Y somos afortunadas porque...
Nuestro papá es el mejor el mundo.
Mis hijas lo piensan y yo también.
Lo siento mucho, pero no es amor de hijas, es la verdad, desde un punto totalmente objetivo.
Nuestro papá trabaja, trabaja mucho, más de lo que le corresponde, solo para que a nosotras no nos falte de nada, pero nada.
Nuestro papá llega de trabajar (12 horas, ni más ni menos) y no se le ocurre decir que está cansado. Juega con nosotras, mucho. Es el REY DE LAS COSQUILLAS.
Nuestro papá es capaz de dormir 2 o 3 horas, o menos (cuando trabaja por la noche) y dedicarnos el día entero a nosotras, a jugar, ir al parque o de excursión.
Nuestro papá nos quiere, nos quiere muchísimo. No es algo que nos diga, es algo que notamos, porque eso se nota. En los besos, los abrazos y hasta en las miradas.
En la lista de prioridades de nuestro papá, nosotras estamos las primeras siempre. Nunca piensa en él primero, siempre en nosotras.Esto puede resultar un tanto empalagoso, pero es la pura realidad.
Mis hijas adoran a su padre, eso se nota. Y no me extraña, porque se lo ha ganado a pulso.
Pronto empiezo a trabajar, como sabéis, después de una larga excedencia, y lo único que quiero de mis hijas, es que cuando entre por la puerta, me reciban tal y como reciben a su padre, con esa alegría y esa ilusión.
Hoy es un bonito día para pensar en estas cosas y para decir:
TE QUIERO PAPÁ, porque igual que mis hijas adoran a su padre, yo adoro al mío.
Porque es un hombre especial, no hay otro igual, os lo aseguro.
Porque aunque no sea un hombre cariñoso, es un hombre que nos adora, se nota.
Porque gracias a él soy la persona que soy hoy, porque me ha enseñado valores que quiero trasmitir a mis hijas.
Espero que hayáis pasado un buen día en familia, y que no os hayáis olvidado de decirle a vuestro padre cuánto le queréis.
Y si os ha sabido a poco, mañana es un día perfecto para decírselo, porque mañana también puede ser el día del padre...