Antes, y no hace mucho tiempo de eso, en la sociedades rurales los hijos eran un patrimonio importante porque las labores del campo estaba muy poco mecanizadas y hacía falta mucha mano de obra. Los niños enseguida tenían que colaborar en pequeñas tareas . Pero ahora los niños están cada vez más desprovistos de responsabilidades. Algunos, con suerte, cuando decidimos que tenemos la vida más asentada o no hay más remedio por que se pasa el arroz, tenemos un hijo o dos. Cuando alguien anuncia un tercer hijo lo miran con cara de marciano y se preguntan "No serán del Opus?" "No tienen ya bastantes dolores de cabeza con dos" " Pero que les pasa?? No tienen tele!!".
Además cada vez los tenemos más tarde. Yo dije "Con cuarenta ni de palo" y casi con 39 nació el Leoncito. La gente de mi generación tenía 2 o 3 hermanos fácil. No me explico como lo hacía mi madre con 3 hijos seguidos, un año de diferencia entre nosotros, y 1 más trece años después. Hay veces que no llegamos a todo y sólo es un niño, ella con 25 años ya tenía 3. Se supone que somos padres más maduros que lo fueron los nuestros, además tenemos más formación e información. Pero nos pasamos la vida ahogándonos en vasos de agua. Nuestros hijos son tan importantes para nosotros que los tenemos en pedestales, algunos de estos pedestales muy mono por cierto con el nombre bordado en punto de cruz y tó. Son la personificación de nuestros anhelos, esperanzas y tonterías varias. Los queremos tanto, y muchas veces tan mal, que los hemos mitificado. "MI HIJO, EL ELEGIDO" toma ya como Neo en Matrix. No tiene ninguna obligación, sólo tiene derechos y siempre todo lo referente a él es prioritario. Tiene tarjeta VIP. Es el centro del universo, todos los cuerpos cósmicos orbitan a su alrededor. Hay que estar pendiente de todo lo que come, con que tipo de juguetes juega, de si su entorno es suficientemente seguro, o si la cazadora le quedan bien con los zapatos. Si la pajita para tomar el Colacao no es roca puede implosionar en un agujero negro y tragarnos a todos. Tiene que tener la camiseta del Athletic o el disfraz de Elsa, o mejor la camiseta del Athletic con la cara de Elsa serigrafiada detrás. Además, mientras juega a tonterías con la Tablet, estamos pensando en su futuro como ganador del Nobel de Medicina, medallista olímpico y estrella de Hollywood, todo a la vez que para eso es el más guapo. El mío por cierto rubio tipo anuncio.
Claro, cuando uno de estos niños superprotegidos, tiene un encuentro con otro niño con el ego igual de hipertrofiado, pasa lo que pasa. Porque además no les dejamos interactuar con los demás por si solos, siempre les hacemos de intermediarios. "Déjale el coche al nene y hay que compartir".
No sé, pero si el acierto de nuestras madres fue dejarnos ser niños en paz y no darle tanta importancia a todo.