El altar repleto de gente, mi vestido perfecto, la gente que más amo rodeándonos con su cariño y Edgar y yo felices. Al momento de la fiesta decidí olvidarme de todo y enfocarme a disfrutar mi fiesta. Que si los meseros, que si la comida, que si los lugares... todo me dejo de importar, y sí, podían juzgarme de descortés pero es que la boda fue un sueño que se pospuso tanto y costó tanto llegar a ese día que no iba a preocuparme por los desperfectos que se pudieran suscitar en ese momento.
Me senté a disfrutar la comida que yo había elegido para ese día, a escuchar la música que tocaba el chico que amenizaba el banquete. Y también quería bailar y bailar y así lo hice. Mi marido estaba estresado pero yo no, ese día no estaba dispuesta a preocuparme por lo que estaba fuera de mi control. Y puedo calificar ese día como uno de los más felices de mi existencia. El comienzo de una historia que a diario construimos. Y este año ha sido maravilloso, tenemos tantos planes y tantas sorpresas que ya les iremos platicando.
Mientras tanto estoy feliz de cumplir nuestro tercer aniversario y muy agradecida con mi marido y con la vida por permitirme esta historia de amor.
¿Y saben que acabo de descubrir? Que el 21 de Marzo pero del año 2009 escribí el primer Post de este blog. No es por casualidad que ame tanto esta fecha, y bueno, ahora sé que la fecha de mi boda es también aniversario del blog.