Es una enfermedad muy común, aunque a veces tiene un carácter serio. El la mayoría de los casos viene causada por el virus sincitial respiratorio (VSR), al que los bebés están más expuestos, aunque los microorganismos que causan la gripe también pueden desencadenar esta inflamación.
A quién afecta el virus sincitial respiratorio (VSR)
Normalmente aparece en niños menores de dos años, y en especial en los bebés de entre 3 y 6 meses. Debido a que está provocada por un virus, esta infección se contagia al entrar en contacto con las secreciones nasales, o por las partículas de saliva o mucosidad transmitidas por el aire.Es difícil saber si un niño está predispuesto a padecer bronquiolitis, pero existen algunos factores de riesgo a tener en cuenta:
La edad (si es menor de seis meses tiene más probabilidades).
Ausencia de lactancia materna.
Exposición al humo del tabaco.
Si tu hijo presenta problemas de salud previos de origen cardiaco o pulmonar, o si ha sido un bebé prematuro, desnutrido o con el nivel de defensas muy bajo.
Síntomas de la bronquiolitis
La bronquiolitis se puede presentar en cualquier época del año. Sin embargo, es más frecuente durante los meses que van de noviembre a abril. Además, aunque su síntomas tiene en parece se inicialmente a los del asma, no deben ser confundidos.
La bronquiolitis comienza como el típico cuadro catarral infantil (tos, mocos y fiebre), pero en cuestión de dos días comienza a hacerse evidente la dificultad del niño para respirar que, en ocasiones, puede impedir que se alimente correctamente. Otros signos que te ayudarán a sospechar que tu hijo padece bronquiolitis son:
Pitidos o sibilancias al respirar.
Se observa que las costillas y el cuello tienden a hundirse cada vez que inspira.
Tiene respiración rápida (de 60 a 80 veces por minuto) y poco profunda.
Piel con un tono azulado.
Aleteo nasal (abre mucho los orificios de la nariz al respirar porque necesita que entre más cantidad de aire).
Apneas (pequeñas paradas respiratorias durante el sueño).
Dificultad para dormir y señales de fatiga.
Irritabilidad.
Cuándo acudir al médico
Una vez que el pediatra ha diagnosticado la bronquiolitis, debes tener en cuenta que la evolución de la enfermedad es lenta (puede tardar incluso un mes en desaparecer del todo). Conviene que, durante ese proceso, te mantengas alerta y acudas al médico si notas los siguientes síntomas:Cuando, tratándose de un lactante de menos de dos meses, tenga fiebre alta.
Está apático, como adormilado, sin ganas de comer, y no responde a ninguno de los estímulos que le haces.
Si pierde el conocimiento, aunque sea durante un breve espacio de tiempo.
Su piel y uñas son de un color azulado.
Le notas muy débil, tanto que no puede ni caminar ni comer.
Hay una disminución considerable de la frecuencia cardíaca (al poner la mano sobre su corazón, percibes que late muy lento).
Tratamiento de la bronquiolitis
La mitad de los lactantes han estado expuestos al virus sincitial respiratorio, el principal causante de la bronquiolitis, pero solo enferma el 11% de los bebés.
Como ocurre con cualquier infección vírica, los antibióticos no son efectivos. En ocasiones se pueden utilizar medicamentos apropiados contra el asma o esteroides, pero siempre deberá ser el médico quien valore su conveniencia, dependiendo de cada caso.
Por norma general, cuando se trata de bronquiolitis, se usan terapias de apoyo que ayuden a mitigar los síntomas causados por la enfermedad:
Administración de oxígeno.
Humidificación del ambiente.
Lavados nasales frecuentes.
Pequeños golpecitos en el tórax para eliminar las secreciones.
Debe beber suficientes líquidos a lo largo del día.
Reposo.
Mantener al niño alejado de los ambientes cargados (humus de tabaco, bares, lugares con muchos coches en marcha…).
Cómo prevenir la bronquiolitis
Evitarla es difícil porque los virus están en el aire, pero puedes tomar ciertas precauciones:Lávate las manos con frecuencia.
Si alguno de los padres tenéis una infección en las vías respiratorias, evitad el contacto muy directo o usad mascarilla al cambiarle el pañal, darle de comer, etcétera.
No fumes en lugares donde haya niños y evita que tus hijos estén cerca de fumadores.
Hoy por hoy no hay ninguna vacuna que proteja a los bebés contra la bronquiolitis, pero existen en el mercado algunos productos preventivos disponibles para aquellos que tengan un riesgo alto de padecer la enfermedad severa. Si lo ve conveniente, tu pediatra te indicará cuáles son y cómo administrárselos.
En muchos casos, las imposiciones y obligaciones que asumimos cuando somos adultos nos llevan a separarnos de nuestros hijos cuando aún son muy pequeños. Si podéis permitíroslo, no lo llevéis a la guardería y disfrutad de esos años junto a él; son únicos.