Como hija, la opinión de una mujer como tu madre suele tener mucho peso en tu vida y como madre, suele ser difícil sortear la delgada línea entre proteger y terminar controlando a los hijos.
Yo, en realidad, nunca tuve realmente una “mala relación” con mi madre; es decir, nunca nos hemos dejado de hablar ni nos hemos peleado a gritos, ni nada.
Sin embargo, por mucho tiempo, entender el actuar de mi madre, que muchas veces me parecía insólito, me resultaba imposible.
Por ejemplo, ella solía regañarnos por no meter a lavar nuestra ropa sucia a tiempo, pero en lugar de hacernos responsables por ello, quería tener control absoluto sobre qué y cómo se lavaba, y así con muchas otras cosas.
Por otra parte, mi mamá es especial. Tiene una forma de ser “muy interesante pero muy extraña”, en palabras de Paty Chapoy.
Yo la adoro, que quede claro. Pero esa forma de ser tan “porque soy tu madre” no puede llevar a nada bueno conforme un hijo crece y madura.
Porque conforme te vas haciendo adulto, tus decisiones se van convirtiendo cada vez más en algo muy tuyo, en algo en lo que muchas veces ya no necesitas (y otras tantas ni siquiera quieres) consultar a mamá.
Naturalmente, para una madre que ha visto por ti durante toda tu vida, esto NO es fácil. Pero una vez que te alejas, por ejemplo, yéndote a vivir solo, no solo tú sino también ella puede ver que ahora eres un adulto.
Y entonces también la entiendes mucho mejor. Ahora con la distancia no solo física, sino también de la edad, o quizá esta última es más bien un acercamiento, siento que mi mamá ya no es indescifrable.
Ahora puedo ver como cristal claro que aun cuando dos de sus hijos ya tienen o pasan los 30, sigue sintiéndose responsable de nosotros.
Pero también ella puede ver que ya no soy una niña, que hace mucho tomo decisiones y que, aunque no le parezcan las más acertadas, tiene que respetarlas.
Ahora podemos tomarnos una botella de vino juntas y ponernos íntimas, y confiar la una en la otra y tenernos paciencia.
Las relaciones madre-hija son muy complejas, pero un poco de distancia siempre pone todo en perspectiva.