Pesando tan solo 2,5 kilos, estaba en peligro la vida del bebé.
Los médicos detectaron el problema en la semana 31 de gestación. Esta arritmia y una cantidad de líquido en la pleura del bebé eran los indicadores de un parto excesivamente prematuro y exponía al bebé a un riesgo de muerte.
Fuente: Twitter Dr Vicente Nario
Los doctores trataron de reducir las pulsaciones del bebé con medicamentos a través de la madre, consiguieron disminuirlas a 200, pero eran excesivas aún.
También lograron retrasar el parto una semana, pero tampoco era suficiente para que el pequeño se formase correctamente.
Max nació prematuro e ingresó inmediatamente en la Unidad de Cuidados Intensivos neonatal. Dos semanas después del nacimiento del pequeño se tomó la decisión de operarle, asumiendo todos los riesgos que ello conllevaba, ya que este tipo de operación es habitual realizarla cuando los pacientes superan los 15 kilos de peso.
Fuente: Twitter lavozdelsur.es
La arritmia se produce por una anomalía en el músculo cardíaco que altera el circuito eléctrico del corazón, el objetivo principal era que a través de la sangre de la madre y de la placenta, el medicamento llegase al feto, pero no lograron reducir las pulsaciones de Max, por lo tanto, se vieron obligados a operar al pequeño.
Operar un corazón débil y del tamaño de una nuez es una tarea muy difícil y arriesgada.
La arritmia incesante ocurre en uno de cada 5.000 embarazos y generalmente el tratamiento con fármacos es suficiente para corregir el problema.
Afortunadamente a día de hoy, Max se encuentra en perfectas condiciones. La operación fue todo un éxito y es todo un hito en la sanidad española.
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