‘De qué color es un beso’, de la ilustradora barcelonesa Rocío Bonilla, es ahora por ahora uno de los libros favoritos de Maramoto. Y no me extraña, porque diría que su personaje principal, Minimoni, es uno de los más divertidos con los que me he topado en los cuentos que pueblan la estantería que tenemos reservada en el salón para la pequeña saltamontes. Una niña inquieta, divertida, a la que le encanta ir en bici, los pastelitos de crema de fresa y escuchar los cuentos que le cuenta su mamá. Pero por encima de todo, lo que más le gusta a Minimoni es pintar, actividad que le suscita una duda de difícil respuesta: ¿De qué color son los besos?
A raíz de esa incógnita Rocío Bonilla nos lleva de la mano de Minimoni y su increíble capacidad para transmitir sensaciones y sentimientos por una viaje por los principales colores. Tonos que la protagonista asocia a objetos y sentimientos que le gustan y le disgustan, de forma que le cuesta encontrar un color que aúne la calidez, la dulzura y la perfección que para ella representan los besos. Al final, cuando con un beso de su mamá descubrimos que los besos son como los arcoiris, un compendio indisoluble de colores, Minimoni invita a los pequeños lectores a poner colores a sus besos. ¿Cómo serán para nuestros niños? ¿Amarillos como los girasoles y las buenas ideas? ¿Marrones como el chocolate? ¿Blancos y fríos como la nieve?…
‘De qué color es un beso’ es una auténtica delicia. Una pequeña joya colorida y con unas ilustraciones que llaman inmediatamente la atención por lo divertidas que resultan. Para mí, sin lugar a dudas, uno de los más bonitos y apetecibles de los que tenemos en casa. El libro que siempre cojo las contadas veces que Mara me deja elegir. El cuento que ahora mismo recomendaría si alguien me pidiese opinión. Será que en el fondo sigo siendo un poco Minimoni…