La transición desde los alimentos líquidos a los sólidos es un gran paso para tu bebé y para ti como mamá. En este artículo te daremos algunos tips para que este proceso sea lo más tranquilo posible.
Primero, como mamás debemos saber que los alimentos sólidos comienzan a tomar relevancia entre los 4 y 6 meses de vida del bebé, cuando puede sentarse con soporte y tiene control sobre su cabeza y cuello; parece interesado en la comida que consumes y ha perdido el reflejo que hace que expulse cualquier comida de su boca de manera automática. Se recomienda no esperar mucho más allá de los 6 meses para empezar ya que puede acostumbrarse a la dieta líquida y perder interés en los alimentos sólidos.
¿Cómo debería ser la rutina de alimentación?
Tan pronto como tu bebé entiende el concepto de alimentarse y está entusiasmado con la hora de la comida (habitualmente entre los 6 y 9 meses), empieza con una rutina que incluya desayuno, almuerzo y cena. Incluso si en muchas oportunidades no está con apetito, se acostumbrara a la idea de comer de acuerdo a horarios. A tener en cuenta: nunca presiones a tu bebé a comer, si no está interesado sigue con otra actividad.
En este proceso, incluye algunos pasos extra a la rutina para que tu bebé reconozca cuándo es el momento de comer, por ejemplo: lavar sus manos, colocarle el babero y luego sentarlo en su silla, para que se familiarice con el ritmo de alimentación.
No incluir cereales en el biberón
Durante primer año de vida del bebé es importante que se alimente de leche materna, al mismo tiempo que empieza a familiarizarse con los alimentos sólidos. En este sentido, es importante tener en consideración que tu bebé no necesita las extra calorías que los cereales agregan a la leche. A menos que el pediatra lo sugiera, se recomienda evitar que los bebés ingieran cereales junto con el biberón porque puede provocar que sin querer el bebé inhale el líquido en sus pulmones producto del reflejo nauseoso.
Introducir un tipo de alimento a la vez
Cuando los bebés empiezan a comer alimentos sólidos, tardan un poco en acostumbrarse a las nuevas texturas y sabores. Es importante en este punto armarse de paciencia e intentar varias veces con un mismo alimento hasta que estemos seguros de que no les gusta. Hay bebés que tardan hasta 10 veces en aceptar determinados alimentos, y eso es algo a considerar para no frustrarnos rápidamente.
Por otra parte, todavía no sabemos qué reacciones puede tener el bebé a los alimentos. Es en esta etapa en donde comienzan a verse algunas reacciones alérgicas a algunos alimentos, y es por este motivo que se recomienda dejar pasar unos 3 o 4 días entre una nueva comida y la siguiente, ya que de este modo será más fácil identificar algunas reacciones como diarrea, vómitos o erupciones, aunque muchas de estas reacciones aparecen dentro de las 4 horas posteriores a la ingesta de alimento.
Alimentos a evitar en estas primeras etapas
Miel: puede causar botulismo
Leche de vaca: mantenerse con la leche materna y fórmula como la principal bebida hasta que el bebé tenga un año de vida.
Nueces, palomitas de maíz, uvas, arándanos, y todo tipo de fruta que sea pequeña: son alimentos que pueden producir asfixia.
Siguiendo con las cosas a evitar en este proceso, se recomienda no alimentar a los bebés directamente del frasco en donde viene la comida a menos que estés segura de que lo va a terminar. Hay bacterias en la boca de tu bebé que podrían contaminar el restante de alimento en el frasco. A su vez, debes tirar los frascos de alimento dentro de las 48 horas de abierto.
Alimentos hechos en casa
A la hora de cocinar para tu bebé, se recomienda hornear, asar, cocinar al vapor o en microondas en lugar de hervir o freír alimentos porque estos últimos métodos quitan muchos nutrientes a las comidas. En relación a los vegetales, tratar de evitar la remolacha, zanahoria, espinaca, col o nabo, ya que en algunas zonas puede que contengan muchos nitratos y eso puede derivar en anemia en los bebés. También se recomienda evitar frutas cítricas como las naranjas o los limones.
Otro punto a considerar es la necesidad de Vitamina D que tienen los bebés. Usualmente obtienen esta vitamina de la leche materna, pero no se aprovecha al máximo, entonces se sugiere añadir un suplemento vitamínico especial para bebés en el biberón para evitar su falta (consultar a tu pediatra en relación a esto).
Como mencionamos antes, es un proceso que lleva tiempo y paciencia, pero una vez que los bebés empiezan a entusiasmarse con la rutina de alimentarse se hace cada vez más liviano y divertido.
Último tip y quizá el más importante: ante cualquier duda sobre qué alimentos darle a tu bebé o a alguna reacción que pueda haber tenido, consulta a tu médico pediatra de cabecera, nada mejor que un profesional para brindarte la información que necesitas.
Artículo elaborado por el equipo de Rizog.com