Hay cosas de la infancia que no cambiaría por nada.
Holaaaaa!!!!!¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? Espero que haya sido muy muy bueno, lleno de cosas especiales. Aquí el domingo llegó envuelto en lluvia pero también es bonito pasear entre paraguas, y ver que la piedra de las iglesias del centro brillan bajo la lluvia, y si entras en algún sitio pequeño y acogedor a tomar un café huele y sabe mejor que nunca.
Antes de empezar con el tema de hoy quería agradecer una vez más vuestros comentarios, y también los que me enviáis a través del formulario que hay arriba a la derecha, leer que alguien te da las gracias, así, simplemente porque le gusta lo que compartes pinta de color el fin de semana, así que muchas gracias a quien me escribe esos agradecimientos, no tengo palabras suficientes para decir lo que siento al leer algo así.
Bueno, para no hacer el post interminable empiezo ya,que luego siempre me alargo más de la cuenta, jeje.
Hoy quería compartir mi experiencia con el tema de los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez,o de cualquiera de los seres mágicos de la infancia, y ya antes de empezar os digo que es simplemente eso, mi experiencia.
Lo primero que quiero aclarar es que cada uno educa a sus hijos como mejor le parece, nadie es mejor ni peor por tener unas ideas, pero siempre hay que respetar. Y digo esto porque cuando mis hijos eran pequeños, algunos padres opinaban que la historia de los Reyes y demás personajes solo servía para dar falsas esperanzas a los niños para luego traumatizarlos con la verdad. Yo entiendo que es una forma de pensar, pero entonces lo ideal sería que, ya de paso, le explicasen a sus hijos que los otros niños tienen mucha ilusión con esas creencias y no se les deben estropear contándoles la verdad, y entonces sí que sería una verdadera convivencia.
Ya expliqué lo que me pasó a mí con el ratoncito Pérez cuando mi hijo tenía unos 6 años, lo cuento aquí;Fulanito me ha dicho que el Ratoncito Pérez no exi... La verdad es que a mí me parecía fatal que alguien se creyera con derecho a decir a los hijos de los demás lo que es verdad o mentira, y yo tuve que desmentirlo y pasar unos apuros... Yo quería que mis hijos creyeran en los Reyes y demás, me pareció lo mejor y como tienen muchos primos de su edad y todos creían, pues no me resultó demasiado difícil. En la familia lo primero que hicimos, al ser muchos, fue llegar a un acuerdo y los regalos se daban solo a los niños y a mi suegro, pues era su cumple, a los adultos no porque literalmente nos arruinaríamos aunque al final a los abuelos siempre les caía algo a todos, pero los tíos no. A los niños les explicamos que en la carta solo se pedía para niños porque sino no nos cabrían las cosas en casa, y la verdad es que coló. Y volviendo a mi experiencia mi planteamiento fue el siguiente, aguantarlos con estas creencias todo el tiempo posible dentro de una lógica, no creo que sea normal creer en los Reyes con 14 años, disfrutar esa etapa intensamente y cuando yo considerase que ya había llegado la hora de contárselo buscar el momento y la manera de hacerlo sin dramas ni traumas, y diciéndoles que no tenían que decírselo a los otros niños, especialmente a los pequeños. Los años en los que creían en los Reyes los disfruté mucho, cada año escribíamos la carta tras muchas negociaciones porque el pequeño siempre lo pedía todo, agotaba unas pegatinas que venían en el catálogo para marcar lo elegido y cuando las acababa pegaba pegatinas de sus cuentos o possits, nos reíamos mucho. Y lo único que era "obligatorio" era pedir un libro, por supuesto adecuado a la edad.
Entregar la carta al Paje Real era todo un acontecimiento, en este caso el Príncipe Ben Alí.
En Gijón, como en muchos sitios, los Reyes envían pajes a buscar las cartas así que allá íbamos nosotros, a esperar horas y horas de cola para entregar en mano una carta y recibir un caramelo, que para ellos era un superregalo por proceder de tan insignes personajes. Los nervios que pasaban y la emoción de sus caras es algo que no tiene precio. Además, por entonces, en Gijón, si enviabas la carta por correo desde la oficina de Correos te mandaban a casa una carta con un detallito, cosas como esos laberintos que tienen una bolita o un pompero, con el sello de correos. El detalle en sí era una minucia pero el recibir una carta firmada por los Reyes era algo lleno de magia para ellos, así que yo escribía otra carta con ellos y la echábamos en el buzón, para "asegurarnos por si el paje la perdía" y cuando alrededor de año nuevo nos llegaba la respuesta ya sabíamos que Sus Majestades habían recibido la carta.
Nosotros usábamos cartas compradas para enviar por correo pero al paje le dábamos una hecha por nosotros con brillantina y dibujitos.
