¿Quién no se identifica con la figura del consumidor? Somos la generación del usar y tirar, la generación del consumismo.
En la sociedad en la que vivimos, parece que nuestro valor se demuestra por lo mucho que compramos, por lo mucho que tenemos.
En estos tiempos, si no sigo las tendencias de moda, es como si tuviera menos valor, como si no fuese valiosa, ¿no es una idea ridícula?
Pero tristemente, es así.
Para más inri, somos la generación que no tiene tiempo, y además, con los índices de felicidad más bajos jamás registrados.
Tenemos menos tiempo ahora, que en cualquier época de la historia desde la sociedad feudal. Trabajamos más duro que nunca, para tener más cosas que nunca, y sin embargo no tenemos tiempo para dedicar a lo que realmente nos hace feliz: la familia, los amigos, el ocio,?
Y el poco tiempo que tenemos, lo desaprovechamos. ¿Sabes qué dos cosas son las que más hacemos con el poco tiempo que tenemos? Mirar la tele e ir de compras, ¡ir de compras!
Y me lo creo, porque yo he pasado por eso.
Antes de ser madre, llegué a tener tres trabajos, trabajaba más de sesenta horas a la semana, ganaba un dineral, ¿y qué hacía el día y medio que tenía libre? ¡Gastarlo! ¡Ir de compras!
Sí, lo reconozco, puede decirse que soy algo así como una ex-adicta al shopping, esencialmente compraba ropa y cosmética. Estaba metida de lleno en esa rutina loca y sin sentido de trabajar, mirar la tele (para ser bombardeaba por publicidad que sólo me mostraba lo poca cosa que era) e ir de compras para intentar sentirme mejor.
Buscaba, como tantos otros, satisfacer mis necesidades emocionales con las compras, a la vez que intentaba mejorar mi autoestima acumulando cosas.
Pero no, las cosas no se pueden arreglar yendo de compras.
Como dicen los consumidores responsables: calidad de vida no es sinónimo de nivel de consumo.
Me he dado cuenta tarde, pero me he dado cuenta, y he rectificado, al menos me esfuerzo en ello cada día.
Si de alguna manera te planteas dejar de ser un peón más en la rueda del consumismo, una buena forma de empezar puede ser tu armario. Por eso, hoy te traigo algunos consejos para conseguir un armario más eco y ético.
En definitiva, cómo empezar a convertirte en un consumidor/a más crítico, consciente y sostenible y así (ya lo verás), disfrutar más de la vida.
Lo primero que debo decirte es que intentes, en la medida de lo posible, comprar moda verde, es decir, ropa ecológica, de origen orgánico, de comercio justo?
Afortunadamente son cada vez más las grandes marcas que abogan por este tipo de moda ética, ¿has visto por ejemplo la habitación verde de Asos?
Pero sé que no siempre es fácil comprar lo que necesitamos en este tipo de marcas más responsables, por lo que ahí van 4 consejos básicos, pero cruciales:
(1) Compra menos
En la actualidad, compramos una media de 70 prendas al año (en los años setenta, apenas se llegaba a las 25 prendas), lo que quiere decir que estamos añadiendo nuevas adquisiciones a nuestro armario ¡cada 5 días!
No sé si te has parado a pensar alguna vez en la cantidad de agua y de recursos naturales y humanos que esto implica, pero es para planteárselo.
Hace un tiempo leí un artículo de Livia Firth (la mujer del famoso actor Colin Firth), a la cual se la considera un icono eco-fashion, que me fascinó, y me dio una premisa, que hoy en día tengo muy en cuenta con todas mis compras:
En serio, no compres ninguna prenda que no estés segura que vayas a utilizar al menos 30 veces.
Si la vas a utilizar menos, NO LA NECESITAS.
Tenlo en cuenta la próxima vez que vayas de compras.
Decirte sobre Livia Firth, que es la fundadora de Eco-Age, una tienda ecológica, de moda ética, con base en Londres, que defiende una moda sostenible, renovable y biodegradable. Además escribe en un blog de Vogue, llamado "Moda verde", muy interesante.
