Cuando hace unas semanas se pusieron en contacto con Trucos de Mamás para escribir sobre la Alergia a la proteína de la leche de vaca o APLV no lo dudé: conozco bien este tipo de alergia ya que mi sobrino Sergio ahora con 19 años) la sufre desde que era pequeño.
Afortunadamente las cosas han cambiado porque en aquella época no existía tanta información sobre este tema (de hecho era el primer niño que conocíamos en nuestro entorno que la padecía) y por las nuevas investigaciones que se están haciendo recientemente (como las investigaciones con el probiótico LGG para ayudar a tolerar la leche de vaca en niños).
Alergia e intolerancia no son lo mismo
Muchas veces se confunden los términos alergia e intolerancia pero no son lo mismo. Con la alergia el cuerpo produce una reacción del sistema inmunológico ante el rechazo de un cuerpo extraño, (por ejemplo en el caso de Sergio, se hinchaba y se le cerraban las vías respiratorias y tenían que ir con él al hospital), mientras que la intolerancia el sistema digestivo es incapaz de digerir la lactosa (azúcar de la leche). Aquí os dejo un vídeo en el que expertos sobre el tema lo explican claramente.
¿Cuáles son los riesgos? ¿Si un niño tiene alergia, es para siempre o puede desaparecer?
Como ya os he contado, uno de los mayores riesgos que pueden tener es el cierre de la vía aérea, por eso es importante que este tipo de alergia tenga un tratamiento médico continuado. Este tipo de alergias suele desaparecer, aunque hay casos en los que esta alergia convive con la persona toda su vida (como en el caso de mi Sergio). El Dr. Martín Ferrando explica esta y otras cuestiones.
¿Cómo reaccionar si sospechamos que nuestro hijo tiene alergia?
Nosotros descubrimos que Sergio tenía alergia a la proteína de vaca cuando mi hermana le dejó de dar lactancia materna con 1 año. Al darle su primer biberón el niño se hinchó muchísimo, incluso parecía deformado, y al llevarle al hospital confirmaron este tipo de alergia. Hace casi 20 años no existía tanta información como ahora, ni el etiquetado de los productos era tan exhaustivo con el tema de los alérgenos como ahora.
Esta reacción era muy evidente, pero algunos síntomas de la APLV no lo son tanto como el dolor abdominal, eccema, extreñimiento (podéis encontrar más información sobre los síntomas aquí). En algunos casos la reacción aparece a los pocos minutos u horas de haber tomado el alimento, pero hay ocasiones en la que la reacción puede tardar 3 o 4 días en darse. Si el médico sospecha que nuestro hijo puede tener este tipo de alergia le hará análisis de sangre o análisis cutáneo o te pedirá que comiences una dieta con productos libres de esta proteína, seguida de un tratamiento.
Como cada caso es diferente lo mejor es que, si sospechamos que nuestro hijo puede tener este tipo de alergia ir al pediatra o, en caso de que la reacción sea excesiva (pérdida de consciencia, dificultad para respirar etc.) llevarle al hospital.
Unidos por la alergia a la leche: un proyecto innovador
Como ya he dicho varias veces a lo largo de este post, una de las cosas que más echábamos en falta, en el caso de Sergio, era la falta de información. Teníamos que estar examinando al milímetro cada producto y a veces el etiquetado no era correcto, o un mismo producto cambiaba los ingredientes y no nos dábamos cuenta y le daba reacción.
También echábamos en falta hablar con otras personas sobre sus experiencias y vivencias con este tema y compartir productos, consejos o cualquier otro tipo de información que nos fuese útil.
Aquí es dónde os quiero hablar de “Unidos por la alergia“, una web donde podéis encontrar toda la información que os haga falta sobre este tipo de alergia.
Página de recursos de “Unidos por la alergia de la leche” dónde podéis encontrar recetas, una lista de los productos que se pueden tomar o solicitar pegatinas o pulseras identificativas
En la primera parte de la página está la información sobre las diferentes etapas de la enfermedad: desde la sospecha hasta el diagnóstico, el tratamiento o la etapa después de los 6 y los 12 meses.
En la página de recursos podemos descargar pegatinas identificativas (para chico y para chica) que podemos pegar en los táper o alimentos que lleve nuestro hijo y así además concienciamos a los que están a su alrededor de que hay que tener cuidado con los alimentos que le damos (sobre todo si son muy pequeños, ya que cuando van creciendo se van haciendo conscientes de su alergia y sabiendo qué pueden o no comer).
Pegatinas identificativas que podemos descargar gratuitamente para señalar los alimentos
También encontramos una lista de alimentos recomendados, y sobre todo aquellos que tienen fuente oculta de proteína de leche de vaca como la lactosa, caseína, ciertos aditivos o lactalbúmina (pinchar aquí)
Y por último una sección de recetas adaptadas para los alérgicos.
En la página encontramos vídeos de especialistas dónde nos explican diferentes aspectos de la enfermedad.
Una de las secciones más útiles, desde mi punto de vista, es el foro, donde realmente podemos poner en común informaciones y experiencias valiosas para todos. Cuando nos inscribimos recibiremos una pulsera y un portachupetes para que el niño pueda llevarlo y dónde se especifica que es alérgico a la leche.
Si nos registramos en la página recibiremos, además de información, una pulsera y un portachupetes informativo
Desde mi propia experiencia solo decir que en este tipo de alergia toda la información de la que dispongamos (alimentos, tratamientos, lugares dónde comer, experiencias etc.) son valiosísimos para que el niño pueda tener mucha mejor calidad de vida y disfrutar de las cosas como cualquier niño (los papás que tengan niños con APLV sabrán por ejemplo lo mal que se pasa las primeras veces en el momento “cumpleaños”, aunque cada vez la sociedad está más acostumbrada a niños con alergias).
Mi sobrino, Sergio, sigue con la alergia, aunque está siguiendo un tratamiento para minimizar los posibles síntomas en caso de que tome algo que lleve la proteína. La parte positiva de esto, es que esta alergia le hizo tomar conciencia desde muy pequeño de lo que consistía esta enfermedad, aceptarla y estar “alerta” de los posibles alimentos o productos (como geles de baño) que pueden contener esta proteína.
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