Yo sé que tengo mucha suerte, porque no muchos niños pueden disfrutar tanto de su mami como lo hago yo, creo que ni mi chache pudo. Ella decidió dejar de trabajar para poder llevarme de acá para allá con todas mi terapias, mis pruebas y mis cosas…y menos mal, porque no paramos.
Sobre todo estas semanas. Yo estoy agotado y mi mami igual.
Y es cuando no es por la dependencia, es por la evaluación de desarrollo y, cuando no, es por que voy a entrar en el cole; pero todas las semanas tenemos que ir a hacer alguna prueba de esas en las que unas personas se sientan a tu lado o delante de ti y te empiezan a hacer preguntas.
Que si qué es esto, que si qué hace la vaca o el perro, que si coloque las fichas en el puzzle o en la torre, que si sople unas velas de madera o de un beso a un muñeco, que si ponte a jugar, que si ponte a charlar, que si dime quién se acuesta o quién se peina…..uffff que aburrimiento.
Yo ya sé que lo hacen por mi bien pero vamos, es que me aburro y a veces no me apetece ya mas jugar, ni montar torres y me da igual quien se peina o quien se acuesta. Además, a veces no entiendo que me preguntan o no me entienden a mi, porque yo me lo he aprendido en un idioma distinto, y eso ellos no lo ven y yo no sé como explicárselo.
Y mi mamá lo sabe y, a veces, se pone nerviosa porque se da cuenta de que no lo hago porque no quiero, porque me aburro o porque no me lo dicen cantando…ella cree que mi potencial es mayor que el que ven los demás y confía en mi como la mama de Forrest Gump confiaba en él.
Menos mal que las pruebas van saliendo bien y la gente que nos vamos encontrando por el camino no hacen más que ayudarnos, quitarnos piedras y ayudarnos a llevar el cazo, como le pasa a Lorenzo.
¿Sabéis quien es Lorenzo? ¿No? Pues no dejéis de ver este vídeo y lo sabréis.