Cadaqués, el pueblo más bonito del mundo.

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Es una osadía hacer una afirmación así, lo sé. Pero no soy yo quién lo dice si no Salvador Dalí, ya que fue el pueblo dónde nació. De todos modos si le preguntas a cualquier Catalán por el pueblo más bonito de Cataluña, seguramente coincida con Dalí en Cadaqués aunque no haya estado en él. Se ha ganado la fama quizá por ser uno de los pueblos pesqueros más cuidados, y de buen tamaño, que sigue viviendo del mar. Y aunque es cierto que es un pueblo precioso, en nuestro viaje por la costa Brava hemos visto y disfrutado de otros que no desmerecen nada… Calella por ejemplo, es otro pueblo pesquero que me conquistó, y aunque más pequeño y con menos servicios no deja de tener ese encanto y esa magia… Pero entiendo a Dalí, no hay más que llegar aquí para comprender que ya el simple echo de los accesos al pueblo son una pista de la maravilla que nos espera al llegar… Nunca Falla…

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Los motivos por los que visitar Cadaqués son muchos y muy variados.  Así que os diré alguna de las cosas que nos llevó a nosotros hasta allí.



Nos encantan los pueblos pesqueros, y este es uno de los más cuidados en los que hemos estado. Las casas blancas, las calles empedradas, el encanto de cada una de sus tiendas hacen de él un lugar muy acogedor.

La Gastronomía de Cadaqués es una delicia. Como buen pueblo pesquero podrás degustar sus pescados del día en casi cualquier restaurante que elijas. Además tienen buenos precios y menús que se adaptan a todos los gustos y bolsillos. No olvides probar el famoso plato de Suquet de Peix. 

También es el pueblo perfecto para empezar la ruta por las obras de Salvador Dalí, y visitar su casa en Portlligat, a solo 5 km de Cadaqués, aunque deberás reservar la visita previamente. Se visita en grupos de 8 personas cada 10 minutos y es una auténtica obra de arte. El precio de la visita es de 11 y se puede visitar todos los días menos lunes.

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Conocer Cadaqués, es pasear por sus calles y recordar la historia de los pueblos del mediterráneo.  Erigido sobre una loma de piedras de pizarra,  este pueblo de origen medieval, es un recinto amurallado, que guarda dentro un conjunto de calles laberínticas pavimentadas de forma original.

Visitar Cadaqués es un viaje que cautiva los sentidos: pasear por las “ribas” junto al mar, pisar las calles pavimentadas del casco antiguo y alrededores,  visitar la Iglesia de Santa María con su altar Barroco, llegar hasta el Baluarte y dejar volar la imaginación con la vista impresionante de un horizonte enmarcado por el peñón llamado “Es Cucaracuc” y el bucólico faro de Cala Nans, no tiene precio.

Y seguir el recorrido, hasta Portlligat, cala de pescadores, dónde el genio Salvador Dalí vivió durante 35 años de su vida y pintó prácticamente la totalidad de sus obras. Finalmente el visitante debería otorgarse el placer de caminar o conducir hasta el faro de Cap de Creus, dentro el Parque Natural del Cap de Creus, con hermosas calas de aguas cristalinas y de un paisaje lunar.

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Cabo de Creus, se caracteriza por sus abruptos acantilados y sus preciosas calas. La singularidad se la confiere precisamente su emplazamiento: en el Parque Natural del Cabo de Creus la tierra se funde con el mar, y viceversa. Al norte el de Cap Gros-Cap de Creus; al sur, la Punta Falconera-Cap de Norfeu; y al oeste la sierra de Rodes. Hay que sumar a estos lugares todos los islotes que hay dentro del Parque Natural, que también tienen esta catalogación. El Parque Natural nos ofrece la posibilidad de hacer rutas muy variadas. El clásico Camino Antiguo de Cadaqués al Cabo de Creus, una ascensión al Castillo de San Salvador o algunos paseos de carácter familiar por el entorno del Cabo de Creus.

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Aunque son muchas las cosas que ver, una de las excursiones más adaptadas para hacer en familia es la subida al Faro de Cala Nans desde el pueblo. Es una ruta de unos 5km ida y vuelta por la bahía del pueblo donde veremos calas, rocas, casas, y el lado más salvaje y natural de Cadaqués.

La Iglesia de Santa Maria, situada en la parte más alta de la villa. De planta gótica y altar barroco, único en el mundo por su protuberancia, construida en 1670 por el escultor Pau Costa de la Vic. Vale la pena poder ver este monumento erigido por los pescadores y navegantes de la población.

“Es Baluard” o torre de vigía, alberga hoy la casa de la villa o ayuntamiento. Situado al final de la calle Silvi Rahola, poeta nacido en la población. Este emblemático punto puede verse por fuera, bordeando el mar por las llamadas  “ribas”, tiene como curiosidad unas ventanitas diminutas para poder vigilar.

“Las ribas”, son los paseos junto al mar construidos en 1910. Son románticos y acompañan al visitante a contemplar la arquitectura de la zona, destacando algunas de las casas de estilo modernista como la Casa Serinyana.

Por último recomendar la visita al Museo Municipal de Cadaqués, emblemática casa que alberga cada año exposiciones diversas, pintura, escultura, dibujo, diseño, fotografía, etc… Situado en la calle Narcís Monturiol, muy cerquita de la entrada principal del pueblo y del parking de coches.

Un problema que me encontré aquí y a tener en cuenta si vas con niños en carro, es el adoquinado a lo largo del pueblo que dificulta mucho el paseo. Podrás visitar el pueblo por otras zonas, tomar atajos, y adaptar el camino a ti y tus circunstancias, pero es un pavimento complicado y exagerado para las sillitas de bebés. Paciencia, tranquilidad, y si es posible mochilas de porteo…

Para dejar el coche hay un par de parkings al principio del pueblo que es enorme, y que si no me equivoco es el único sitio dónde es posible aparcar. De pago por supuesto.

Espero que los motivos que os doy sean suficientes para acercaros a Cadaqués. Y aunque Dalí fuera un poco exagerado con lo del pueblo más bonito del mundo, sí os digo que la Costa Brava tiene un montón de sitios preciosos que os quedarán grabados en la memoria y en el corazón, sino mirarme a mi…

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Podéis ver otros pueblos qué visitar en Girona aquí



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