Hemos elaborado una lista con errores que cometemos los padres basándonos en un artículo aparecido en el diario “La Vanguardia” que versaba sobre el tema y en nuestra propia experiencia y en casos cercanos a nosotros.
1. El padre es el profesor.
Son muchos los padres que ayudan a sus hijos a hacer los deberes, que estudian con ellos y les explican la lección, que corrigen sus trabajos. Sin embargo, psicólogos, pedagogos y profesores coinciden en que es un error pretender ser padre y maestro a la vez, entre otras razones porque acostumbra a provocar situaciones conflictivas prácticamente a diario y el tiempo de estudio se convierte en una tortura para padres e hijos.
Mi sobrina desde pequeña necesitaba la ayuda de alguien para estudiar. A diferencia de su hermano, ella recurría a mi hermana para que le ayudase a hacer los deberes. Según se fue haciendo mayor esa ayuda se convirtió en obligación y mi hermana dedicaba dos o tres horas cada tarde en supervisar sus deberes y ayudarla a estudiar.
Mi hermana acababa agotada por las tardes y cada vez la niña reclamaba más atención. Tras la falta de mi hermana la niña tuvo que “sacarse las castañas” por si misma y resolver las situaciones que se iban planteando.
2. Mi hijo es Einstein.
“Un rasgo muy habitual en las familias actuales es el afán de sobreestimular a los niños, desde bebés, para que desarrollen rápidamente sus capacidades, y eso se traduce en llenar la cuna de artilugios, en un abuso de los juegos didácticos, en querer que sepan leer y escribir con cuatro años o en apuntarles a un montón de actividades extraescolares para descubrir y potenciar su talento
Los psicólogos han explicado que ese afán de que sepan muchas cosas y cuanto antes mejor provoca una sobreestimulación que, lejos de lograr una evolución cognitiva más rápida y talentos por encima de lo normal, suele tener efectos contraproducentes en forma de problemas de atención, de falta de concentración, de hiperactividad…
Conozco el caso de una mamá en el cole de mis hijas que desde los tres años lleva a su hija enseñando las vocales, números, intentando que aprenda a leer o que sepa más que el resto. Su madre está muy orgullosa porque dice que todo el mundo dice que su hija es muy lista y que sabe cosas que los niños de su edad todavía ni se les pasa por la cabeza.
En el cole se lo van a volver a enseñar asi que realmente es tiempo que está perdiendo en hacer de profesora de su hija en vez de jugar con ella.
Otra conocida está empeñada en decirnos que su hijo es superdotado y que dice cosas que no son normales para su edad, cuando en realidad todos los niños son así y cada día nos sorprenden.
3. En la misma línea del segundo punto, no respetar la línea de la escuela. Algunos padres, movidos por la impaciencia, intentan enseñar a sus hijos a leer o a calcular por sus propios métodos, o les ponen tareas de refuerzo en casa, sin tener en cuenta que quizá están interfiriendo en el ritmo o el método pedagógico que sigue la escuela.
4. Los estudios son lo más importante para los padres.
Los estudios ocupan el mayor porcentaje de las preocupaciones familiares y, por tanto, de las conversaciones del día a día, y muchos padres hacen que los estudios monopolicen la vida de los hijos; y si bien lo académico es la actividad que más tiempo les ocupa y la mayor responsabilidad de los chavales, son también esenciales otras muchas facetas de desarrollo, como los deportes, todo tipo de actividades lúdico culturales, el ocio, los planes y las responsabilidades familiares, los amigos y las relaciones sociales.
5. Premiar las notas
Un recurso habitual de los padres para animar a los hijos a estudiar es prometerles grandes regalos si aprueban o si sacan buenas notas. Sin embargo, los especialistas en educación lo consideran un error. Los educadores afirman que premiar lo que se considera una obligación no es bueno porque los niños deben aprender por si mismos y no recibir ningún premio externo ni material para ello.
En este caso yo creo que nos incluimos la mayoría de los padres. ¿Quién no ha dicho alguna vez a sus hijos si apruebas todo te compro un regalo?
6. Mi hijo tiene un trastorno….
Otra conducta recurrente y negativa entre los progenitores es, según los expertos, buscar siempre trastornos neurológicos detrás de los fracasos escolares de sus hijos.
Hoy todo tiene un nombre. En muchos casos la inmadurez y falta de autonomía de nuestros hijos es calificada como transtorno mental, el que sea travieso ya implica que es “hiperactivo.
Según los expertos nuestro error es no darnos cuenta de que detrás de esa falta de esfuerzo y motivación por los estudios existen dos peligrosos factores: el móvil y la Tablet que hacen que los niños dediquen gran parte de su tiempo a esto.
7. Todo aprendizaje lleva un tiempo.
Nuestro afán por que nuestros hijos sepan muchísimas cosas cuanto antes es un error. Queremos que cuando los niños entren en el cole sepan leer y escribir que sepan idiomas desde pequeños y que aprendan a hacer operaciones matemáticas con 3 o 4 años.
Esa impaciencia de los padres provoca que se desesperen ante las primeras dificultades en los estudios o los primeros malos resultados, sin tener en cuenta que las dificultades y los errores son inherentes al aprendizaje y los niños lo que necesitan es paciencia y ánimo para continuar trabajando durante toda la etapa escolar. “Los padres no deberían considerar esos malos resultados como un fracaso, porque ello reduce la autoestima de los hijos e incapacita cada vez más a unos y otros”, indica.
8. Proyectarse en los hijos.
Otro error bastante reiterado de los padres es pensar que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos van a servir a sus hijos.
No podemos vertir nuestras frustraciones personales en nuestros hijos porque al final los niños acabarán frustrados y desilusionados. Todos conocemos el típico caso del padre que quiso ser futbolista y que intenta que su hijo se dedique a esa profesión si o si. O la mamá que siempre quiso ser modelo o actriz y lleva a sus hijos a todos los castings…
9. Cuestionar a los profesores.
No apoyar a los maestros, mostrar constantemente el desacuerdo con el profesor en presencia de los hijos, es otra conducta errónea de algunos padres.
Los educadores también rechazan la conducta permisiva de algunos padres que justifican los fracasos o errores de los hijos ante el maestro y la escuela alegando siempre una causa exterior o bien cuestionando la dificultad de la tarea o la idoneidad de los libros, de la materia o del propio profesor
10. Asumir el trabajo de nuestros hijos como algo nuestro.
Prepararles la mochila del dia siguiente, la ropa que se tienen que poner, lo que se van a llevar de desayuno o ir a comprarles el material escolar que necesitan para el día siguiente se han convertido en una tarea más para los padres.
Recuerdo el día que una de mis hijas se dejó un libro que tenía que llevar al Colegio esa mañana después de haberle dicho cien veces que lo llevase. Cuando llegamos a la puerta del cole se dio cuenta que no lo tenía y comenzó a llorar. Quería que fuesemos de nuevo a casa a por el libro y que luego la llevase a clase. Le dije que lo sentía mucho pero que era su responsabilidad y la tenía que asumir. En el fondo me dio mucha pena porque estaba llorando como una magdalena pero es cierto que a partir de entonces prepara la mochila la noche anterior.
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