Averiguar que un niño tiene alergia a un determinado alimento, no es tarea fácil. Requiere mucha paciencia, atención y cuidados por parte de un especialista. Pero si a tu pequeño/a se le inflaman los ojos, a menudo le salen ronchas en la piel, moquea, sufre de asma, etc. debes ponerte en guardia, es posible que se trate de una alergia alimentaria.
De una forma general, el término "alergia" es utilizado para referirse a una serie de reacciones de sensibilidad a diversas sustancias. En muchos casos, el tipo de resistencia es similar a la fiebre de heno: una alteración del sistema natural de inmunización del cuerpo que puede provocar síntomas como el goteo de la nariz, la inflamación de los ojos o las ronchas en la piel. O puede tratarse de una perturbación en el tubo digestivo que ocasione en el niño una sucesión de diarreas.
Al margen de estos síntomas físicos, algunos especialistas estiman que la sensibilidad a determinados alimentos puede producir en algunas circunstancias diversos tipos de reacción: alteraciones mentales, como la hiperactividad o las convulsiones.
La intolerancia a un determinado alimento es algo diferente. Tiene lugar en aquellos niños incapaces de digerir determinadas sustancias. En los tres primeros años de vida, por ejemplo algunos niños, no toleran determinadas verduras, probablemente en razón de su contenido celulósico.
Una intolerancia alimenticia es mucho más fácil de diagnosticar que una alergia; por ejemplo: el bebé que carece del enzima denominado lactosa, vomitará la leche que ingiera. En consecuencia, un trastorno tan importante será rápidamente determinado y se le aplicará el tratamiento correspondiente.
¿Como se provoca la alergia a un alimento?
En el sentido habitual de la palabra, una reacción alérgica sólo tiene lugar la segunda vez que se ingiere un alimento específico. Lo que sucede es que el cuerpo reacciona equivocadamente ante este alimento. Actúa como si le atacara un virus y produce un tipo especial de anticuerpos para defenderse contra el "peligroso" intruso. Tales anticuerpos permanecen en ciertas células del cuerpo, listos para cuando tenga lugar la siguiente invasión.
En consecuencia, será la segunda vez y en las ocasiones subsiguientes en que se ingiera ese alimento, cuando entrarán en acción tales anticuerpos.
El efecto en el niño puede ser casi instantáneo y las reacciones tienden a incrementarse en un nuevo contacto con el alimento.
Con frecuencia, una alergia parece acentuarse progresivamente -como reacción a un alimento corriente que forma parte de la dieta alimenticia del niño-, iniciándose con síntomas apenas perceptibles que se tornarán a cada ocasión más evidentes.
¿Que provoca que solo algunos niños presenten alergias?
Se sabe muy poco acerca de la razón por la que sólo algunos niños reaccionan desfavorablemente ante ciertos alimentos. Muchos médicos todavía creen que se trata de un caso raro, mientras que las estimaciones sobre la incidencia de esa alergia infantil varía, en las opiniones de otros facultativos, de uno de cada diez niños a uno de cada cinco. Unos pocos especialistas en alergias consideran que la proporción es quizá uno cada tres.
Parece existir una tendencia hereditaria a cierto tipo de reacciones alérgicas. Por ejemplo, una madre que parezca fiebre de heno, descubrirá quizá que su hijo es asmático o alérgico a cierto número de alimentos corrientes.
¿Cuáles son los síntomas de una alergia alimenticia?
Tanto los adultos como los niños que padecen alergias alimentarias experimentarán posiblemente los mismos síntomas, pero pueden resultar especialmente angustiosos en la niñez, y en buena parte porque los padres del niño propenso a la alergia tendrán que determinar, a través de numerosas pruebas y de frecuentes errores, cuál es la causa de los síntomas que presenta su hijo.
