Pese a las buenas críticas y a la gran aceptación que ha tenido entre el público, ‘También esto pasará’ es un libro que me generaba dudas por el lado frívolo que se adivinaba en el mismo. Después de leerlo, sin embargo, lo que quedan son los maravillosos monólogos de la protagonista, sus reflexiones interiores cargadas de verdad, desgarro y ausencia, el sexo y la amistad que todo lo curan (nunca somos tan poderosos como cuando estamos enamorados y somos correspondidos, y esa experiencia pone el listón tan algo que, en mi caso al menos, sólo el breve chispazo del sexo puede servir de sustitutivo).
Milena Busquets, que inicia y termina su obra con un cementerio como escenario, nos habla a través de Blanca de la herencia (no económica) que nos dejan los padres, del dolor que causa su pérdida, de aquello que se ha quedado por decir, de los recuerdos de una infancia sin preocupaciones, del miedo a la muerte, de la fugacidad de una juventud que se va para no volver: La primera corona que perdemos, y tal vez la única imposible de recuperar, es la de la juventud; la de la infancia no cuenta porque de niños no somos conscientes del increíble botín de energía, fuerza, belleza, libertad y candor que al cabo de unos años será nuestro, y que los más suertudos dilapidaremos sin medida.
“Siempre agradezco que no se haga un espectáculo de la pena ni de la solidaridad, no hacerlo con el amor es más difícil, hay algo fluorescente en las parejas de amantes, como si estuviesen en el centro justo de un remolino, como si ningún viento las pudiese arrastrar, nunca somos tan poderosos como cuando estamos enamorados y somos correspondidos”
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Sobrepasados los 40, con dos hijos de dos relaciones distintas, Clara también habla al lector sobre la maternidad. La de su madre: Somos, creo, la última generación que tuvo que ganarse, a pulso, el interés o la atención de sus padres (…). No consideraban que los niños fuesen una maravilla, sino un engorro, unos pesados a medio hacer. Y nos convertimos en una generación perdida de seductores natos. Tuvimos que inventar métodos mucho más sofisticados que simplemente tirar de la manga o echarnos a llorar para que nos hiciesen caso.
Pero también de la suya, tan ligera y profunda como el resto de su vida: A veces me pregunto qué ocurrirá cuando esta nueva generación de niños cuyas madres consideran la maternidad una religión (…) -que inundan las redes sociales de fotos de sus retoños, no sólo de cumpleaños o viajes sino de sus hijos en el váter o sentados en un orinal (no hay amor más impúdico que el amor maternal contemporáneo)- crezcan y se conviertan en seres humanos tan deficientes, contradictorios e infelices como nosotros, tal vez más incluso, no creo que nadie pueda salir indemne de que le fotografíen cagando.
Me dijo una amiga que es difícil mezclar profundidad y frivolidad, agitarlas, y que salga tan bien. Estas palabras, que hacen referencia a la obra que ha encumbrado a Milena Busquets al olimpio literario, puede que sean la mejor definición de ‘También esto pasará’.
*Artículo publicado originalmente en el segundo número de Madresfera Magazine.