan mejor que otros, ¿qué os voy a contar? Pero pasan, la verdad es que pasan. Y cuando el amore entra por la puerta hay veces que le pido 5 minutos de tumbarme en la cama y mirar al infinito para poder bajar la intensidad… aunque antes de que terminen los 5 minutos ya tengo a una personajilla que se mete en la cama preguntando “¿qué fas mama, qué fas?”
Pasamos lo que queda de tarde los 4 juntos, que por suerte, cada vez se alargan más los días y a las 7 empezamos a hacer cenas, a las 7.30 cenamos todos juntos y a las 8 los baños. Si todo va bien, rutina de cremas, cuentos, mimos y a las 8.30 cama y con mucha suerte a las 9 durmiendo. Esta es la rutina que seguimos con V y que hace ya mucho que nos funciona y que antes de que llegara J nos regalaba unas horas de pareja para nosotros. Ahora con J todo es distinto ya que como os he dicho todavía no sigue una rutina y depende mucho de lo que haya dormido por la tarde… Tanto puede ser que a las 9 y también la esté durmiendo como que se haya despertado de una mini siesta a las 8.30 y a las 10 todavía la tengamos por el comedor dando guerra. Así que bueno, vamos haciendo sobre la marcha e intentando que poquito a poco, coja el mismo ritmo de la mayor y nosotros poder recuperar también algo de tiempo en pareja.
Como podéis ver, ahora mismo, estos meses madre a tiempo completo. Y aunque hay días y semanas que se hacen muy cuesta arriba, lo vivo muy diferente en esta segunda maternidad y lo disfruto mucho. Consejos que puedo daros, sobre todo a las primerizas que me escribís: organizaros y dejar muchas cosas preparadas (ropa del día anterior, comidas, espacio para la siesta….) todo lo que podáis avanzar y tener preparado para cuando estéis solas serán puntos a vuestro favor. Y el otro gran consejo es el de reducir las expectativas hasta unos mínimos muy mínimos. Cuando pretendes hacer demasiadas cosas, además de no conseguirlo y frustrarte, te crea una ansiedad en el cuerpo que no es sana. Pedid ayuda, si tenéis a alguien que os pueda echar un cable en las horas críticas sobre todo. Y si como yo estáis solas ante el peligro, pedid ayuda para que os dejen la comida y todo listo para que no tengáis que hacer nada más que estar por lo que de verdad es importante. Se puede recoger por la noche, se puede pasar la escoba menos, la ropa puede esperar 1 día más (o dos o tres) en el tendedero y el lavaplatos no se vacía tampoco pasa nada.
Ánimo a todas las que estéis igual, disfrutad de estos primeros meses que después los recuerdas con melancolía. Haced tribu, haceros un rutina, apuntaros a piscina, a yoga, id a desayunar con mamis que estén igual que vosotras, compartid y reíros, sobre todo reíros y llorar que es muy terapéutico y nos une.