Y siento que el cansancio se ha ido acumulando sin darme cuenta, cuando ilusamente creía que tenía energía para todo. Voy a empezar por el principio…el final de año
El fin de año, agota. ¿Será que uno mantiene las energías y la resistencia todo el año como en un modo automático, y a final de año sencillamente salen todos los cansancios? Es algo que siempre había escuchado cuando vivía en Barcelona, que el fin de año era agotador. Y resulta que aquí es lo mismo.
No se si será psicológico, o realmente fin de año es mucho más de lo que uno hace el resto del año, o quizá será que no hay descanso. Aquí tiene más sentido, porque en Chile el fin de año coincide con el fin de curso, y con la primavera y el buen tiempo, y obviamente la Navidad. Y la época previa a las vacaciones de verano.
Eso quiere decir que: después de Fiestas patrias en septiembre, llegan los cumpleaños que no se han celebrado el resto del año, desde mediados de octubre hasta diciembre seguramente todos los fines de semana tengas cumpleaños, probablemente ambos días (y si tienes más de un hijo, coge la agenda) Al final de curso, también se suman cumpleaños entre semana, después de clase.
Además, obviamente no podemos olvidar de los eventos escolares de navidad, o de cierre de curso. Súmale los eventos de empresa, o con grupos de amigos, todo esto antes de los eventos familiares propios de las fiestas navideñas (empiezo a pensar que ya sé porque en Chile el 25 a media tarde ya parece que se han olvidado de la navidad)
Es una auténtica locura. Un ir y venir constante, horarios locos. Uno acaba agotado. Y entonces me paro a pensar. Esto lo hacemos para que los pequeños de la casa vayan a todo. Que no falten a ningún cumpleaños, porque lo pasan bien con sus amigos, se entretienen…. pero ¿no será demasiado?
Uno entra en una inercia en la que, cuando los niños están más cansados por el final de curso y además los días se alargan y las horas de sueño se reducen, y volvemos a llevarlos corriendo de un lado a otro. Recuerdo que el primer año que me pasaba esto, hasta fui a dos cumpleaños la misma mañana!
Veo a mis hijas, encantadas con el ir y venir de los cumpleaños, con las sorpresitas, con reír y correr con sus amigos, como lo primero que preguntan un sábado es “adonde vamos hoy?” pero también las veo cómo llegan agotadas a la hora de dormir, aunque tratan de resistir, también siento cómo costaba levantarlas a la hora que toca las últimas semanas de clase.
Después llegan las vacaciones y los niños pasan el primer mes en cursos de verano. Muchos de ellos pasa todo el día fuera de casa, como en época escolar. No es lo mismo, porque no estudian pero siguen madrugando, siguen llegando agotados. Y además hace buen tiempo, y quieren ir al parque, a la piscina, la luz les extiende los días y se duermen tarde…y es como un círculo vicioso. Porque a la que se dan cuenta, vuelve a empezar el colegio.
¿No será mucho?
¿Pasará algo si decimos que no a un cumpleaños de cada tantos? ¿podremos sencillamente no apuntarlos a todo? Para que descansen…una semana, o un día al menos!!
También es verdad que la mayoría de las familias aprovechan para tomarse vacaciones en verano, y ahí descansan todo. Quizá eso nos ha faltado aquí, que las vacaciones han consistido en un fin de semana de 4 días…y nada más.
Lo que sí hicimos fue, en pleno diciembre, el único fin de semana de 3 días que había, lo guardamos para no hacer nada. Nada de nada. Al final igual hicimos un montón de cosas, pero sin programación, sin correr. Y gracias a que tengo dos hijas bien distintas, decidí que ellas iban a poder elegir si hacer actividades en verano o no. Una quiso hacer un taller dos semanas, unas horas al día. La otra, dijo que quería sofa y tele.
Y las dejé, porque también tienen derecho a aburrirse, a descansar, a no hacer nada, a tener que pensar en cómo entretenerse. Y la verdad, ha funcionado. Ellas que siempre se pelean toooodo el dia, han logrado reencontrarse este verano. Han inventado montones de juegos, han rescatado juguetes que no sabían ni que existían aun.
La que creo que no ha descansado he sido yo, que del fin de curso, pasé a entretenerlas a ellas con actividades veraniegas, y de ahí de vuelta a los horarios y turnos escolares. Quiero vacaciones!!
Con ese aburrimiento y ese estar en casa, ellas han vuelto a clase con ganas de volver, de ver a sus amigos, pero también con ganas de estar juntas por las tardes. Yo ni me he enterado que ha pasado el verano, y esta semana ya entramos en el otoño.
Así que de las intenciones para este año voy a tener que sumar una, la de dejarse días sueltos para no hacer nada, aprender a decir que no a eventos por compromiso, a prender a aburrirse, retomar al lectura, que apenas he leído un libro en 2017 (bueno, de hecho lo he leído ahora en verano pasando noches sin dormir…) y volver a recuperar rutinas para mí también, que sino hasta el blog se queja de que paso poco tiempo por aquí…
Veremos si lo consigo.
Feliz semana!
Fuente: este post proviene de Asi piensa una mamá, donde puedes consultar el contenido original.
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