Muchos padres están interesados en que sus hijos aprendan este idioma desde sus primeros meses de vida. Entiendo (y compartiría) esta preocupación, y por eso he decidido crear este post.
Hace unos años tuve la oportunidad de trabajar durante un año en una escuela infantil bilingüe en Londres. Era profesora de español, o más bien “Spanish Practitioner“; vamos, que literalmente era la “practicadora de español”. Aunque no lo parezca, la diferencia es muy importante. Para mí, estaba PROHIBIDO hablar en inglés con los niños. Y yo estaba con ellos 8h al día. Al principio era bastante duro, tanto para mí, como para ellos, que se pasaban todo el día con una chica que “habla raro”… pero era una verdadera inmersión lingüística que duraba para ellos casi toda la jornada, 5 días a la semana durante (salvo vacaciones, los que las tenían) 5 años. Sumando que, como ya os había comentado, la ratio era de 4 niños (como máximo, no siempre había “tantos”) por educadora y que teníamos total libertad para entrar, salir, subir, bajar, cocinar, bailar, hacer yoga, leer, ir al parque, al súper, al museo, coger un bus… y organizar todas las actividades que se nos ocurrieran… los niños se iban de la escuela infantil, con 5 años, hablando un español casi perfecto.
Sé que en España hay escuelas bilingües, y colegios extranjeros donde sumergir al niño en otro idioma, que obtienen resultados estupendos, pero no he tenido la ocasión de trabajar en ellos, por lo que no puedo contar una opinión personal.
Donde sí que he trabajado es en escuelas infantiles privadas que ofrecían un servicio “extra” de clases de inglés y esa es la experiencia que os quiero hacer llegar. En algunas de ellas el servicio de “English Lessons” estaba incluido; en otras, los padres pagaban una cantidad de dinero extra cada mes. La realidad que he vivido en casi todas las escuelas es que los niños no escuchaban más de 1h de inglés a la semana, y eso sin restar el tiempo (muchas veces) de llevar a los niños al aula de inglés, sentarlos uno a uno, que no llorasen porque no reconocían a la “teacher” y demás inconvenientes antes de comenzar, y lo mismo al acabar (10 minutitos antes para traer a los niños a clase) y que ese tiempo se limitaba a una clase de niños sentados mirando a su profesora, escuchando canciones en inglés que, obviamente, ella también cantaba, todos sentaditos intentando imitar algún gesto o emitir algún sonido. Después veían algunas imágenes de animales/frutas/colores/números… decían los nombres en inglés mecánicamente, y poco más.
Que quede claro que soy firme defensora del aprendizaje del inglés. Lo considero un idioma poco menos que imprescindible para los adultos de hoy, y mucho más para los del mañana. Por eso redacto este artículo (previendo críticas), porque quiero hacer una pequeña llamada de atención en este aspecto, para que los padres estén bien informados antes de tomar la decisión sobre cuál es la mejor forma de conseguir que su hijo lo aprenda y cuál es el mejor momento para hacerlo.
Buscando información sobre este tema, para redactar este artículo, di con esta noticia. En ella, Eva Molina, coordinadora pedagógica de una escuela infantil francesa nos confirma lo que es un hecho: «España es uno de los países que más tiempo estudian una segunda lengua en el ámbito escolar pero, por el contrario, menos resultados obtiene de cara a dominar dicha lengua y desenvolverse a través de ella». Para ella, el éxito en el biligüismo pasa por otro método, el que aplican en su escuela infantil: «El primer paso hacia el dominio de una lengua no es, como se puede creer, presentar gran cantidad de contenidos nuevos en un idioma desconocido, y más en niños tan pequeños, sino sumergir a nuestros alumnos en ambos idiomas por completo en un entorno de cariño, afecto, respeto mutuo y comprensión,(…) puesto que es así como perciben, sienten y adquieren la realidad que les rodea en su vida diaria. Además, de esta manera percibirán la segunda lengua como natural, divertida y necesaria para comunicarse y sociabilizarse en el mundo que le rodea, en lugar de concebirla como un simple instrumento que carece de valor para ellos en el presente y que puede llegar a frustrar y desinteresar, por significar solo un contenido escolar a aprender».
La crítica que quiero hacer es exactamente esa… si queremos que nuestros hijos sean bilingües, no vamos a conseguirlo con una hora, ni dos, de “English Lessons”. Lo que pretendo no es que quites a tus hijos de las clases, sintiéndote estafado y pensando que no valen para nada. Nada más lejos de realidad, sino simplemente transmitir que eso NO ES SUFICIENTE, y que antes del curso que viene puedas plantearte alternativas a depositar toda la responsabilidad del aprendizaje del inglés a esas, literalmente, lecciones (qué poco me gusta esa palabra, pero literalmente, las English Lessons, son eso, lecciones de inglés).
Como señala José Carlos Aranda, en su libro “Inteligencia Natural“, donde encontraréis un capítulo interesantísimo dedicado al bilingüismo: «El aprendizaje se realiza por discriminación estadística, es decir, todos los niños nacen con capacidad para diferenciar y reconocer todos los sonidos, pero desde los seis meses, su cerebro empieza a seleccionar solo aquellos que se repiten sistemáticamente y va desechando aquellos que no le sirven».
Con esto, lo que quiero decir, es que el contacto de los niños con la lengua inglesa, en esas condiciones de aprendizaje escolar, es tan reducido que no pueden absorberla, no la sienten como útil… por lo que es, cuanto menos, MUY insuficiente para un aprendizaje real de un idioma. Por lo que, si queremos que nuestro hijo sea bilingüe, necesitamos crear un contacto lo más parecido a uno REAL, ya que en condiciones de inmersión los niños pequeños son como las esponjas, que absorben la lengua a su alrededor.
Así que, si decides llevar a tu hijo a clases de inglés, perfecto, pero recuerda que esto no es más que un PEQUEÑO refuerzo, ya que para aprender bien un idioma, se necesita que el niño VIVA en ese idioma durante varias horas al día.
¿Qué puedo hacer si no hablo inglés?
Vuelvo a mi eterna regla número uno. Si quieres que tu hijo hable inglés, lo mejor, sin duda alguna, es que tú lo hables. Pero no te preocupes, si no es así, no está todo perdido ni mucho menos! Si no es así, intenta que al menos él, tenga el máximo contacto posible con el idioma. Intenta que vea películas en este idioma, que escuche canciones… y una vez que sepa hablar, es imprescindible que el niño NECESITE utilizarlo.
Y si ahí no puedes ayudarle, es cuando necesitas apoyo de terceros. Si tienes acceso a pagar un profesor particular (y con buen acento), mejor. Pero intenta que las “clases” sean lo más parecido a la vida real posible. Que se lleve al peque al parque, al museo… todo lo que te he dicho antes… Que haga que el niño viva la vida en inglés durante “X” horas a la semana. Si decides llevarlo a una escuela con más niños, sólo puedo decirte que intentes que sea lo más dinámica posible, cada vez hay más oferta en este aspecto, por lo que cada día cuesta menos encontrar centros interesantes.
Y esto ha sido todo por hoy, espero que el mensaje haya quedado más o menos claro. Siento no haber escrito un artículo más optimista, pero para terminar con una noticia mejor, te informo de que estoy reuniendo material en inglés para niños verdaderamente interesante para recomendaros, por lo que ya estoy haciendo un breve “spoiler” del próximo artículo ;).
Un abrazo, y hasta la semana que viene
Belén