Sí, aún quedan días pero no demasiados.
Este embarazo ha sido esperadísimo y buscado pero jamás me habría imaginado que lo disfrutaría tan poco ni que surgirían todas las dudas, temores y pensamientos negativos que han surgido a lo largo de estos 8 meses.
El hecho de no poder dedicarme a penas a mí porque tenía que cuidar 24h. de Ahmed Nur me hizo empezarlo de forma muy agotadora (aunque eso es lo más normal del mundo), pero varias de las circunstancias que nos han ido ocurriendo después han ido mermando mi confianza, mi ilusión, hasta el punto de creer que deseaba cosas que no eran reales. Pero todo es un camino de aprendizaje.
Ahora llevo aproximadamente un mes y medio de reposo absoluto y han cambiado muchas cosas. Ya la experiencia del hospital fue tan fuerte para mi que me hizo reflexionar mucho. Alhamdulillah!
Ahora, cumplida la semana 36 y estando en la 37, veo que el momento se acerca veloz y suave. Ahmed Nur nacería en una semana y media, así que, ya veis.
Hoy me han dicho que los bebés llegan cuando una menos lo espera y seguro que será así. De todas formas, las ideas, los deseos y pensamientos dentro de mí van cogiendo otras formas y colores. El temor va fundiéndose con la ilusión. Y es que estoy tan cerca de abrazar a mi bebé... ¿Cómo explicar eso si no se ha vivido?
Cuando miro a Ahmed Nur, le escucho, veo como crece, las cosas que me cuenta, y echo un vistazo a atrás, siento mi pecho inmenso de felicidad. El amor de mi hijo, de ser madre, me ha hecho una persona nueva. Observando a esa persona siento que no puedo amar más de lo que le amo a él y de que pasaría mil cosas por volver a tenerle a mi lado. Es un sentimiento de amor tan puro, bello y sagrado que ponerle palabras le hace más mundano. Y ahora pienso: "vivir todo eso de nuevo"... ¡¡Vivirlo de nuevo!! Amar así a otra personita... Uff! La generosidad de Allah no tiene límites.
Llegará un momento en el que sentiré dolores y, posiblemente, pensaré "ya viene el temido parto". Pero sé que recordaré que eso tiene un significado: voy a conocer a mi hijo (o hija, Allah sabe). Veré su carita, lo refugiaré en mi pecho, pondré mi dedo en su manita, besaré su frente.
Sí, habrá llantos, volveré a encontrarme en ese momento de querer descansar y recuperarte mientras tienes que levantarte varias veces a dormir al recién llegado, quitarle la caquita o darle pecho. Pero le pondré su ropita, se dormirá en mi pecho, en su fular, saldremos a sentarnos al solecito con los pájaros y, lo que es más importante para mí, tendré a su hermano mayor a mi lado para todo. Con sus momentos buenos y malos, pero ya no estará solo. Empezará una nueva aventura, seremos una nueva familia, una de 4. InshAllah.
Y no tengo prisa en que las cosas sucedan. Tampoco deseo que se retrasen. Todo llega cuando tiene que llegar y el fruto maduro cae del árbol en su debido momento. Pero ya siento la llegada de mi bebé. Visualizo casi todo el día nuestro reencuentro, casi sin darme cuenta.
Haced dua, pedid por nosotros, que todo vaya bien. InshAllah en unos días ya seré una nueva mamá. Una mamá de dos seres benditos.