En ocasiones hemos perdido a un ser querido y no nos toca más remedio que explicar un el fallecimiento a nuestros hijos ya que cuanto antes sepan la verdad, antes pasarán el periodo de duelo y podrán aceptar lo sucedido.
Explicar un fallecimiento a un niño no es muy complicado, solo es cuestión de hacerle entender que es algo normal, con palabras que ellos puedan entender. Con tres años los niños ya son capaces de sentir una pérdida y llorar la muerte desde edades muy tempranas.
Esconderle la verdad, hará que cuando se entere se sienta más dolido por sentirse engañado y por conocer lo que realmente ha ocurrido y por eso debemos explicar un fallecimiento de la forma más correcta posible.
Por otro lado, los niños saben si sus padres están tristes o no, e intentar esconder los sentimientos puede hacer que los niños no lleguen a transmitir sus emociones.
En muchas ocasiones puede darse el caso que al comunicarle al niño lo que ha ocurrido haga como que no ha escuchado y quiera ir a jugar. En este caso no pasa nada, es una conducta muy normal. Poco a poco irá asimilando lo ocurrido, necesita su tiempo y llegar a entender lo que le han contado.
Contar con total veracidad lo ocurrido, adaptándolo a su capacidad de comprensión, también nos ayudará a nosotros a poder enfrentar lo ocurrido y a hablar de ello con nuestros hijos.
La muerte es un tema que un niño no comprende del todo, por lo que, probablemente, hará preguntas como: “¿Cuándo va a volver?” o “¿a dónde se fue?”.
Sobre todo tenemos que explicarle que no ha pasado por su culpa, que lo que siente es normal o que no pasa nada por estar tristes y llorar. En algunos niños la respuesta no es inmediata, puede aparecer con los meses e incluso presentar conductas regresivas. Es normal, tiene que enfrentarse a un duelo y conseguir entender esa pérdida y sus emociones.
¿Habéis sufrido alguna situación así? ¿Cómo se lo contasteis?
Foto: Irina Patrascu/flickr, Lance Neilson/flickr