Y de esto vamos a hablar hoy, como viajar en avión con mellizos y sola. ¿Mellimamá es valiente o inconsciente?
El viaje de ida fue duro pero el de vuelta fue aún más difícil, sobretodo porque la vuelta era de día y eso letal! De día los niños tienen aún más energía para que las situaciones habituales se tornen incontrolables y si a esto le sumamos que Mellimamá viaja sola con los dos pequeños, el show está a punto de comenzar.
Resultó ser que en este viaja Mellipapá solo se pudo escapar unos días y siendo un viaje tan largo, decidimos que yo me quedara una semana más con los mellis. Temía el viaje de regreso porque en esta ocasión volvíamos haciendo escala en Madrid, algo que suma un punto más de estrés a un viaje ya estresante de por sí, pero lo peor estaba por llegar.
Hay que decir que el aeropuerto Ezeiza en Argentina ha mejorado su servicio para quienes viajamos con niños y ahí todo son prioridades (migraciones, control, etc) ahorrándote tiempo y esperas que cuando vas con niños les altera. Pero cualquier viaje de tantas horas crispa los nervios a cualquiera; dormir en turista resulta una tarea compleja, los niños aburridos de tanto agotamiento no hacen más que jugar con el mando de su asiento para cambiar la peli, llamar a las azafatas o encender y apagar la luz, cuando no tirar los chupetes bajo los asientos o cualquier cosas que llegue a su mano.
Pedir comida infantil solo sirvió para que llegara antes, porque la verdad es que mis niños no se la comieron. Eso de ponerles caritas a las salchichas o a la ensalada más que motivarles, les echó para atrás y terminaron “robándome” mi arroz con pollo, así que me tocó hacer dieta.
A 30 minutos del aterrizaje, al grito de “vámonos, vámonos” mi pequeño príncipe se puso histérico y no había manera de ponerle el cinturón. De los nervios vomito un poco y la azafata de turno se acercó para decir “el niño está haciendo marranadas” como si estuviera tirando la comida por el aire. No señora, se puso nervioso y vomitó! Pero en lugar de traer algo para limpiar, se le ocurrió traer una bolsita, como si mi niño en estado frenético fuera a vomitar en ella. Benditas toallitas que nos salvaron, porque la azafata lógicamente no trajo ni un paño para limpiar. En fin… la ayuda de las azafatas brillaba por su ausencia y en todo el viaje nadie me dio una mano para lidiar con ellos, ni cuando íbamos al lavabo.
Barajas es bien conocida por sus distancias eternas que se recorren a pie y en pocos casos en lanzadera, por hacer que un vuelo internacional llegue a pista y no a finger. Pero llegar a Madrid a las 5 am y que no te faciliten el cochecito que todos los padres habíamos pedido con insistencia después de haber esperado en la escalerilla del avión para ver si nos lo daban con un fresquito de madrugada, no tiene precio.
Al llegar nos dijeron que de todos modos en el aeropuerto hay servicio de cochecitos gratuitos, lo cual es cierto, pero no en todas las terminales y en esta claramente no había ninguno a la vista. Y desde luego no cuentan con cochecitos gemelares. Discutir con el guardia de turno no sirvió de nada más para atraer la atención del personal del aeropuerto. Aunque sí atrajo la buena voluntad de algunas personas.
Un par de chicas al pasar se acercaron y me dijeron que me admiraban y me hicieron la ola porque me habían visto pasar varias veces al baño con dos pequeñuelos pasillo arriba, pasillo abajo. Al menos me arrancaron una sonrisa entre tanta bronca.
Y luego se acercaron otros padres, que al viajar en pareja y con un solo niño me echaron una mano, porque al personal de Barajas poco le importaba cómo llegaríamos a nuestra puerta de conexión.
Pasar el control tampoco fue sencillo. A diferencia de el aeropuerto de El Prat, que cuenta con paso preferente para familias, en el control de Barajas el empleado de turno no tenía interés en trabajar a las 5 am y viendo que llevaba un niño en brazos porque no quería andar y a otra de la mano más dos bolsos a cuestas, me hizo pasar personalmente las tarjetas de embarque a mano, como si él hombre fuera manco!
Pasar migraciones fue a fuerza de imponerme cargando a dos y saltándome las colas, explicándole a la oficial de turno que si no me dejaban pasar mi hijo entraría en crisis, porque en Madrid a esa hora era la ley de la jungla en una cola interminable ya que a donde llegamos, no había prioridad para niños y embarazadas.
Y para terminar en la puerta de embarque, la empleada de la compañía pidió que le pusiéramos las tarjetas de embarque con cada pasaporte. Ya al borde de mis fuerzas, una voz interior rabiosa se adueñó de mí y le espetó un “Ud. me está tomando el pelo?” a lo cual, ni lerda ni perezosa mi respondió “Ud. me está tomando el pelo a mí?? Yo no tengo la culpa de que Ud. viaje con dos niños!!” Pues claro que no, pero cumplir un servicio y ayudar sí es parte de su tarea. Está claro que la señora tuvo que hacer una poco más de tarea, porque le toco poner cada pasaporte con su tarjeta de embarque Así que agradeciéndole irónicamente y mandándola a tomar un curso de atención al cliente, dejé Barajas, indignada con la pésima atención y la falta de empatía.
Ya en el avión, los mellis se durmieron todo el viaje y no se despertaron cuando me dieron el cochecito en la puerta de salida del avión, ni al coger las maletas para lo cual tuve asistencia del aeropuerto de Barcelona ni cuando subimos al coche camino a casa.
Ni valiente ni inconsciente, solo una superviviente con anécdotas que contar!
Anécdotas aparte, mi consejo es que si vais a viajar en avión con mellizos/gemelos en vuelos de varias horas, en los casos que sea factible lo hagáis siempre sin escalas, y si es posible viajar de día es más recomendable a la ida que a la vuelta, lo cual puede variar de una compañía a otra. Y si podéis evitar algunos aeropuertos donde no te tratan bien, mejor que mejor, solo habrá que elegir una compañía que no pase por es aeropuerto y ya!
Nota: Tened en cuenta que antes de los 24 meses, si los niños no son físicamente grandes para ocupar aún asiento, las mamás o papás de mellizos no podemos viajar solos con dos bebés encima y no hay servicio de acompañante en el avión cuando viajas con menores de 24 meses, así que toca esperar a que ocupen sitio.
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