Tarde o temprano los niños acaban mostrando interés por ese tema del que no gusta hablar, la muerte. Bien por un suceso cercano, bien porque lo escuchan en algún momento, bien por la curiosidad típica de los niños, el caso es que cuando te plantean sus dudas es difícil abordar el tema sin miedo a hacerlo mal.
Nosotros no hemos vivido la muerte de cerca desde que somos padres, afortunadamente, pero mi hijo mayor siempre ha mostrado mucha curiosidad y empezó a preguntar muy pronto, así que me he visto metida un berenjenal de cuidado casi por sorpresa y sin saber si la cagaría con mis respuestas. Es que no es nada fácil explicar la muerte a tus hijos y acabas tirando de tópicos que no sabes bien si es el mejor recurso.
Este pasado lunes tuve la suerte de acudir a la charla que Madresfera organizó en Granado junto con Meridiano Seguros, que ha editado una práctica guía titulada "mamá, papá, qué es la muerte?", a cargo de la psicóloga Nuria Javaloyes, psicóloga especialista en psicología de la salud, , psicooncología duelo y acompañamiento en el duelo en el centro, para ilustrar a los padres en este tema tan espinoso como es la muerte.
La concepción de la muerte por parte de los niños, cómo hablarles de ella, cómo darles la noticia de una muerte cercana, las fases del duelo en los niños,la charla abordó la muerte sobre sus diferentes aspectos y nos llevó a ponernos en esas situaciones que creemos que nunca viviremos, pero de las que nadie nos libra.
La verdad es que tomé bastantes notas porque no puedo confiar en mi memoria, pero como no puedo confiar en mi memoria, no recuerdo dónde guardé el manual donde hice las anotaciones, así que intentaré hacer un resumen con aquello que me quedó más grabado.
LA MUERTE NO ES UN CUENTO, ES LA REALIDAD
Quizás el principal error que cometemos los adultos, sobre todo los padres, a la hora de hablar de la muerte a nuestros hijos, es enmascararla, dulcificarla a través de metáforas, cuentos o historias. Pero la muerte es lo que es, no es reversible, el que se va no muere, y es algo que los niños necesitan saber para entender su génesis. Los niños merecen saber la verdad, también cuando hablamos de la muerte.
A veces intentamos protegerlos tanto, en este caso de la tristeza, del dolor, que no no damos cuenta de que en realidad los estamos perjudicando. Los niños son altamente sensibles, pero también tienen una capacidad de asimilación y recuperación mayor que los adultos, afortunadamente.
Decir que papá se ha ido a un viaje muy largo o que la abuelita es una estrella en el cielo no es el mejor recurso, porque da lugar a que los niños encadenen muchas preguntas al respecto a las que quizás nuestra inventiva no pueda dar respuesta coherente, y lo que es peor, que ellos rellenen la falta de respuesta con su propia imaginación, pudiendo llegar a generarles un sentimiento de culpa que no les corresponde.
¿CÓMO COMUNICAMOS LA MUERTE A LOS NIÑOS?
Ains, qué difícil es esto, ¿verdad? sobre todo cuando es una muerte tan cercana que duele mucho. Hace poco una mamá amiga me preguntaba sobre este tema porque se había ido el abuelito paterno de su peque. Probablemente le di un consejo erróneo porque una aconseja desde el corazón pero sobre todo desde "lo que se hace en estos caso". No sabía cómo decirle a su hijo que el abuelito se había muerto y yo le respondí que quizás lo mejor era esperar unos días a que ellos no estuvieran tan afectados para que el niño no sufriera tanto.
Es uno de los aspectos que se trató en la charla y la psicóloga nos orientó a hacerlo lo antes posible, por una persona de confianza que le suponga un apego afectivo fuerte, a ser posible papá o mamá y de la manera más natural posible. Sin drama, pero sin esconder nuestros sentimientos.
No es malo que nuestros hijos nos vean llorar por una persona querida que se va, podemos explicarle que lo normal es estar triste y llorar, pues eso les ayudará a entender mejor lo que sucede, a expresar mejor sus sentimientos.
Es cierto que hay que ser cautos y elegir un lenguaje adecuado, adaptado a su edad y a su capacidad, sin utilizar eufemismos que les generen más confusión, pero hay que decirles la verdad. El abuelito se ha muerto, estaba muy enfermo, era muy viejito, ya no va a volver, pero siempre estará en tu recuerdo.
Puede sonar duro pero es la realidad, y alimentar una falsa esperanza es muy injusto y para ellos. Y créeme, por experiencia propia te digo que los niños entienden las cosas mucho mejor de lo que nos creemos.
LA ACTITUD DE LOS NIÑOS ANTE LA MUERTE
La reacción de los niños ante la noticia de una muerte cercana puede sorprendernos. Probablemente nos esperamos una reacción dramática dada su alta sensibilidad, pero ¿qué pasa si le cuentas a tu hija que su abuela se ha muerto y se muestra indiferente?. Difícil cuestión, ¿Verdad?.
En realidad es tan sencillo como respetar al niño. Es decir, si llora, acompañarlo en su llanto, consolarlo, si pregunta, responder a sus dudas, y si no quiere hablar, dejarle estar y no sacar de nuevo el tema hasta que no salga de él mismo, estando abiertos al diálogo y a ofrecer las respuestas necesarias si en algún momento quiere hablar de ello.
