Ser hijo de padres separados o divorciados no es algo fácil, pero hoy en día la sociedad ha avanzado mucho y ya no existe la creencia retrógrada de que un hogar mono parental ha de constituir un hogar desestructurado.
Sin embargo, es cierto que cuando una pareja con hijos se separa, pueden presentarse problemas de toda índole. Inconvenientes que, seguramente, se hagan más patentes en épocas festivas como la Navidad, época caracterizada por el tiempo libre para disfrutar con los seres más queridos.
Cuando se rompe un matrimonio
Cuando una pareja decide que es incompatible y toma la determinación de separarse, está terminando con una etapa crucial en su vida que, obviamente, le va a costar un gran esfuerzo superar.Asimilar una ruptura y hacer que ésta sea lo más llevadera posible para todos parece una proeza que sólo los más aptos o privilegiados pueden conseguir. Sin embargo, es algo vital para la relación con los hijos.
‘Quedar como amigos’ es una utopía para hombres y mujeres llenos de dolor, rencor y decepción, que ven como su vida cambia de forma radical, al menos hasta que logran superar el tránsito a la nueva etapa. No obstante, con el paso del tiempo pueden encontrar una poderosa razón por la que canalizar la negatividad y sustituir ese cúmulo de emociones negativas por otras más pacíficas y neutrales. Esa razón es el hijo o los hijos que comparten, circunstancia que van a tener toda la vida en común.
Decir la verdad con delicadeza
Un niño de padres separados no es un niño potencialmente infeliz. La separación ha de verse y de presentarse al menor como la mejor de las soluciones que han podido tomar sus padres dadas las circunstancias.Es casi imposible que un chaval, sobre todo si es muy pequeño, logre entender cómo sus padres pueden estar mejor separados, que juntos, pero es indispensable que este concepto le quede claro ya que con el tiempo y su evolución a la vida adulta, se irá dando cuenta de que así es y, lo más importante, que en ningún momento se le ha ocultado lo que ocurría entre sus padres
Cada tres minutos, un divorcio
Las estadísticas en España no son nada alentadoras en cuanto a la supervivencia del matrimonio. Según datos de finales de 2007 cada tres minutos se divorcia una pareja. Y eso que estamos hablando tan sólo de divorcio, no de una separación de mutuo acuerdo.Actualmente no se conoce con exactitud el número de parejas que están sencillamente ‘separadas’ para ahorrarse un proceso legal costoso y seguramente traumático. Los expertos legales aseguran que tuvo mucho que ver la reforma de la Ley relativa al divorcio que se implantó a finales de 2005 ya que la entrada en vigor de la misma supuso una agilización de los trámites. Después de dos décadas, al fin divorciarse se trataba de un proceso no tan lento y costoso como lo era antaño.
Que ellos noten el respeto mutuo
Según el profesor César Manzanos, de la Universidad del País Vasco y autor del libro 'la separación matrimonial', el pago de una hipoteca es tan sólo una de las diversas y a veces increíbles pero ciertas causas de que una pareja continúe unida a pesar de 'no soportarse el uno al otro'. Algo, que con toda probabilidad se acentué más con la crisis económica que estamos atravesando. Pues, aunque se hayan dado cambios importantes que agilizan el proceso del divorcio, todavía 'nos cuesta dinero' romper una pareja de forma oficial.Ni todos los matrimonios terminan en similares circunstancias, ni todos los niños se toman igual una ruptura por parte de sus padres.
Los psicólogos encuentran respuestas en diversos factores que afectan a la familia. Algunos de ellos son las condiciones en las que la pareja decide tomar esa determinación, pasando por el estado psíquico y emocional de los ex cónyuges, la edad que tienen los hijos durante la ruptura, si son o no hijos únicos, el rendimiento escolar de los mismos.
Alentar al ex marido o ex mujer a que se vea al hijo en común con frecuencia, es otro punto a favor de la salud emocional de todos los implicados.
Los psicólogos insisten en que es importante que los hijos perciban que va a continuar existiendo respeto y comprensión entre sus padres. Asimismo, que se den cuenta de que sus progenitores van a continuar queriéndoles igual y que la dedicación, el amor y el interés por sus vidas no va a cambiar.
Agradecimientos: a César Manzanos, profesor de la Universidad del País Vasco.