Luego, estaba la magia de la Cabalgata,o ir a recibir a los Reyes al Puerto Deportivo, algo tradicional aquí en Gijón. ¡Qué nervios pasábamos! Había que preparar el confeti, ir temprano para pillar un buen sitio, entretenerlos en la espera y por fin llenarnos de ilusión y volvernos todos niños por unos instantes. Y esa noche era taaaannnn especial, nervios preparando el agua de los camellos,leche y galletas para los Reyes, aunque cada año esto cambiaba, algún año era coñac, otro café, ellos decidían, y por supuesto, el zapato debajo del árbol.Y nosotros esperando a que se durmieran, que siemre era tardísimo porque tenían sed, más des, havbía que ir al baño, les entraba hambre, jejeje, lo que inventa uno para ver a los Reyes(como Espinete que siempre lo intentaba pero al final se dormía).Y cuando por fin se dormían la ilusión de preparar los regalos, comer y beber los manjares reales que nos dejaban, algunas veces incluso dejé 3 rastros de brillantina desde la ventana hasta el árbol, era purpurina de tres colores y la idea me la dio una amiga, quedaba genial pero tuve purpurina en casa indefinidamente, jeje. Y a la mañana siguiente...ayyyy, los nervios para levantarse, yo cámara en mano para grabar sus caras, la emoción y el brillo en los ojos y esas ganas de detener el tiempo durante unos instantes para vivir esos momentos una y otra vez. Y el resto del día en mi familia era una locura para ir a por los regalos, aunque nos juntábamos toda la familia en una casa. Y esos días eran días muy muy especiales que han enriquecido la infancia de mis hijos y de mis sobrinos. El tema del Ratoncito Pérez ya lo expliqué en el post que os indico pero más o menos fue igual, momentos bonitos que solo se viven una vez, situaciones que los niños disfrutan con esa intensidad que solo hay en la infancia. Y cuando los niños crecieron y yo consideré que ya era el momento decidí hablar con ellos. Lo primero que tuve claro, y esto puede parecer una bobada, es que no quería decírselo justo antes de Navidad, quería que sus primeros Reyes sabiendo quienes eran tenían que ser en un momento en el que todo eso lo viesen con mucha normalidad, que estuviera bien asimilado, así que se lo dije más o menos en primavera. La forma era lo más difícil, quitar esas ilusiones de golpe es cruel, pero yo me imaginaba que algo sospecharían porque muchos niños llevaban tiempo diciendo que no existían. Así que se lo dije lo mejor posible, dando un ligero rodeo pero sin irme por las ramas, les expliqué lo que a continuación os digo, pero con mejores palabras, es que ahora no las recuerdo bien pero entonces a ellos les convencieron, les dije más o menos que a los niños se les quiere tanto que a veces intentamos que sus sueños se cumplan y entre todos creamos mundos y personajes que no son verdad, pero que hacen la infancia más feliz, pero cuando esos niños son un poco más mayores y les explicamos la verdad, ellos la entienden y como ya son mayores nos ayudan a mantener el secreto y a hacer realidad los sueños de otros niños. Además, lo mejor de esto es que nos pueden ayudar con los regalos de los abuelos o de algún amigo, y que los suyos se van a seguir dando con toda la ilusión del mundo. Por supuesto vamos a seguir participando en la Cabalgata, vamos a tirar confeti y vamos a poner el zapato bajo el árbol. Y en lugar de dejar galletas y leche podemos hacer algo diferente, un cambio de tradiciones, por ejemplo, ir a merendar chocolate con churros después de la Cabalgata,y las tardes con los primos van a seguir, por supuesto, y el roscón que no falte, jeje. La verdad es que lo asumieron muy bien, y como ya no les quedaban casi dientes por caer y los Reyes se veían lejos, la cosa quedó un poco en el olvido hasta que llegó la Navidad. Lo que hice entonces fue ilusionarles igual, demostrarles que las cosas no habían cambiado, que aunque no escribieran carta a los Reyes podían escribirnos una carta a nosotros explicando lo que querían, y con los primos pues sería sorpresa(yo sí lo hablaba para evitar repeticiones). El día de Reyes merendábamos chocolate con churros después de la Cabalgata, a la que íbamos con algunos amigos, y la ilusión de la Navidad siguió siendo la misma.
Además, el hecho de hacerles guardar el secreto ante otros niños y de ayudar con algunos de los regalos les hacía sentirse parte de algo importante y fue una ayuda en esta transición. Y con el tiempo los regalos fueron evolucionando, los juguetes empezaron a convertirse en perfumes, instrumentos musicales, lo que ellos iban necesitando, aunque el libro sigue estando presente.
Y por supuesto, las Navidades tienen que ser blancas.
Si os digo la verdad yo no sé si hice bien o no, creo que eso no lo sabe nadie, pero al menos conseguí que fueran, o más bien que fuéramos felices, y eso es lo importante, los niños tienen que ser felices y disfrutar de la infancia, que pasa en un suspiro y no vuelve y o que no hagan entonces ya no lo harán porque no vas a decirle a un chico de 15 años, de repente que crea en los Reyes,no? Pues eso.
Bueno, perdonad por el rollo y recalco que es solo mi punto de vista, cada uno puede enfocarlo como mejor le parezca, yo elegí la opción más "convencional" y la verdad es que disfruté muchísimo, no cambiaría esos momentos por nada, pero cada uno puede hacerlo como crea mejor siempre que respete a los demás.
Y vosotros¿sois de Reyes, Cabalgata y Ratoncito o preferís que sepan las cosas tal como son? Me encantará leer vuestros comentarios y recordad que si alguien me quiere decir algo en privado tengo un formulario arriba a la derecha, y vuestros comentarios alimentan mi alma. Mil besinosssss y hasta mañana Martes.