Seguramente muchos de vosotros recordáis esta frase que se repite varias veces en la película “Criadas y Señoras” cuando el personaje de Aibileen, la criada negra, se la dice una y otra vez a la niña blanca Mae Mobley.
Está claro que el objetivo de Aibileen era el de sembrar grandes dosis de autoestima en la pequeña Mae de forma que cuando ésta fuera creciendo y haciéndose mayor, siempre tuviera presente estas palabras como si se hubieran grabado a fuego en su cerebro.
Un caso real
Hace unos meses, mientras comíamos en una terraza, me quedé estupefacta al observar a una madre que no paraba de decirle a su hija (la mayor de dos hermanos) de unos 6 años “Mira que eres mala”, “Es que eres malísima” “No paras de hacerle cosas a tu hermano. Es que eres muy mala”.
Durante las dos horas de comida, estas frases se repetían como un mantra hasta que yo misma miraba a la niña en cuestión y me parecía estar viendo a la encarnación de Chucky el muñeco diabólico. Vamos, que no me quedaría a solas con ella de noche…
Bromas a parte, eso me hizo pensar: ¿Hasta qué punto el lenguaje nos condiciona? ¿Hasta qué punto podemos influir en el desarrollo y el carácter de un niño con el lenguaje que empleamos?
Supongo que un psicólogo nos los podría explicar muchísimo mejor que yo, claro está, pero desde luego, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que para tu hijo, tú y todo lo que dices tú es un referente.
Si tomas conciencia de la influencia que ejerces en él, seguramente prestes más atención al tipo de lenguaje que usas.
Si no paras de repetirle a tu hijo, que es un poco trasto, “qué malo eres” o “qué torpe eres” o “mira que eres desobediente”, “bruto” probablemente el niño termine asumiendo sin paliativos que es un
t o r pe d e s o b e d i e n t e m a l o b r u t o
¿Has pensado cómo sería si en lugar del verbo “ser” utilizaras el verbo “estar”
“Estás haciendo cosas malas” “hoy estás algo disperso” “no me estás haciendo caso” “no hagas eso que puedes hacer daño”. Lo que conseguirás con esto es NO reforzar una condición en el niño si no simplemente corregirle un mal comportamiento. No es igual SER algo que comportarse de una determinada manera ¿no crees?
He oído millones de veces aquello de que cuando somos niños, somos todo creatividad, todo ganas de hacer cosas, todo ganas de aprender, no tenemos sentido del ridículo, no nos importa intentar las cosas una y otra vez aunque fallemos. La infancia es un aprendizaje continuo y considero que uno de los pilares debe ser siempre la
a u t o e s t i m a
¿has probado a decirle a tu hijo cada día “qué bueno eres” “qué listo eres” “tú eres importante para mí” “tú eres genial”?
Yo lo hago cada día, cada vez que me acuerdo, cada vez que El Niño hace algo bien, cada vez que me abraza, cada noche antes de dormir, cada vez que me acompaña de compras a pesar del aburrimiento, cada vez que se esfuerza en algo.
Tú eres bueno, tú eres listo, tú eres importante
Estoy segura de que para ti, tú hijo es lo mejor que te ha pasado. Que intentas esforzarte cada día para ayudarle a crecer, para ser más autónomo, más independiente, más empático, más creativo. Que luchas constantemente por su felicidad, por hacer de él mejor persona en el futuro. Más capaz.
¿es así?
Pues entonces debes poner atención a la forma en la que le hablas. Al lenguaje que empleas ¿no crees?
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