La alimentación preescolar abarca desde l año hasta los 6 años del niñ@.
Esta es una etapa llena de cambios en el desarrollo tanto físico como psicológico y que se ve reflejada también en la forma de alimentarse.
Las principales características son:
- Es una etapa de transición entre el crecimiento excesivamente rápido del lactante,si lo comparamos en proporción con el crecimiento del resto de su vida, ya que en el primer año habrá crecido alrededor de 25 cm(esto no volverá a suceder más) y el crecimiento estable del niñ@ en edad escolar.
- A partir de ahora el niñ@ mantiene un crecimiento lineal sostenido con un incremento regular. Entonces ahora al crecer en una línea más regular las necesidades energéticas bajan y por tanto baja la ingesta total de alimentación. Esto a algunas madres les llega a preocupar ya que les da la sensación de que sus hij@s comen menos y lo asocian a que les puede suceder algo o puede ser síntoma de algún problema, pero ya veis que no es así.
- Durante estos años se sucede un periodo madurativo donde se desarrollan funciones psicomotoras como el lenguaje o la marcha.
- En la alimentación se incluyen muchos cambios, ya que se introducen, en estas edades casi todos los alimentos. Esto se debe a que las funciones digestivas maduran y la ingesta de alimentos puede evolucionar.
- Se crean hábitos que dependen de los factores sociales y ambientales. Los niñ@s adquieren las costumbres alimentarias propias de las familias.
- Muchos se escolarizan precozmente, debido a las necesidades sociales emergentes, ya que son muchas las parejas que trabajan de forma activa los dos fuera de casa. Esto hace que el niño, además de adquirir los hábitos alimenticios familiares, también conozca y adquiera los hábitos alimenticios regionales.
- Desarrolla su gusto probando nuevos sabores y texturas y comienza a mostrar sus preferencias y aversiones. Para propiciar e incentivar este punto es importante que el niñ@ se siente a comer compartiendo la mesa con sus padres o familiares y darle a probar nuevos sabores. En este punto hay que tener en cuenta que el niñ@ debe probar la mayor cantidad de alimentos, pero sin obligarlo, ya que si lo obligamos se le puede crear un sentimiento de repulsión a la comida, y se debe intentar mantener unas normas de conducta en la mesa que el niño debe aprender.
- Existe una gran diferencia interindividual e intraindividual en el total de la ingesta de energía y en el porcentaje de la misma según nutrientes y comidas del día. Lo que quiere decir que no todos los días comerá lo mismo ni en la misma cantidad ya que no tienen el mismo apetito todos los días.
- En nuestras manos está ofrecerles alimentos sanos, permitiendo a los niños controlar la cantidad y selección de los mismos, procurando que el acto de comer se convierta en agradable y divertido. Le podemos preparar platos donde haya variedad de colores, podemos elaborar la presentación... esto llamará su atención y le resultará atrayente. Podemos convertir el plato en un juego de colores, formas o figuras.