Mi hijo entró en esta etapa como cualquier otro niño, casi de puntillas, porque su afición rey es la cocina. Sin embargo, la aparición de los trenes ha provocado que el trono de los fogones se desestabilice. El romanticismo de los trenes ha enamorado durante siglos. Y a mi hijo el tren le tiene abducido desde que, hace quince días, cogimos un Alvia a Barcelona. Porque al pequeñín, cuando le da por algo, le da con fuerza y pasión y nos embauca a todos, claro. Se despierta por la mañana y, antes de saludar con un beso a su madre, te hace el gesto del tren y damos por comenzada la función.
Desde hace días sólo se ve en nuestra casa vídeos de trenes. Gracias desde aquí a quienes, sin otro quehacer, se han dedicado durante horas a grabar el paso de trenes en los pueblos y estaciones del País Vasco, y que lo han unido en un maravilloso vídeo de 45 minutos que suma sin parar visitas en youtube desde que lo vemos en bucle. Bocinazos, pitidos y el chocar de las ruedas contra los rieles, eso es ya música para nuestros oídos.
Ayer se durmió con el vídeo de los trenes y se ha despertado con él. Y, entre medias, pasó la noche abrazado a su nuevo tren en miniatura de juguete. Para qué quieres un peluche blandito y suave teniendo un tren frío y pinchudo que amenaza a la mínima con sacarte un ojo.
Las tardes las pasamos construyendo recorridos de trenes y túneles con los rollos gastados de papel higiénico. Los cantajuegos han sido sustituidos por un nuevo descubrimiento: el hit ‘Trenes, camiones y tractores’ de Árbol, un grupo de rock argentino que descubrimos por casualidad en Youtube. Al parecer, fue todo un bombazo y es un exitazo entre los niños. Viendo las imágenes de este vídeo, con una sucesión de fotos de tractores, camiones, trenes y otros medios de transporte, no me extraña. Aviso -y no soy traidora-, es terriblemente pegadiza, sobre todo cuando llevas escuchándola por cuarta vez en bucle. (El vídeo original es éste).
Y volviendo al tema de los trenes, y por si algún padre de Barcelona comparte nuestra nueva afición, hay otra forma de espolear aún más el amor de los más pequeños por este medio de locomoción. Hace poco, el mismo fin de semana que el Alvia y el metro de Barcelona abrieron los ojos de nuestro hijo, descubrimos Scopic, un espacio monotemático sobre el tren. Es un lugar pensado para niños y padres donde también celebran cumpleaños y fiestas infantiles, con maquetas de trenes, cafetería, ludoteca y tienda y, lo más importante, un tren en miniatura en el que se montan los niños y que está conducido por un maquinista siguiendo un recorrido con curvas, líneas rectas desde las que saludar a los felices padres y túneles (con bocinazo incluido, para alegría de los enanos).
¿Alguna familia más se apunta a nuestro nuevo amor por los trenes?