Pero ese es un sueño injusto.
Nuestros hijos tienen que crecer, volar de nuestro regazo, vivir su propia vida….
Seamos sinceros. Nadie plantea en serio que cuidará de sus hijos para siempre. Vale, sí lo hará, pero bajo la tranquilidad de saberlos libres e independientes.
Sin embargo, a veces la vida te da una de sus vueltas…
El día en que a la mamá de Peter Pan le dijeron que ya nunca crecería, ella se convirtió en una “mamá eterna”.
Su vida se paró con él.
Peter se convirtió en un niño de “dos años” que viviría en un cuerpo que crecía. Transmitiendo la alegría de un niño muchas veces pero, también, sus rabietas y enfados.
Él sí que no volaría de su lado.
Pero el cuento no es tan bonito cuando no lo eliges.
Los sueños suenan peor cuando se hacen realidad.
Un cuerpo no puede resistir el intento de no crecer, se hace dependiente para siempre
El bebé que no crecía le ha dado la vida, pero también se la ha cerrado. Su misión ya sería, en exclusiva, dedicarse al cuidado de su bebé.
Planes de futuro que se nublan. Brazos que se hacen fuertes para ayudarlo. Corazones que se hacen duros para no llorar. Fé que se hace fuerte para no rebelarse.
Hoy Peter Pan nos dice adiós.
Ella queda vacía. La misión a la que dedicó los últimos 55 años de su vida, volará para siempre hacia el inocente país de Nunca Jamás.
Descansa Peter. Sé fuerte yaya.
Te quiero
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