Tanto el entendimiento como la actitud ante la muerte dependerán de la edad y madurez del niño, no es lo mismo hablarle a un niño de 3 años que a uno de 6 o a uno de 9. Pero en todo caso lo aconsejable es no esconder la verdad, ni los sentimientos, estar abiertos a responder a sus preguntas, darles seguridad, y sobre todo, acompañarle y no aislarlos de lo que sucede porque eso no les beneficia en absoluto.
¿DEJAMOS QUE LOS NIÑOS PARTICIPEN EN LOS RITUALES DE DESPEDIDA?
Ufff, cuestión peliaguda ¿verdad?. ¿Llevamos a los niños al tanatorio? ¿Es bueno, recomendable, o es un error?.
Es un hecho que a los niños se les excluye prácticamente de todo lo que envuelve al rito del velatorio y enterramiento, un tanatorio no se entiende un lugar adecuado para los niños, ni un cementerio, se les sobre protege pensando que eso les puede provocar más dolor o un trauma.
Una vez más, y obviando "lo que se hace normalmente" o lo que la gente te dice que es mejor que hagas, la respuesta la tiene el niño. Es la oportunidad de explicarle qué sucede cuando una persona muere, cómo se le despide, y que tenga la oportunidad de hacerlo si así quiere. Si dice que no, perfecto, se le respeta, si dice que sí, se le explica a dónde va a ir, qué va a ver, qué va a suceder y se le acompaña en ese momento.
Participar en el rito funerario no solo le va ayudar a entender de manera más real qué es la muerte sino que le ayudará a despedirse de esa persona a la que le unía algún tipo de vínculo, y sobre todo, a iniciar su duelo, que también es necesario para ellos.
LO QUE NO SE DEBE HACER EN NINGÚN CASO
Cuántas veces por intentar hacer las cosas bien, no lo hacemos peor todavía. Esa madre que pierde un bebé durante su gestación" y se le dice "no pasa nada mujer, eres joven, podrás tener más", esa persona enferma de cáncer que se le dice "tienes que ser positiva y luchar para curarte", ese "entiendo cómo te sientes" en muchas circunstancias que realmente no, no sabes ni tienes la mínima idea de lo que se siente. Se dice para ayudar y no se ayuda nada, sino todo lo contrario.
A los niños, sobre todo con una edad en la que ya van dejando de serlo, se tiende a decir eso de "tienes que ser fuerte", "ahora tienes que cuidar de mamá", "eres el hombre de la familia" y otras expresiones manidas que, desde la buena fe, son un desacierto total.
Decir este tipo de cosas no hace más que investir una responsabilidad a los niños que NO les corresponde en ningún caso, añadir dolor al que ya tienen, el dolor por el sufrimiento de sus seres queridos cercanos. Es arrebatarle el derecho a llorar la pérdida de su ser querido, a vivir su duelo. Los niños no deben ser nunca la figura fuerte, el punto de apoyo, no deben hacerse cargo del duelo de un adulto, ni que sea su madre, o su padre.
Si el niño ha sufrido la pérdida del hermano hay que intentar evitar el sentimiento de culpa a toda costa. No se debe hacer comparaciones del tipo "se ha ido el mejor/más bueno/loquesea" que pueda dejar en él el sentimiento de "¿entonces yo soy malo/no me quieren/hubiesen preferido que me muriera yo". Si las comparaciones son odiosas, en este caso más aún. Aunque suene duro, cuando fallece un hermano a quien hay que proteger es al hermano vivo, pues es el que sufre y quien tiene una serie de sentimientos probablemente encontrados y por ende muy difíciles de gestionar.
UNA CHARLA DURA PERO NECESARIA
Hablar de la muerte no es fácil y más cuando se trata de hablar de la muerte a nuestros hijos, pero hay que hacerlo. Yo solo he podido contar retazos de más de dos horas de charla en la que que escuchamos recomendaciones, consejos, preguntamos y hasta lloramos. Porque es lo que pasa cuando hablas de la muerte, que es inevitable que afloren los sentimientos hacia esos seres queridos que ya no están con nosotros, por los que hemos llorado al perderlos. Y me quedo con cuatro ideas que me grabaré a fuego por si, espero que más tarde que temprano, tengo que enfrentarme a un momento así con mis hijos:
Decirles siempre la verdad
No excluírlos
Respetar sus sentimientos y deseos
Acompañarles en su dolor
Agradezco enormemente a Nuria Javaloyes su cercanía, su sensibilidad y por su capacidad de comunicar un tema tan duro y espinoso, aportándonos herramientas utilísimas a la hora de afrontar un momento tan duro como la muerte y ayudarnos a guiar a nuestros hijos en ello.
Y no puedo olvidarme del lugar del evento, la comunidad infantil Unomas Granada, un lugar precioso con unas monitoras estupendas y muy cariñosas, donde mis hijos disfrutaron muchísimo y estuvieron maravillosamente atendidos mientras los papás asistíamos a la charla.
No tuve que ocuparme ni preocuparme por ellos en todo el tiempo que duró, ni siquiera el pequeño, jugaron, merendaron, el peque disfrutó como uno más y nunca mejor dicho, hasta le cambiaron el pañal sin dejar que yo tuviera que abandonar la sala de la charla para ello, y no puedo estar más que agradecida por la atención y el cariño que recibieron.