Y por fin llegó el verano.
Como todos los años la época estival supone un auténtico quebradero de cabeza para los padres ya que tenemos que estar pensando “donde cojones” dejamos a nuestros hijos. Muchas veces creo que la maternidad de ahora es un engaño. Nos hacen creer que todo es idílico y que somos unas supermadres y en realidad estamos frustradas porque no hacemos nada bien: ni en casa, ni con los niños, ni en el trabajo, ni con la pareja…en definitiva como diría mi amiga Paqui “somos el mojón de la sociedad de hoy en día”.
Mi Au Pair abandonó el nido familiar el pasado mes de mayo así que llevo “en bragas” casi dos meses. Por eso mi imposibilidad de escribir ni una sola linea para contaros
Bueno, voy al caso. Este verano como todos los veranos en los últimos años tengo que buscar algún sitio para dejar a mis pequeños polluelos y para no variar he esperado a última hora desesperada para buscar un campamento urbano en el que los retengan hasta que llegue de trabajar.
Las opciones que he encontrado son las siguientes:
OPCIÓN A. CAMPAMENTO LOWCOST.
Encontrar un campamento urbano que te cobre una miseria por aguantar a tu hijo todo el día es un auténtico chollo, pero ¿a qué precio? Los niños se llevan su propia comida así que no es recomendable llevarle el táper de macarrones o unas judías blancas bien maceradas ya que el fin de esa comida puede tener un final auténticamente desastroso.
Otro de los inconvenientes que he encontrado en este tipo de campamentos ha sido el de la piscina. Los niños van a la piscina municipal y es otra de las cosas que me da pánico. El año pasado se me ocurrió ir una mañana a darme un bañito en una piscina cercana a casa y me encontré de lleno con uno de esos campamentos.
La piscina estaba plagada de niños: unos se tiraban a bomba, una pandilla de pre adolescentes intentaba bajar el bañador a uno de ellos, unas niñas pequeñas se rebozaban en el borde de la piscina de bebés a lo Bo Derek en La mujer perfecta imitando a las artistas del momento con movimientos sensuales y practicando el twerking . Por un momento imaginé a mi hija mayor dentro de uno o dos años haciendo lo mismo y me quedé horrorizada.
También pensé en la labor de los monitores. Realmente es un trabajo mal pagado ya que al final del día esos pobres chiquillos ansiosos por tener su primer trabajo y ahorrar dinero para el resto del año acaban el verano yendo al psicólogo y gastándose el dinero en arreglar su cerebro destrozado por el estrés.
OPCIÓN B. CAMPAMENTO BILINGÜE.
Este año he ido a recopilar información sobre los dos campamentos bilingües que había en la zona. En el primero de ellos un cartelón enorme colgaba en la entrada del colegio: SUMMER CAMP. TODAS LAS ACTIVIDADES EN INGLÉS. Me pareció un poco extraño el hecho de que apareciesen dos frases tan contradictorias: si es en inglés por qué aparece una de las frases en español. ¿No os parece raruno?
El hecho es que decidí indagar en los servicios que ofrecía el campamento y contacté con una vecina que había llevado a su hija allí el año anterior:
Estoy mirando campamentos para estos y no se a cuál de ellos apuntarles. Este me cuadra por horarios, pero lo he visto un poco raro…
Ni de coña los lleves allí – su respuesta fue tajante-. El año pasado varios niños cogieron salmonelosis y tenían a los niños todo el día jugando en el patio del colegio a cuarenta grados.
No sé, es que como es bilingüe – le dije yo- así los niños aprenden inglés y se preparan para el año que viene.
– Ja, ja, ja…….bilingüe, vamos, serán las películas que les ponen en inglés después de comer porque el idioma no lo ven ni en pintura. Además, mi hija el año pasado me vino con piojos así que al final del campamento les puse una denuncia.
Con toda esa información estaba claro que no iba a optar por esa opción. La verdad es que los padres somos de otra especie. Nos volvemos locos al buscar colegio para nuestros hijos, que si quiero que vaya a uno en el que estudien 20 idiomas a la vez, que si me gusta uno donde tienen el método Montessori, que si les quiero llevar a uno donde practican Reiki, yoga, pilates y su P.M. y en definitiva, cuando nos entran las prisas y no encontramos sitio donde “colocar” a nuestros hijos, nos da igual cualquier cosa. ¿No os parece?
. OPCIÓN C. CAMPAMENTO DE BAILE.
Mi hija mediana va para Pole Dancer. Le encanta bailar a todas horas así que he pensado en que desarrolle su faceta artística y nos saque de pobres. LLegué a la escuela de danza donde se imparte el campamento y lo primero que me dijeron es que tenía que comprar varios atuendos para las clases: mallot de ballet , zapatillas de baile, un traje para bailar street dance y otro más para zumba. Mi cabeza empezó a ver la señal del dinero por todos lados.
Son 50 euros de matrícula y 85 por cada semana que esté apuntada al campamento.
Ahhhhh -no podía articular palabra-.
Seguro que le va a encantar – la mujer que atendía con su amplia sonrisa estaba segura de que estaba en el bote-.
Me lo voy a pensar y te lo digo – mi cara era un poema.
Pues no te lo pienses mucho porque estas plazas vuelan…. (típica respuesta de comercial ansioso por que se cubran todas las plazas).
Vale, yo cuando lo tenga seguro te aviso…..
Así que este es el panorama que tengo. A menos de cuatro días del comienzo del campamento de verano así estoy con una mano delante y otra detrás, estresada y desesperada por encontrar algo rápido y efectivo. ¿Quién da más?