Vaya por adelantado que estoy a favor de que los niños realicen cualquier tipo de deporte. Es más, los padres debemos alentar la práctica alguno de ellos, sea el que sea, para fomentar un estilo de vida saludable, lejos del sedentarismo que tantos problemas de obesidad infantil está causando. La práctica de un deporte aporta infinidad de beneficios, lo sabemos y lo recomendamos, beneficios no solo físicos si no también psíquicos de los que he hablando en más de una ocasión en este mismo blog. La práctica de algún deporte nos perite estar en forma, sanos y fuertes, nos relaja y nos ayuda a concentrarnos. Tanto es así que algunos estudios relacionan la práctica de un deporte con el éxito escolar. Pero este no es el tema de hoy. Hoy hablamos de esos niños a los que no les gusta el fútbol y que prefieren hacer otras cosas, como jugar al escondite o al pilla-pilla.
Y es que en la sociedad actual en la que los jugadores de fútbol cobran vergonzosas millonadas parece ser que a todos los niños, por ser niños (y en esta ocasión me refiero exclusivamente al género masculino) les haya de gustar el fútbol porque lo lleven escrito en su ADN. Parece como si todos tuvieran que tener como objetivo vital acabar en un gran equipo de fútbol siendo el mejor jugador del mundo. Parece como si cualquier niño que no se interese por este deporte, no le guste jugar y chutar una pelota, deba quedarse en un rincón apartado porque si no juegas a fútbol no eres nadie. Y no es solo que lo parezca, es que pasa en realidad en muchos patios de colegio.
Y desde aquí expreso mi rechazo y denuncio, sí, la discriminación o segregación sexista que en muchos patios de colegio se sigue realizando. Los niños juegan a fútbol mientras que las niñas juegan a la comba o a otro tipo de cosas. Pero es que existen este tipo de niños a los que no les gusta jugar a fútbol y quedan apartados. Niños como otros que necesitan jugar, correr y reír, pero que al no gustarles el fútbol se ven abocados a jugar en alguna esquina, con suerte con algún otro compañero al que tampoco le gusta el esto de jugar al balón.
¿Por qué a mi hijo no le gusta jugar a fútbol?
Las razones por las que a un niño no le gusta jugar al fútbol pueden ser muchas pero destacaremos las 2 más comunes o frecuentes:
Habilidad psicomotriz. Hay niños menos habilidosos que otros. Niños que, sin tener ningún problema psicomotriz, son más patosos que esos otros a los que cualquier deporte se les da bien a la primera y sin ningún esfuerzo. A estos niños menos habilidosos no les suele gustar jugar al fútbol porque son conscientes de sus limitaciones. En estos casos la práctica es el mejor aliado, sin forzar hay que alentar al niño que se mueva, que chute, que entrene. Al principio, si es necesario, en solitario o en compañía de sus padres y hermanos. Que observe cómo mejora con la práctica porque nadie nace sabiendo. Hay que fomentar su autoconcepto y autoestima, que en la gran mayoría de casos está algo tocada, recordándole todas las demás habilidades que sí tiene y lo bien que realiza cualquier otro tipo de deporte o actividad.
Timidez. Los niños tímidos suelen tener dificultades para establecer relaciones con otras personas, ya sean adultos o niños, sobre todo si no les conocen. La timidez, o el miedo hacia los demás, les impide acercarse a sus iguales quedándose apartados en el patio o en el parque por más que en su fuero interno quisieran estar con el resto de niños jugando igual que ellos. Aquí es importante trabajar la confianza y seguridad en sí mismo que tanto carece el niño tímido o retraído. Debemos ofrecerle oportunidades para que se relacione con otros niños, hay que ir a los parques y dejar que juegue a su libre albedrío, sin inmiscuirnos en sus juegos. Dejar que vaya cogiendo confianza día a día, en él mismo y en los demás. Evitar sobreprotegerle y sobre todo dejar que haga cosas por sí mismo aunque al principio le cueste.
Cómo actuar si a mi hijo no le gusta jugar a fútbol.
En primer lugar debemos recordar una de las premisas fundamentales de la educación: respeto. Con esto quiero decir que los padres debemos mostrarnos respetuosos ante los gustos de nuestros hijos y no forzarles a realizar deportes o actividades que no les gusten o les incomoden.
Los gustos por los deportes, hobbies o actividades en general se van conformando a lo largo de la vida. Durante la infancia se asientan las bases de muchos de los gustos y aficiones, que en gran medida, se ven determinados por influencias familiares. No obstante, que a un padre o madre le guste el fútbol no es garantía de que al niño también. Así que si eres un padre al que le entusiasma jugar a fútbol pero a tu hijo no te recomiendo que tengas paciencia y seas respetuoso con los gustos de tu peque. Recuerda que él es una persona diferente a ti y, como tal, tiene todo el derecho a desarrollar su propios gustos y aficiones.
En resumen, aquí tienes 10 prácticos consejos de cómo actuar si a tu hijo no le gusta jugar a fútbol:
No fuerces. Cuanto más insistas más resistencia generas.
Respeta sus gustos.
Valora sus esfuerzos.
No sobreprotejas.
Elogia.
Juega con él a fútbol o lo que sea.
Fomenta su autoestima.
Alimenta su autoconcepto.
Bríndale oportunidades de relacionarse con otros niños.
Recuerda que el fútbol no es el único deporte del mundo, hay infinidad de ellos: permítele que encuentre el suyo.
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