(2) Elige bien, compra calidad
Apuesta por las fibras naturales, que no sólo son más agradables y se sienten mejor al llevarlas, sino que duran más tiempo y por lo tanto necesitan ser reemplazadas con menos frecuencia.
Comprar jerséis por 9â?¬, o incluso menos, puede ser una manera de tener mucha variedad, pero (y ya sin entrar a comentar sobre las cadenas de explotación de trabajadores, lo que posibilita que las grandes marcas puedan ofrecer precios tan bajos) tú y yo sabemos que no duran ni una temporada entera; enseguida se hacen bolitas, o se encogen, o se deforman, o se agujerean.
La ropa de calidad, dura mucho más, y nos permite, por otro lado, ser más respetuosos con el medio ambiente.
Otra alternativa es comprar ropa de segunda mano.
Normalmente la ropa que se vende en tiendas de este tipo es de buena calidad, y además, al estar lavada, carece de tantos productos y aditivos químicos.
Un dato sobre esto: ¿Sabías que en el mercado existen más de 100.000 tóxicos sintéticos, de los cuales la mayoría no se han testeado para saber el impacto en nuestra salud? Es muy fuerte, pero mucha de nuestra ropa sintética contiene tóxicos, algunos cancerígenos e incluso neurotóxicos, y nos lo ponemos sobre el cuerpo, y en el de nuestros hijos, como si nada.
Además, por si no te lo habías planteado hasta ahora, decirte que el fenómeno de comprar ropa de segunda mano está de moda, y cada vez más aparecen comercios donde puedes encontrar este tipo de prendas, muy bien presentados y como si se tratasen de una tienda de primera mano.
En Roma, encontramos un montón de tiendas de este tipo, donde podías adquirir ropa de firma a precios muy bajos, y también las hay por mi ciudad, en Palma. Así que en la tuya, seguro que también encuentras.
(3) Alarga la vida de lo que tienes
Seguro que ese abrigo que ya has condenado, puedes customizarlo y darle otro aspecto, a veces es suficiente con cambiarle los botones.
No olvides que puedes hacer reparaciones y transformaciones; unos zapatos, por ejemplo, tiñéndolos de otro color, pueden darte mucho más juego. Yo lo he hecho con los de mi boda, los teñí de negro y como eran de buena calidad, y además de diseño y fabricación española, los he usado infinidad de veces.
Por supuesto, es importante que cuides el armario donde guardas la ropa, las perchas metálicas no son las más ideales, y que laves la ropa de forma correcta y cuidadosa.
(4) Lava tu ropa menos
A veces somos demasiado exagerados con el tema de lavar la ropa, y en esto me incluyo. Pero deberíamos lavarla cuando realmente hace falta.
El proceso de lavado, y sobre todo si usamos después secadora, afectan enormemente al impacto medioambiental y también a la prenda en sí, pues cada ciclo de lavado tensiona las fibras y así se estropean antes.
Ni qué decirte que usar jabones ecológicos, sin productos químicos, sería lo ideal.
Por último, puedes echar un vistazo a la organización Storyofstuff que hacen una labor muy necesaria de concienciación sobre el nivel de consumo y ofrecen datos como estos, que remueven conciencias:
El 80% de los bosques originales en el mundo han desaparecido.
En el Amazonas perdemos 2000 árboles por minuto.
Actualmente en occidente consumimos 2 veces lo que consumíamos hace 50 años.
El 99% de lo que compramos se deshecha en menos de 6 meses, es decir, es basura.
Vemos más publicidad en un día que hace cincuenta años se veía en una vida entera. La publicidad hace que nos sintamos infelices con lo que tenemos.
Si con esta entrada he conseguido que de alguna manera te plantees tus hábitos de consumo, puedo darme por satisfecha. Y si realmente inicias un cambio, ya sé que no es fácil, pero con un poco de esfuerzo y consciencia, puedes conseguirlo.
<<Compra menos, elige bien, y mézclalo todo. - Viviene Westwood>>
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