La realidad es que las alergias alimentarias son capaces de provocar los más diversos y diferentes síntomas. Así, por ejemplo, los bebés y los niños bastante pequeños sufren a menudo eczemas, asma o dolores abdominales tras ingerir determinados alimentos. Entre las reacciones posibles figuran las ronchas de la piel o la aceleración del pulso, un sudor excesivo, aunque el niño no haya hecho ejercicio alguno, inflamación de los ojos o inflamación en alguna parte del cuerpo.
Otros niños experimentarán quizá un persistente goteo nasal, llagas en la boca, dolores de cabeza o de garganta. También son posibles síntomas de alergia, los problemas auditivos, acompañados de una afección del oído, la anemia, o una incapacidad general para desarrollarse normalmente.
Los síntomas de la alergia a los alimentos son en ocasiones persistentes y pueden empeorar, especialmente si el niño resulta alérgico a un alimento que toma todos los días; también es posible que aparezcan y desaparezcan casi repentinamente porque sólo de una forma ocasional ingiere ese alimento.
En el caso de una alergia a la proteína de la leche de vaca, los niños mejoran espontáneamente con el paso del tiempo. Otras hipersensibilidades, como las que se refieren a los huevos, nueces, o pescado, pueden prolongarse. En el caso de una alergia no reconocida como tal, los síntomas persistirán durante años, siendo un motivo de preocupación para los padres y el médico y de angustia para el niño.
¿Cómo nos damos cuenta si es alergia y no una enfermedad?
Muchos síntomas de una alergia a algún alimento pueden ser igualmente resultado de una enfermedad o infección. En consecuencia, lo último que debe hacerse es llegar a la conclusión de que un moqueo prolongado, o unas ronchas en la piel son la prueba de una alergia. Sin embargo, si tu hijo padece una enfermedad cuya causa no ha sido determinada, muchos médicos le indicarán la necesidad de investigar la existencia de una posible alergia. En realidad es un trabajo casi detectivesco.
Indicios muy claros son la persistencia de síntomas como el moqueo constante y el mal aliento, a pesar de una buena higiene dental. Los accesos de asma, cuando el médico ha examinado la posibilidad de una alergia al polen o al polvo sin hallar nada, pueden sugerir que la causa sea un determinado alimento. De manera semejante, cabe sospechar una alergia de ese género si tu hijo muestra una inclinación especial por algunos alimentos o por una dieta fija, a la vez que los síntomas continúan.
¿Si se es alérgico a un alimento lo es también a otros?
Si, porque las alergias múltiples son mas corrientes que las alergias a un solo alimento. Pero existe también otra forma de examinar el problema. Gran parte de nuestras comidas cotidianas contienen cierto número de alimentos "básicos". Consecuentemente si el niño es alérgico al huevo, tendrá la misma reacción con todas las preparaciones que lo contengan. Lo mismo ocurrirá si es alérgico a los cereales, los lácteos, etc.
Por añadidura, existe la posibilidad de que el niño sea alérgico a alimentos relacionados, por ejemplo: pollo y huevos. Por la misma razón, un niño alérgico al huevo no deberá ser vacunado con un producto derivado del embrión de pollo.
Muchos de los alimentos actuales no sólo cuentan con sus ingredientes naturales, frecuentemente contienen aditivos bajo la forma de agentes colorantes y conservantes. Cuando desarrolle una alergia a uno de éstos, el niño no podrá comer ningún alimento al que se haya incorporado ese agente aditivo. Un ejemplo de esto es la sustancia denominada "tartracina", un agente colorante amarillo, aparece en la mayoría de los jugos de naranja, pero también se utiliza en centenares de alimentos elaborados. Es evidente, que no resulta fácil rehuir una determinada sustancia.
¿Qué hacer si se sospecha de alergia a algún alimento?
En primer lugar, deberás acudir al médico de confianza y explicarle tus sospechas. Si el médico coincide contigo, es posible que prepare una dieta de eliminación del alimento correspondiente. en caso contrario, probablemente someterá al niño a un profundo reconocimiento, porque puede ser que los síntomas no sean debidos a una alergia alimenticia, sino a algo diferente que hay que tratar de manera diferente.
