Artículo revisado y actualizado en Mayo de 2024. Primera redacción del texto Julio de 2013
Los vínculos afectivos que creamos con nuestros hijos durante sus primeros años de vida son fundamentales para su desarrollo. Estos vínculos, a los que llamamos apego y que se establecen con los cuidadores habituales (mamá y papá biológicos o no), son primordiales en la construcción de la identidad de nuestros pequeños. Juegan un papel muy importante en el desarrollo de su equilibrio emocional, en su autoconcepto y autoestima.
La Importancia de un Vínculo Afectivo Seguro
La creación de un vínculo afectivo seguro permitirá que nuestro hijo, desde bien pequeño, desarrolle esquemas mentales que asocian a papá y mamá (cuidadores habituales) con sentimientos de seguridad, afecto y tranquilidad. Este tipo de asociación le permite percibir el mundo que le rodea como un lugar estable y seguro, con pocas amenazas.Un vínculo afectivo seguro garantiza relaciones afectivas positivas, estimula la autonomía de nuestros hijos y fomenta una visión positiva de sí mismos y de los demás. La imagen que vamos construyendo de nosotros mismos (nuestro autoconcepto) es el reflejo de lo que nuestros seres más queridos nos devuelven, condicionando las relaciones que tenemos con los demás, nuestra autoestima y la forma en que afrontamos los problemas que la vida nos plantea.
Un vínculo afectivo sano con nuestros pequeños garantizará relaciones futuras de confianza, procurará en el niño o niña mayor seguridad en sí mismo y servirá de “salvavidas” cuando surjan los conflictos.
¿Cómo Conseguir un Vínculo Seguro con Nuestros Hijos?
Normalmente, el tipo de apego que se genera entre nosotros, los padres, y nuestros hijos suele ser un vínculo seguro, pero hay que trabajarlo día a día para que se mantenga en el tiempo. No es algo inalterable; todo lo contrario, para ello es importante atender a los siguientes puntos:1. Atender sus necesidades de manera efectiva
Esto implica averiguar qué le pasa lo antes posible para poder ofrecerle lo que necesita en cada ocasión. Durante el primer año, especialmente en los primeros meses de vida, hay que observarle atentamente para conocer cómo reacciona ante determinadas situaciones de hambre, sueño, cansancio, aburrimiento, etc. Más adelante, conforme nuestros hijos crezcan, nuestro modo de atender sus necesidades y averiguar qué les ocurre también cambiará, siendo la escucha activa y la empatía las claves para conocer qué les pasa.2. Protegerles del peligro sin sobreproteger
Ante cualquier situación que pueda generarles miedo, ansiedad o intranquilidad, es muy positivo transmitir un estado de calma. Cuando dejamos a nuestros peques al cuidado de un tercero, ya sea una guardería o con los abuelos, las despedidas cortas con un beso y un abrazo les transmiten tranquilidad y seguridad.3. Expresar nuestro afecto abiertamente
No tengamos miedo de decirles una y mil veces te quiero, abrazarles y besarles siempre que tengamos ganas. Nunca hay un abrazo de más, pero sí puede haber algún beso de menos que reprochar a nuestros padres cuando nos hacemos mayores. No dejemos que eso pase.4. Dedicar tiempo a jugar con nuestros hijos
Permítele que establezca su propio ritmo y evita dirigir siempre el juego. Te sugiero la lectura del artículo de este blog Mamás entrometidas… cuando jugar ya no es divertido.5. Mantener la calma y reaccionar con paciencia ante situaciones estresantes
Algunos bebés lloran mucho y son fácilmente irritables. Puedes leer más sobre ello en los artículos de este mismo blog sobre bebés de temperamento difícil. Si es así, debemos responder con calidez, procurar el contacto físico e intentar calmarles con suavidad.Libros recomendados:
Niños de alta demanda. Colección Psicocuentos. Editorial Pirámide.
El bebé de alta demanda. Sueño, alimentación y conducta. Úrsula Perona. Editorial Pirámide.
6. Educar con afecto, estableciendo límites y normas
Nuestros hijos necesitan orientaciones sobre cómo vivir en familia y respetar los derechos de los demás para vivir en sociedad. Lee más en Límites y normas, algunas reflexiones.7. Mostrar interés por sus preocupaciones e intereses
Es importante que nuestros hijos noten que son importantes para nosotros, que sus problemas (por más pequeños que nos parezcan) nos interesan y preocupan. Esto crea un andamiaje necesario para que, cuando crezcan, no tengan miedo de hablarnos de lo que les inquieta.8. Tener una actitud abierta a escuchar y dialogar
Esta actitud garantiza que cuando tu hijo o hija enfrente dificultades, no tenga miedo de pedirte ayuda o consejo.Conclusiones Finales
Como mencioné anteriormente, el apego o los vínculos afectivos que creamos con nuestros hijos no son rígidos ni inalterables. Estos vínculos pueden cambiar según el contexto social, la familia, el momento de vida y la persona con la que surja la relación (mamá, papá, abuelos u otros cuidadores habituales).Es posible que un niño establezca un vínculo poco seguro con su mamá o papá al inicio de su primera infancia, pero no debemos darnos por vencidos. Existe la posibilidad de que el vínculo se torne más seguro y estable si hay voluntad y compromiso real por nuestra parte en mejorar la relación.
Lo que el niño y la niña aprenden es aquello que prevalece en el tiempo, lo que se ha repetido con sus principales figuras vinculares a lo largo de su vida.
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Fuente: ¿Quién te quiere a ti? Save the Children
Foto cortesía de www.freedigitalphotos.net