Imagina por un momento que eres de nuevo un niño/a. Tus padres te acaban de explicar con una carta preciosa que estáis esperando un hermanito o hermanita, e incluso has visto como tu papá acaricia a menudo la barriguita de tu mamá, que es más abultada de lo normal.
Un buen día cuando regresas a casa después la escuela, la barriguita ha desaparecido, tus papás hablan muy bajito, y tu mamá llora a menudo acostada en la cama.
¿Qué pensarías?
Como mínimo que han hecho desaparecer al bebé, y sientes miedo, porque, si lo han hecho con el bebé, también podrían hacerlo contigo.
Igual preguntas a mamá qué le pasa, pero ella no te da una explicación clara, y no entiendes nada, sientes que no te lo quieren contar,que no confían en ti y que lo que ha pasado es muy malo.
¿Te parece una buena manera de afrontar la muerte y el duelo con un niño? ¿Cómo te sentirías?
Excluir a los niños de las situaciones dolorosas o no darles explicaciones porque "total, son pequeños y no se enteran de lo que pasa", no les provoca más que confusión mental, inseguridad, miedo y desamparo.
Los niños son seres observadores, mucho más conectados que nosotros, los adultos, a su esfera emocional, y aunque no saben poner palabras, perciben, sienten, absolutamente todo el tiempo. Y tienen una facilidad tremenda para sentirse culpables y responsables de las desgracias de sus padres, por lo que es importante tenerlos en cuenta, explicarles lo que ocurre cuanto antes y liberarlos de la angustia.
Cómo dar una mala noticia a un niño
Los psicólogos especialistas en terapia familiar y duelo hablan de seguir los mismos pasos que con un adulto. Lo podríamos resumir en cuatro:
(1) Dar la noticia en un lugar tranquilo e íntimo, que cree confianza al niño, como puede ser su propio hogar y que sea a través de una persona cercana (con quien tenga un vínculo muy estrecho, sus padres, sus abuelos, sus tíos, una maestra,…).
(2) Explicarle lo ocurrido con un discurso breve y sencillo, evitando largas explicaciones. Es mejor decirle "tu hermanito ha muerto, ya no está con nosotros" que inventarnos una historia fantástica o darle una explicación larga y ambigua.
(3) Responder a sus expresiones emocionales y a sus preguntas. Contestarle con sinceridad y consolando sus manifestaciones emocionales, pero sin interrumpirlas ni evitarlas. Evitar esa respuesta que muchas veces nos sale sin querer de "no llores". Hay que permitirle la libre expresión de su tristeza, sea como sea.
(4) Anticipar y explicarle qué va a ocurrir a partir de ahora, cómo serán los próximos días, si se va a hacer algún rito de despedida,… Esto puede infundirle mucha tranquilidad y seguridad.
Entender el concepto de muerte
Pero para dar una noticia de muerte a un niño debemos asegurarnos de que tenga claros una serie de conceptos, que voy a resumir apoyándome en el libro "La cuna vacía" de M. Àngels Claramunt y col.:
IRREVERSIBILIDAD
Cuando nos morimos, no volvemos. A veces los niños creen que la muerte es reversible, porque en muchos cuentos es así y esperan que la persona regrese y preguntan por ella. Es importante dejarles claro que en este mundo, la muerte es irreversible.
INVOLUNTARIEDAD
La persona que se ha muerto no quería abandonarle. Ante frases típicas como "se ha ido a un lugar mejor", muchos niños viven la pérdida de un ser querido como un abandono. Debe saber que si su hermanito hubiera podido elegir, se habría quedado con él.
NO FUNCIONALIDAD
El cuerpo cuando muere deja de comer, de respirar,… A veces los niños preguntan cosas como "¿quién le da de comer al hermanito?", y debemos decirles que ahora ya no siente hambre, ni necesita comer.
UNIVERSALIDAD
Todos los seres vivos se mueren y por tanto todas las personas nos morimos un día u otro.
EXCEPCIONALIDAD
Lo normal es vivir muchos años, no nos morimos con facilidad. Si el hermanito se ha muerto era porque estaba muy, muy malito.
No obstante, hay que tener en cuenta que la forma de explicar estos conceptos dependerá de la edad del niño.
Cómo ayudarle a atravesar el duelo
Lo que se sabe es que el duelo se elabora y se soluciona mejor si el niño se siente acompañado, escuchado, puede hacer todas las preguntas que quiere y se le han contestado, puede participar en los ritos funerarios y cuenta con la presencia de un adulto que permanece a su lado y le dedica su atención el mayor tiempo posible.
Es importante tener en cuenta que sus reacciones emocionales (llanto, tristeza, rechazo, ansiedad, hiperactividad, rabietas,…) o físicas (trastornos del sueño, de la alimentación, enuresis, tics,…) son reacciones normales a una situación anormal, por lo que no hay que culparle ni censurarle por esas conductas, sino más bien acompañarle con presencia y amor.
Cómo se lo tomó Sunflower
Le dimos la noticia el mismo día que ocurrió todo, no podía ser de otra manera, imposible ocultar mi desgarro.
Ella llegó tan contenta del cole, que se me partía el corazón tenerle que decir algo así, pero debía saberlo cuanto antes.
La senté frente a mí en la cama, y F. se puso a su lado. Ella ya sabía que los días anteriores habíamos estado preocupados por si el bebé estaba bien o no, así que le dijimos que finalmente su hermanito o hermanita había muerto, y que ya no vendría con nosotros, que por eso estábamos muy tristes.
Su cara se descompuso, empezó a llorar muy afectada, y esta fue más o menos la conversación que tuvimos entre lágrimas, abrazos y caricias:
—¿Entonces ya no voy a tener un hermanito o hermanita?
—No cariño, de momento no.
—¿Se ha muerto?
—Sí, seguramente estaba muy malito y no podía nacer, por eso se murió.
—¿Ya no está en tu barriga?
—No, mi barriga ahora está vacía.
—¿Y dónde está?
—Su cuerpecito pequeñito está en esa vasija de barro que hicimos, ¿te acuerdas?, y lo vamos a enterrar en un lugar muy bonito los tres juntos.
—¿Pero volverá no?
—No cariño, no puede volver. Otro bebé, más adelante cuando pase un tiempo puede que sí venga, pero este bebé ya no volverá.
—Sí que volverá, es que no estaba preparado, pero va a volver.
Nos dejó sin palabras.
Los días siguientes, ha preguntado mucho por su hermanito o hermanita, y ha nombrado en voz alta que se siente triste porque le echa de menos.
En casa ya teníamos este cuento de las escuelas Waldorf que es bastante conocido para hablar de la muerte con los niños, y lo hemos leído algunas veces. Al sentirse identificada con la protagonista, nos está sirviendo para que elabore el duelo y exprese su tristeza por la pérdida.
Curiosamente, así como cuando se enteró de que iba a tener un hermano se lo contó a todo el mundo, esta vez no le ha dicho nada a nadie. Días después le pregunté si se lo había contado a alguien y esta fue su respuesta:
<<No quiero decirle a nadie lo del bebé porque se pondrán muy tristes y no quiero que estén tristes. Pero no pasa nada mamá, así puedo vivir feliz. >>
Mi hija me da lecciones todos los días.
<<Los niños, como los adultos, en caso de muerte tienen el derecho de estar informados de lo que les sucede a sus seres queridos, a tomar parte activa del proceso y a que se fomenten todas las actuaciones pertinentes para que su duelo sea elaborado de forma adecuada. Nadie puede quitarles ese derecho, aunque según la edad podamos abordarlo de una forma o de otra – Rosa Jové>>
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