¿Cómo se detecta la alergia?
Si tu hijo presenta síntomas de alergia, un especialista le recetará quizá una dieta de eliminación como el método mas seguro de determinar cuales son los alimentos responsables del hecho. El niño ha de someterse a un régimen ligero durante un determinado período de tiempo. Luego, uno tras otro, se introducirán diferentes alimentos con objeto de provocar los síntomas. La dieta será tal vez muy limitada, por lo que se les darán a los padres instrucciones cuidadosas, con el objeto de que el niño no pase hambre ni pierda peso.
Otra forma de abordar la cuestión y que no exige la aplicación de un régimen tan limitado, consiste en mantener las comidas normales del niño, eliminando sucesivamente diferentes grupos de alimentos, potenciales provocadores de la alergia. Si se sigue escrupulosamente el plan y se mantiene un minucioso diario de los alimentos ingeridos podrán obtenerse resultados satisfactorios.
A continuación se indican los grupos de alimentos. Durante catorce días el niño comerá normalmente, sin más excepción que la de excluir estrictamente cualquier alimento del grupo sometido a reconocimiento, ingiriendo normalmente los demás grupos.
Si por ejemplo, se eliminan los productos lácteos y se advierte una mejoría significativa en la salud del niño durante esos catorce días, es probable que se haya identificado el factor desencadenante de la alergia. Para asegurarse se deberá reintroducir en la dieta, cada uno de los alimentos del grupo, uno a uno. Si no se produce una reacción desfavorable, el alimento en cuestión puede ser considerado "seguro".
Grupos de alimentos:
Leche y productos lácteos: Crema, yogur, queso, helado, preparados que contengan leche,
Cereales: cereales para el desayuno (excepto derivados del arroz), pan, bizcochos, tartas, pasteles, pastas, harinas, féculas, sopas densas, postres precocidos
Huevos y pollo: huevo, pollo, preparaciones que contengan estos alimentos.
Carnes: vaca, cerdo, oveja, etc. y toda preparación lo que contenga estos alimentos
Azúcar: todos los alimentos que contengan azúcar a menos que se hayan reemplazado por edulcorantes artificiales como compotas, postres, dulces, chocolates, bebidas carbónicas, tartas, bizcochos, confituras.
Legumbres: incluye todo tipo de legumbres, maní (cacahuete) y alimentos que los contengan.
Especias: todo tipo de condimentos, pimienta, anís, orégano, etc. y alimentos que los contengan
Pescados: incluye mariscos, pescados y sus derivados
Frutas: se comenzará por eliminar las frutas que formen parte de la dieta normal del niño, incluido los jugos de frutas o productos que los contengan.
Chocolate: incluye golosinas, preparaciones que lo contengan, o bebidas a base de cacao.
Aditivos: se deberá examinar las etiquetas de cualquier alimento o bebida elaborado o envasado, a la búsqueda de cualquier elemento colorante, aromático o conservante.Si un niño es propenso a las alergias, será una cuestión de suerte, el hecho de que no se tropiece con el elemento desencadenante. Pero se pueden tomar medidas para disminuir esas posibilidades. en primer lugar, la lactancia natural parece reducir la incidencia de alergias alimentarias en los niños pequeños. Para que sea auténticamente beneficiosa debe mantenerse al menos tres meses antes de que el niño empiece a consumir leche de vaca y cereales. Así, su cuerpo tendrá tiempo suficiente para lograr un nivel natural de resistencia.
De manera semejante, si se restringe la dieta de un niño a alimentos sencillos que no tengan agentes conservantes ni colorantes, se reduce el número de desencadenantes potenciales de alergias.
Una vez conocido el causante de la alergia, no es difícil crear una dieta variada que evite únicamente ese alimento, de una vez por todas.