El personal contratado pasa por un concurso oposición para trabajar en estos centros. También cuentan con más recursos materiales y personales que en las privadas, y se sigue un cuidado y planificado trabajo con los niños de acuerdo a su edad y momento madurativo. No son guarderías en las que aparcar a nuestros hijos, sino escuelas infantiles donde los niños, a través del juego, aprenden y se forman. Por desgracia, no todos pueden acceder a los centros públicos y cada año nos enfrentamos a la difícil decisión de elegir una escuela infantil para los más pequeños de la casa.
La importancia de unas buenas instalaciones
Existen varios factores que debemos examinar antes de decidirnos. En primer lugar, el edificio debe ser exclusivo para uso de los niños, no compartido con una vivienda, ni que hayan habilitado el garaje como escuela infantil.Preferiblemente, con un solo piso, evitando así los riesgos de una escalera. Si la puerta de acceso da al patio, es importante que cuente con un cierre de seguridad (cancela superior o apertura exclusiva de portero automático) para evitar que los niños puedan abrir.
El patio debe tener parte de arena y parte de asfalto, con estructuras de juego como toboganes o casita exterior y juguetes y, por supuesto, sin mobiliario peligroso, como jardineras de obra, escalones altos o bordillos de piedra.
Las aulas deben ser grandes (según la normativa, dos metros cuadrados por niño y un mínimo de 30 metros cuadrados), luminosas y limpias. Los juguetes y materiales tienen que estar a la altura del niño y no en estantes superiores. La clase contará con diferentes zonas de actividades, como cocinita, mesas, garaje, colchoneta para la asamblea, etc. Dentro del aula habrá un punto de agua, y contará con un baño con váteres y lavabos a su medida. Es recomendable preguntar el número de niños por aula. Para comprobarlo, podemos contar los vasos de los niños o el número de perchas, con fotos para los abrigos.
El aula de bebés y el equipo educativo
El aula para los más pequeños debe ser la más grande, pues cuando gateen necesitarán mucho espacio. En el suelo habrá módulos blandos de ejercicios, tatamis cómodos y agradables con materiales específicos.Tiene que tener cunas para que duerman cómodamente, baño y biberonería para preparar los biberones sin ausentarse del aula. Debe haber un tutor o tutora por aula, y el ratio es de ocho niños en el aula de bebés, 12 en el aula de un año y 16 en la de dos años.
La titulación para trabajar en el primer ciclo de educación infantil es FP Superior de Jardín de Infancia, Ciclo Formativo de Grado Superior en educación infantil o Magisterio de Educación Infantil. El equipo educativo tiene que realizar un 'plan anual' donde, de manera genérica, expongan las actividades de todo el curso, la metodología y una 'programación de aula' que recoja la organización de la clase y el trabajo del curso con objetivos, contenidos, actividades y evaluación. Estos documentos se facilitarán a los padres.
Cuando el curso ya ha empezado
Para saber si el niño está contento en la escuela y no sucede nada extraño, una vez pasado el periodo de adaptación, debemos fijarnos en si, más que acudir contento (muchos niños, aún pasados varios meses del curso, no quieren ir, prefieren quedarse con mamá), el niño sale feliz de clase.Esto refleja que ha pasado un buen día, que se ha divertido. También, durante el fin de semana o vacaciones, le podemos hablar del 'cole'. Al hacerlo, debe tener una buena reacción y ponerse contento. Si se pone triste o muy nervioso, hay que estar alerta.
Un factor también importante es poder entrar a diario al aula, para dejarle y recogerle. Poder acompañarle hasta dentro le tranquiliza, y vernos hablar con su educadora de forma amable y amistosa le transmite que puede confiar en ella. También tenemos que poder mantener tutorías con la profesora, para que nos cuente la evolución del niño, cómo se comporta, juegos preferidos y avances y dificultades. En definitiva, si es un centro educativo, debe comportarse como tal.
La escuela infantil es el primer contacto de los niños con la enseñanza. En estas primeras edades, se ponen los cimientos para futuros aprendizajes. Por ello, hay que cuidar la educación que reciben. Si elegimos un buen centro, el niño disfrutará aprendiendo, asociará el colegio con una buena experiencia y querrá ir todos los días sin rechistar.