Las expectativas, el gran error paterno
A la hora de desarrollar la autoestima, los hijos están condicionados por las expectativas que los padres depositan en ellos. Las consideraciones y críticas que los adultos, y en especial los padres, hacen de sus actividades siempre influyen en la forma en la que realizarán tal o cual actividad. Padres que critican una actividad pueden encontrarse con hijos desafiantes o hijos sumisos que harán lo que ellos quieran aún a riesgo de ser infelices. Entonces, el rol de madres y padres a la hora de fijar las expectativas y poder regular y acompañar a los hijos en sus elecciones, y guiarlos en aquellas que no están bien encaminadas, es muy importante y tiene que trabajarse con tacto.
Los padres no deben desesperar si ven síntomas o problemas propios de la baja autoestima en los hijos. Deben prestar atención y desarrollar planes de acción y estrategias para que superen esos escollos. En caso de verse frente a situaciones muy difíciles o que no saben controlar, pueden consultar un psicólogo.
Consejos para mejorar la autoestima de los hijos e hijas
Aceptarlos como son. Todo ser humano tiene virtudes y defectos. No les exijas que sean perfectos. Todas las personas quieren ser aceptadas como son y eso ayuda a generar seguridad y fortaleza para cambiar aquello que si se puede modificar en uno mismo.
Ser un modelo de adulto positivo y cercano. Aceptar a los hijos tal y como son implica aceptarse a uno mismo. Dejar de ser extremadamente exigentes o pesimistas sobre nuestras propias capacidades y aceptar nuestras limitaciones. Los hijos muchas veces reflejan a los padres, por eso es importante tener una buena autoestima y dar como ejemplo una imagen segura, positiva y cercana, una figura a la que se puedan acercar con dudas, comentarios y preguntas en cualquier momento.
Darle validez de los sentimientos. Muchas veces uno tiende a restarle importancia a las sensaciones o ideas que nos manifiesta nuestro hijo o hija, pero pensando que los estamos ayudando. Comentando cosas como “no te sientas más así, recupérate”, “no te pongas triste, vamos”. En realidad, el rol paterno acerca de los sentimientos de nuestros hijos debe ser el de validar las sensaciones de los hijos, ayudarlos a entenderlas y transitarlas. Vamos, que ningún adulto tampoco deja de sentirse triste únicamente porque le decimos “vamos, ponte feliz”. Se trata de enseñar a los pequeños a transitar por los diferentes sentimientos, darles entidad y poder trabajarlos.
Con estos consejos, así como otros que seguiremos explorando en próximos posts, estarás ayudando a una mejor configuración de personalidad para tus hijos. La autoestima es una gran herramienta, pero requiere trabajo y esfuerzo. No hay que descuidarla.