¿Cómo comprender a los jóvenes? No caigas en pánico que este problema tiene solución. Durante la pubertad, etapa previa a la adolescencia también denominada por algunos autores como pre-adolescencia, y que se enmarca entre los 11 y 13 años de edad, se producen importantes cambios de múltiples tipos: físicos, emocionales, intelectuales y sociales.
Todos ellos hacen que el individuo que los atraviesa se sienta desconcertado y pierda estabilidad, creando inseguridad y desconcierto en el adolescente. Esto puede verse repercutido en su rendimiento escolar, en sus relaciones y en su comportamiento en general.
Comprenderle, punto de partida
La mejor manera de aprender a comunicarnos con un adolescente y que podamos relacionarnos de manera satisfactoria con él parte de que comprendamos su etapa, es decir, que conozcamos dichos cambios y entendamos sus efectos. Os ayudará intentar recordar vuestra propia adolescencia o si no, imaginaos a vosotros mismos inmersos en numerosos cambios simultáneos en vuestra vida que os haga sentir ansiosos y desorientados.
Es fundamental que no perdais con vuestros hijos adolescentes la comunicación que deseablemente habréis tenido con ellos . Eso sí, es momento de ir modificando gradualmente el tipo de comunicación y adaptarla a esta nueva etapa. No olvidéis que somos nosotros los que de modo continúo debemos adaptarnos a los cambios de nuestros hijos.Como siempre, debemos mantener unas normas y límites con ellos. Numerosos estudios han demostrado que el exceso de libertad y la rigidez excesiva son las posiciones que más problemas generan, así que una vez más, intentemos buscar un equilibrio.
Vamos a seguir teniendo unas normas que sean, pocas, claras y con consecuencias definidas. Pero esto sí, es hora de explicar el porqué de cada norma y de negociarlas . Esto implica, por ejemplo, que nuestro hijo va a regresar más tarde de lo que desearíamos a casa pero seguro que mucho más pronto de lo que a él le gustaría.
Pautas básicas
Es imprescindible escuchar a nuestros adolescentes, darles oportunidad a argumentar, protestar, debatir…todo ello supone para ellos una descarga y , lo que es más importante, un ensayo para su vida adulta y con el resto de sus relaciones. No olvides que el hogar y la familia es el sitio más idóneo para afrontar todo tipo de dificultades por vez primera, pues deseablemente debe ser el sitio más seguro y estable.
Debemos intentar no enjuiciar todo lo que digan por desacertado que nos parezca. A menudo se muestran extremos en sus opiniones o posturas, pero debemos entender que se “están probando” posiciones que tan solo están en proceso de formar parte de sí mismos. (Ej: es frecuente que muestren extremismos en política, religión…). Es importante que les transmitamos nuestras creencias pero partiendo de el respeto de las suyas.
Intentar imponérselas, solo tendrá un efecto contrario , pues no olvidemos que necesitan autoafirmarse, demostrar que son personas independientes y autónomos con criterio propio. No obstante, no olvides que continúas siendo un modelo para él o ella aunque actualmente no parezca querer reconocerlo o imitarlo nunca.
Como veis, es imprescindible el respeto. Ya no es hora de imponer sin más, es hora de escuchar, empatizar (ponerse en su lugar), exponer nuestro criterio, negociar y llegar a acuerdos. Sin duda, siempre los padres tienen la última palabra, pero es mucho más efectivo establecer acuerdos . Por supuesto, ése respeto ha de ser mutuo. No se debe consentir nunca que se pierda, en ninguna de las etapas. Como modelos, es fundamental que se mantenga entre todos los miembros de la familia. La coherencia es fundamental.
Confia en él aunque tengas tus temores
Por otro lado , es muy normal que aumenten nuestros propios miedos a medida que nuestros hijos van haciéndose más autónomos. Debemos manejar nuestra ansiedad a la hora de dejarles volar del nido y esperar su regreso. No debemos chantajearlos con nuestra preocupación o angustia, es nuestra competencia manejarla. Del mismo modo, es importante hacerles entender los riesgos de su inicio de independencia pero no debemos abrumarlos en exceso con los peligros de la misma.
En relación a esto, tenemos que hacer un esfuerzo por confiar en nuestros adolescentes. Es importante también para ellos que vean que tienen nuestro voto de confianza, y que no la pierdan al primer error que cometan.
Y por último, no olvides que para que una relación sea positiva y pueda haber una sana comunicación, debemos tener momentos de calidad, momentos en que nos divertamos y nos riamos juntos. No estés siempre enfadado con tu hijo adolescente o corrigiéndole. No olvides reforzar y elogiar todo lo que hace bien , no dejes que pase desapercibido por nimio que te parezca . Y haz buen uso del sentido del humor, siempre es una herramienta valiosa que rompe tensiones emocionales con suma rapidez.
Agradecimientos: a Maribel González , psicóloga colegiada: M-13898, con máster en Psicología Clínica por la Universidad Complutense de Madrid.