Recuerdo que hasta tercero de la ESO(16 años) no asistí a una charla sobre educación sexual. Fue una charla muy explícita que para una pobre adolescente extremadamente inmadura como yo, a la que aún ni siquiera le había venido el periodo y jamás había besado a un chico; le pareció demasiado.
Ahora como madre obviamente pienso que cuanta más información tengamos, mejor. Pero me planteo una cuestión ¿desde qué edad se debe comenzar con la educación sexual?
Deduzco por lo que he leído que todo depende de tu concepto de educación sexual:
puedes entender la educación sexual como algo que comienza a edad temprana con el contacto y el conocimiento de nuestras partes íntimas
o entenderlo como los datos que necesitamos saber a partir de nuestra pubertad.
Creo que el concepto más correcto es el más global y que supondría que la educación sexual se da desde más o menos los dos años, cuando la niña/o descubre sus genitales y continúa con cada cambio en su cuerpo y su evolución en cuanto a las relaciones con los demás.
Entonces yo como educadora ¿puedo enseñarles a niños de 5 años de forma explícita cómo nos reproducimos? Pues no. Cada cosa a su tiempo. Ahora te cuento lo (a mi parecer) alocado de esta pregunta.
Una amiga me contó no hace mucho que estando tranquilamente en su casa su hija de 5 años le soltó la siguiente perla:
– Mamá, eres una mentirosa.
– ¿Por qué cariño?
– Tú me habías dicho que los bebés vienen de una semillita que trae la cigüeña y la profe ha dicho que eso es mentira. Hay que frotar el pene con la vagina hasta que sale un líquido viscoso.
Mi amiga pálida comenzó a interrogar a su hija para ver cuánto sabía del tema.
Y es que a la maestra, aprovechando su embarazo se le ocurrió leerles un libro que según ella misma lleva en el colegio más de 30 años en el cual se narra muy explícitamente aunque sin términos concretos y con símiles muy confusos que ahora te explico ,el acto reproductivo.
Los símiles a los que me refiero creo que son la base del problema, porque si algo hay que tener claro a la hora de hablar de sexo con nuestros hijos y alumnos es que hay que llamar a cada cosa por su nombre y no disfrazar con símiles como los de la semillita o la cigüeña, o como dicen los católicos el camino de Diós. Un pene es un pene, una vagina una vagina y un orgasmo, un orgasmo.
Pues bien, en este libro se decía que frotar el pene con la vagina es tan divertido como saltar a la comba o columpiarse y cuando lo haces muy de seguido te entra un cosquilleo como cuando vas a estornudar y entonces del pene sale un líquido viscoso que, una vez dentro de la vagina forma al bebé.
La verdad es que el libro está bastante mal redactado además de inducir a confusiones a los alumnos/a como le pasó a la hija de mi amiga. La niña estornudó y de su nariz salieron dos grandes mocos. En ese momento se paró en seco, tocó los mocos, después su barriga y dijo: “Es el líquido viscoso. Ahora tendré un bebé.”
Trauma total a una niña de 5 años que apenas acaba de conocer la diferencia entre hombres y mujeres y ha sido expuesta sin que le causara curiosidad siquiera a un nivel demasiado avanzado de educación sexual, y dicho sea de paso, fatalmente explicado.
Probablemente tampoco se anime a saltar a la comba ni columpiarse en mucho tiempo por si acaso.
Y que conste que no pretendo criticar la actuación de esta maestra, que tenía un libro a mano y sin pensar en las consecuencias que podía tener decidió leerselo a sus alumnos. El libro está bastante anticuado en cuanto a la redacción y las imágenes que lo ilustran pero puede ser útil en el centro para alumnos de mayor edad. Pienso que a partir de cuarto ya son capaces de diferenciar las metáforas y las edulcoraciones que en él se hacen. Complementado con los términos que le corresponde a cada símil puede ser hasta un buen recurso, oye.
A los cinco años los niños y niñas suelen preguntarse de dónde vienen los bebés, pero se conforman con una respuesta simple como: “papá y mamá cuando se quieren mucho ponen un bebé en la barriga de mamá y después de 9 meses sale por la vagina.” Listo y si siguen preguntando puedes ir más allá y hablarles del coito, pero siempre en respuesta a su curiosidad y con un lenguaje claro, llamando a las cosas por su nombre y que puedan entenderlo sin confusiones extrañas.
Según vayan creciendo, sus dudas serán más grandes y ya habrá tiempo de respondérselas armándonos de valor y con pelos y señales, pero tan pequeños… creo que es demasiado complejo.
Por otro lado pienso que la base en este aspecto debe partir de las familias y ampliarse en el centro, más que nada porque dependiendo del contenido y la edad se pueden llegar a generar conflictos con las familias debido a motivos culturales, religiosos o morales. Además no todos los niños tienen el mismo desarrollo madurativo ni la misma capacidad para comprender de qué les estás hablando.
Otra situación que le ocurrió a alguien cercano no hace tanto fue que su hija de 10 años ya había desarrollado y tenía el periodo mientras que las demás niñas de su clase no. Este hecho y la falta de educación sexual por parte de los padres del resto de niñas, fue motivo suficiente para marginar a la hija de mi amiga e injuriarla con cosas como: “eres un monstruo” “no te acerques a mi que es contagioso”.
Si estas niñas acosadoras hubieran adquirido en sus hogares unos conocimientos básicos sobre educación sexual, esto no habría pasado. Para solucionarlo, el centro realizó en el aula unas charlas sobre sexualidad y desarrollo madurativo en las que puso al corriente al resto de alumnos de los cambios que se iban a producir (sin excepciones) en niños y niñas al llegar a la pubertad.
Si bien el daño ya estaba hecho al menos se les hizo conscientes de que desarrollarse es algo natural, una etapa más que a todos nos llega.
Sé que a veces no es fácil hablar con nuestros hijos/as de estas cosas pero es algo que debemos superar. A veces no es fácil por la educación que nosotros recibimos de pequeños y otras veces es porque entre los niños/as ya se ha desarrollado cierto tabú en torno al tema debido a influencias de amigos y les da vergüenza y risa floja.
Otras veces se hace difícil porque tu hija quedó traumatizada por un libro mal redactado a los 5 años, pero la educación sexual es imprescindible para su desarrollo, no podemos evadirla y mucho menos obviarla. Hay que afrontarla tal y como la afronta Milano con sus hijos adolescentes en este artículo de Nunca Jamás y Yo: La educación sexual es vital para la identidad de los adolescentes.
De nosotros, los padres y madres y de las escuelas depende el desarrollo global de nuestros hijos y dentro de este desarrollo la educación sexual juega un papel importante ya que ayudará a nuestros hijos/as a entender su propio cuerpo, los cambios que ocurren en él y conceptos tan profundos, poderosos y al tiempo básicos como la reproducción de nuestra especie.
¿Cuál es tu opinión en este aspecto?
La entrada Educación sexual ¿cuándo y cómo? aparece primero en El Balance Positivo.