Entre los 2 y 5 años entienden la muerte como algo temporal y reversible. Para ellos, la muerte es sinónimo de ausencia y como tal, ese ser querido puede volver.
A partir de los 5 años empiezan a darse cuenta que todos los seres vivos mueren y que es algo definitivo, cuando alguien fallece no vuelve, pero no lo perciben como algo que les pueda afectar a ellos sino que por alguna gracia, se van a escapar. Además le ponen cara (un esqueleto, ángel de la muerte,...) por lo que la personifican, lo cual puede causarles pesadillas.
A partir de los 9 (aunque yo diría que sobre los 8) ya la entienden como lo que es, algo irreversible que les sucede a todos los seres vivos y que ellos también morirán algún día, aunque su vivenvia del presente les impide imaginarse que algún día les llegará. Son los demás quienes fallecen, a mí me queda mucho.Estas etapas son orientativas, como siempre en el desarrollo de l@s niñ@s. Pueden darse antes, pueden darse después. Habrá niñ@s que lo exterioricen verbalmente, otros mediante juegos. Un@s lo afrontaran de forma más natural, otr@s le tendrán miedo.
Sea como sea que nuestr@s niñ@s afronten la muerte, nosotr@s tenemos que ayudarles y acompañarles en su evolución y para ello hay que conocer una serie de errores que debemos evitar:
Está en el cielo: esta es una frase muy extendida, creo que casi tod@s la decimos o la hemos oído en alguna ocasión. Sin embargo no debemos decirla ya que hasta los 8-9 años la entenderan literalmente lo cual puede generar una serie de preguntas incómodas y sin respuesta como por ejemplo cómo ha llegado hasta allí, qué come, si ve la tele,... Además puede querer alcanzar el cielo para ver a ese ser querido pudiendo ocasionar accidentes. Se han dado casos de niños que se han caído de una escalera alta o por una ventana intentando llegar al cielo.
Está en un lugar mejor: al igual que con la frase anterior, esta también la entienden literalmente, se imaginarán ese lugar y querrán ir allí.
Decir que está de viaje: si la comparamos con un viaje, el niñ@ entenderá que va a volver y querrá saber cuándo, si estará en casa para su cumpleaños, para vacaciones, etc.
Decir que se ha dormido y no se va a despertar: esta frase no tiene ninguna maldad, al fin y al cuando alguien fallece parece que está dormido pero podemos generar en el niñ@ miedo a dormir. Como he dicho, entienden las frases literalmente, por lo que el niñ@ puede no querer dormir por miedo a no volver a despertar y/o que seamos los demás quienes no durmamos.
No permitirle expresar sus sentimientos y emociones ni expresar los nuestros: no pasa nada si nos ven tristes o llorando, no se van a asustar. Hay que explicarles porqué estamos tristes y dejarles que ellos también lo estén, acompañarles en su tristeza y escucharles. Frases como "tienes que ser fuerte", "llorar es de débiles y/o niñas", " a fulanito no le gustaría verte así" tienen el efecto contrario al esperado pues bloquean los sentimientos de l@s pequeñ@s lo cual genera más malestar y ansiedad a medio plazo.
Decirle que la persona fallecida le está viendo: no, no nos ve. Al decirle frases como "no hagas/digas eso que fulanito se pondrá triste" creerá que es cierta y puede buscar la manera de comprobarlo, lo cual puede llevar a un enfado con la persona fallecida por no responderle o con la persona que se lo ha dicho por mentiros@.
Con tanta "prohibición" parece dificil contarselo pero no lo es tanto. Sólo se trata de decir la verdad y ser claros en las respuestas, principalmente cuando el fallecimiento ha sido de forma inesperada y de dar la información justa y necesaria, lo que pueda entender usando un lenguaje sencillo y adecuado a la edad, no andarse por la ramas y explicar detalles.
Cuando el fallecimiento es fruto de una enfermedad es importante no apartar al niñ@ de dicho proceso, pues estamos impidiendo que tenga la oportunidad de despedirse. Si les explicamos lo que sucede y, dentro de lo posible, les dejamos ir al hospital o ver a dicha persona, les estamos preparando para la muerte por lo que el duelo es más fácil.
Además, no debemos dejar a l@s niñ@s al margen de las ceremonias de despedida. Da igual que sea una misa de funeral o una despedida laica, pueden acompañarnos, siempre explicándoles lo que va a suceder y qué van a ver. Incluso, pueden acompañarnos al cementerio a llevar flores tiempo después si les hemos explicado porqué lo hacemos. Llevarlos al funeral y al cementerio depende de l@s padres y del niñ@: ofrécele la oportunidad de ir y que elija.