Porque a pesar de que tu alma dejó tu cuerpo, tu esencia sigue más que presente en el corazón de todos aquellos que te quieren. Un alma tan pura, tan limpia, tan sincera como la tuya nunca se va. Nunca deja de estar presente. Y gracias a la familia que tienes tu recuerdo sigue y seguirá vivo eternamente. Es por esto que digo que la muerte no es el final, porque mientras alguien por pequeñita que sea persona, te siga recordando tu siempre seguirás vivo. Vives en cada uno de los corazones que te aman, que te recuerdan y te sienten.
Desde mi parte Raúl, puedo decirte que no te olvido. Aún habiendo cambiado de ciudad, tu recuerdo sigue muy presente en mi. Y no solo en mi, sino en el ambiente. En casa te sigo mencionando, sigo recordándote y siempre sale una sonrisa. Porque como ya sabes, fuiste una persona muy importante en mi vida, me marcaste un 18 de noviembre y desde entonces mi vida ha sido totalmente diferente.
Habrá personas que piensen o se pregunten porque sigue escribiendo para él, o porque ese sentimiento tan fuerte por alguien que no es de su familia. Pues la respuesta es fácil y sencilla, por amor, porque cuando se ama a alguien aún sin ser de tu familia, no cuesta nada escribir, las palabras salen solas por mis dedos. Hay veces que lo hago en papel y tan solo lo leemos Iván y yo. Pero en otras ocasiones lo hago aquí porque es mi manera de agradecerte públicamente tanto que hiciste por mi.
Nunca me cansaré de darte las gracias por cambiarme la vida. Por hacerme ver la vida desde otro punto de vista. Por darme la oportunidad de conocer tu alma y ver más allá de lo físico. Has sido una personas maravillosa, que aun con la partida de tu cuerpo, tu alma nos sigue dando esas lecciones de amor y fuerza que tanto te caracterizan a ti.
Aun puedo sentir ese golpecito de tu mano con tu suave piel. Ese empujoncito que nos hacía a todos aventurarnos a hacer cosas que jamás pensábamos hacer.
Te cuento un secreto Raúl, a veces pienso que estoy loca, porque voy caminando por la playa y puedo oirte. Si así como lo lees. Puedo sentir esa carcajada tuya, o tu respiración, incluso a veces me inunda tu característico olor. Y te busco y te busco, pero no te encuentro, y es cuando me viene una brisa de aire y siento que tu alma puede rozarme. Que tu alma sigue con todos nosotros. Y que viaja allá donde quiere, porque ahora es libre, sin cadenas que te aten y estoy segura de que estás haciendo mucho ruido allá donde estés.
Porque te encantaban las juergas, te encantaba pasártelo bien, y sobre todo te encantaba y te encanta disfrutar y vivir. Puede que no estés viviendo de cuerpo presente, pero se que sigues viviendo en algún sitio y que lo haces con más fuerza que nunca. Y que sobre todo ahora lo haces sin importar nada y disfrutando a lo grande.
Feliz día mi campeón. Desde aquí te mando ese abrazo tan grande que a ti te gustaba y sabes que es con todo el amor de mi corazón. Pásatelo bien por todos nosotros, porque nosotros lo haremos con una sonrisa grande recordando como disfrutabas tu de la vida.
Te quiere, Marta.