¿Tienes tu propio árbol? ¿Aquel donde te cobijas, te desahogas, te relajas y te revitalizas de vez en cuando? Si no es así, ¿tienes algún árbol favorito? O más bien la pregunta clave sería: ¿amas los árboles?
Yo amo los árboles. He tenido experiencias sanadoras muy potentes con árboles desde pequeña, y me gustaría transmitirle a mi hija este amor y respeto hacia ellos.
Por eso le he regalado un cuento muy especial y ahora que ya se le ha caído el primer diente, hemos celebrado de forma bastante espontánea pero intensa su primer ritual de abrazar un árbol.
El amor hacia los árboles
El amor hacia los árboles es un sentimiento vivo que nace normalmente durante la infancia según las vivencias que hayamos tenido de conocerlos y experimentarlos (subirnos a sus ramas, esconder tesoros en sus troncos, jugar bajo su sombra, corretear a su alrededor…).
De pequeña yo tenía (y tengo) un árbol favorito, un sauce llorón que me transmitía muchísimas cosas buenas, podía pasarme largos ratos bajo sus ramas y acariciando sus suaves hojas. Era casi un refugio. Y en aquel momento no podía entender muy bien por qué me gustaba tanto. Es algo que he descubierto muchos años después.
Los árboles, además de los inconmensurables beneficios que tienen para el planeta(te hablé de ello aquí), y de ser un símbolo sagrado de vida, emanan una energía que nos conecta con el poder de la naturaleza y que puede relajarnos, fortalecernos e incluso sanarnos.
¿Por qué no transmitirle esto a nuestros hijos/as? Al fin y al cabo será un recurso que permanecerá a su disposición siempre que lo necesiten en un futuro.
Todos los árboles son hermosos
Hace tiempo que me rondaba la idea de celebrar un ritual de abrazar árboles con Sunflower (algo que practico desde hace varios años) por eso buscaba precisamente un cuento que me sirviera de pequeña introducción.
Todos los árboles son hermosos de Janice May Udry es el título del último libro que hemos incorporado a nuestro rincón de libros mágicos.
Hace muchos meses que me ofrecieron desde Boolino escoger algún libro de su catálogo para poder recibirlo y reseñarlo en el blog. Al final los que yo siempre escogía no estaban nunca disponibles para reseñar, pero esta vez cuando me dieron una nueva oportunidad y vi este cuento vintage (fue publicado por primera vez en 1956 y ha recibido varios premios), me enamoré al instante y como lo que fluye, fluye, me lo enviaron enseguida.
No podía haber escogido mejor.
El cuento es sencillo y precioso. Es una especie de loanza hacia los árboles, como un poema que enaltece la belleza indiscutible de estos maravillosos seres, todas las cosas que podemos hacer con ellos, en ellos y bajo ellos, y que tiene un cierre muy bonito, animándonos a que plantemos nuestro propio árbol. (Lo puedes ver mejor aquí)
Después de leer el cuento por primera vez, una de estas tardes templadas de invierno, le propuse que buscáramos un árbol e hicimos el siguiente ritual, sin mucha explicación, le hice la propuesta y se la tomó como un juego y le gustó mucho.
¿Por qué abrazar árboles?
Los rituales arbóreos aparecen desde tiempos antiguos en varias culturas; desde diferentes zonas de África, los druidas celtas, hasta los antiguos guanches de las Islas Canarias… Eran rituales en los que buscaban potenciar su cuerpo, fuerza y energía.
Hoy en día podemos utilizar estos mismos rituales ancestrales porque nos aportan muchos beneficios:
Es una forma gratuita y mágica de conectar con la naturaleza y entrar en comunión con ella.
Nos transmite sensaciones positivas de bienestar, tranquilidad, serenidad…
Pueden revitalizar nuestra energía interior. Los árboles (como las flores) tienen una radiación energética compatible con la de las personas y podemos usar esa energía vibratoria que emanan para energetizar nuestro propio sistema energético. Son vibraciones casi imperceptibles pero que nuestro organismo sí capta, y nos equilibra también a nivel biológico (hay varios estudios científicos que lo demuestran). Además un árbol solo puede cargarnos de energía, nunca descargarnos.
Tiene un poder terapéutico y sanador a varios niveles.
Ritual de sanación: Abrazar un árbol
El ritual que te voy a explicar a continuación es el ritual que yo realizo y que aprendí hace años de una experta naturópata y maestra de yoga con quien he compartido partes muy profundas de mi alma, ella me lo recomendó como ritual de conexión y de sanación.
(1) Busca tu árbol
Iremos a pasear y buscaremos un árbol que nos guste. No nos quedarnos con el primero que veamos, sino con aquel con el que surja más sintonía.
Precisamente una vieja leyenda de los guanches dice que no es el hombre quien escoge el árbol, sino que es éste el que llama al hombre y le provoca que se acerque a él.
(2) Descálzate
Es mucho más efectivo si hacemos el ritual sin zapatos, descalzos. ¿Has probado a estar descalzo/a con los pies en la tierra en un bosque? Es una sensación muy energética, la primera vez que lo hice y sentí la energía de la tierra, me afectó profundamente.
(3) Abraza tu árbol
Nos acercaremos al árbol y nos abrazaremos a su tronco. Respiraremos con normalidad pero cada vez más despacio a fin de relajar cuerpo y mente.
(4) Enraízate
A medida que pasen los minutos vamos a imaginar que nuestros pies penetran en la tierra, como si echaran raíces que nos dan fuerza y firmeza.
Cuando ya notemos que nuestros pies penetran en la tierra, debemos sentir que nuestro cuerpo se integra poco a poco con el árbol. Debemos imaginar que él entra en nosotros y nosotros en él.
(5) Siente su energía
Nos centraremos en los latidos del corazón y sentiremos que poco a poco estamos integrados con el árbol, percibiendo su energía.
(6) Agradece
Finalizamos el ritual, separándonos poco a poco del árbol y situándonos frente a él, con las piernas separadas y elevando los brazos en dirección a su copa, con los ojos cerrados, agradeceremos la energía que nos ha suministrado.
Como todo en la vida, cuánto más practiques, más fácil irás notando la energía que emana de tu árbol.
Reconozco que al principio me sentía un poco ridícula, suelo hacerlo por la zona de montaña próxima a nuestra casa, donde hay una serie de pueblecitos muy turísticos y me preocupaba que algún turista me pillara in fraganti, pero la verdad es que una vez que estás sintiendo esa energía, ya nada más te preocupa…
¿Te animas a hacerlo? Ya sea a solas o compartiendo el momento con tus pequeños... Sunflower se lo tomó como un juego. No preguntó apenas nada. Cerró los ojos y escuchó a su árbol en silencio y ya me ha pedido cuándo volveremos a "sentir la energía de los árboles".
Si lo pruebas y te gusta la experiencia y quieres ir más allá, también hay una meditación muy chula que te ayuda a contactar con el espíritu de tu árbol, algo que se ve reflejado muy bien en Pocahontas, pero que es real y posible. Quizás más adelante me anime a publicarlo.
¿Nos vemos en los comentarios?
<<Aunque sólo tengas un árbol, también es bonito. Un árbol es bonito porque tiene hojas. Las hojas murmuran entre la brisa a lo largo de todo el verano – Janice May Udry en “Todos los árboles son hermosos”>>
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