Antes de meterme de lleno en este mundo de embarazos, partos, bebés y maternidad en general, mi idea de la infertilidad era algo abstracta. Para mi era un concepto lejano del que sabía muy poco. Por no hablar de mis conocimientos relacionados con el tema de la reproducción asistida: cero patatero.
Mi intuición (y algún médico) me decía, que mis periodos mega irregulares (en ocasiones existentes) y mis ovarios poliquísticos, no iban a ponerme fácil la tarea de ser madre, pero no era algo en lo que pensase demasiado, nunca me plantee qué pasaría cuando llegase el momento.
Pero el momento llegó y ese concepto de “infertilidad” que había ignorado durante tanto tiempo vino de golpe para darme un hostiazo en toda la cara. Por más que lo intentábamos el embarazo no llegaba y el tiempo pasaba. En estos casos, esos días, meses, años, siempre juegan en tu contra y el pensamiento de “teníamos que haber empezado antes” retumbaba en mi cabeza a todas horas.
La aceptación es dura pero imprescindible porque como en casi todo, cuando asumes que hay un problema es cuando eres capaz de empezar a ponerle remedio. Así que si, hace tiempo que asumí que soy infértil, que mi cuerpo es genial para algunas cosas, pero horrible a la hora de crear vida. Puede hacerlo, a la vista está, pero le cuesta, le cuesta mucho.
Muchas veces he pasado de puntillas sobre como fue la búsqueda de Olivia, y en algunos posts he mencionado que no fue fácil. En mi perfil de Instagram me defino, entre otras cosas, como “Mamá por FIV de Olivia” pero nunca he hablado en profundidad sobre el tema de la infertilidad ni de la reproducción asistida.
Hoy ha llegado ese momento, hoy salgo definitivamente del armario de la infertilidad y hablo de mis tratamientos de reproducción asistida.
Algunas personas, las más cercanas, conocen nuestra historia pero la gran mayoría no saben que para llegar a Olivia necesitamos pasar por 3 inseminaciones artificiales, una fecundación in vitro y dos transferencias. Se dice rápido, y en realidad, en comparación con otros casos, no tardamos “tanto”, pero a mi se me hizo eterno.
Entre agosto de 2015 y marzo de 2016 nos sometimos a 5 tratamientos de reproducción asistida. Durante esos meses vivimos cosas bonitas y no tan bonitas. Sergio y yo nos unimos mucho como pareja, lo vivimos todo con mucha ilusión y mucho amor, pero también hubo momentos muy duros. Dos tratamientos negativos y dos embarazos o abortos bioquímicos, no son fáciles de afrontar.
Afortunadamente no tiramos la toalla y seguimos adelante hasta que Olivia decidió quedarse con nosotros. Ese último embrión de calidad B que tuvimos que descongelar y en el que yo tenía muy poca fe, está revolucionando día a día nuestras vidas y llenándolas de felicidad.
Yo soy infértil, y como yo miles de millones de mujeres en todo el mundo. Es un tema del que se habla muy poco (afortunadamente cada vez más) y con el que convivimos día a día sin saberlo.
Cuando yo comencé a “tener que meterme” en este mundo de la infertilidad y los tratamientos de reproducción asistida no conocía a nadie que hubiese tenido problemas de este tipo. En cuanto empecé a comentarlo y a preguntar, los casos similares al mío se multiplicaban a mi alrededor: familiares, amigas, conocidas, vecinas. Algunos casos eran en primera persona, otros eran experiencias de hermanas, primas… pero casi todo el mundo conocía a alguien en mi misma situación.
No es que no haya casos, hay muchos, es que no se habla de ello. Supongo que gritar a los cuatro vientos que carecemos de una capacidad que debería ser innata, no es fácil. Es como si un pájaro no pudiese volar, o un pez no supiese nadar, una put***.
Porque si, la infertilidad es una gran put*** y muy cara. Tienes la opción de hacerlo por la seguridad social, y esperar un par de años (siempre y cuando seas menor de 40 años, heterosexual y sin hijos) o hacerlo en una clínica privada y dejarte hasta los higadillos. ¡Ah! ¿Qué no sabes si vas a poder tener hijos? Pues como regalito, espérate hasta que te llamemos “vete tu a saber cuando” mientras ves pasar el tiempo y tu fertilidad va a menos (a partir de los 35 el tema se pone chungo por minutos) o gástate todos tus ahorros en algún que otro tratamiento. Sin ninguna garantía de éxito, por supuesto. Porcentajes muchos, garantías ninguna.
Desconozco si os interesa el tema o no, pero creo que hablar de ello puede ayudar y mucho, así que a partir de ahora quiero escribir más sobre todo lo relacionado con la infertilidad y los tratamiento de reproducción asistida. De otra cosa no, pero de esto se un rato. Así que si os resulta interesante o tenéis alguna duda, os animo a que habléis alto y claro. ¿Sois infértiles? ¿Vuestro embarazo no llega? Decidlo sin tapujos y quitaos un peso de encima.