He estado leyendo un artículo muy interesante acerca del vínculo afectivo madre-hijo, incluso previamente al nacimiento. Creo que todos, independientemente de nuestras convicciones sobre crianza de niños, sabemos que el apego que siente el bebé hacia su madre es muy, muy intenso. Eso sí, se puede potenciar, o por el contrario 'descuidar', cosa que nos puede parecer extraña, pero que muchos padres hacen a veces sin darse cuenta.
La etapa del apego, según varias corrientes psicosociales, es vital para evitar en un futuro estados de ansiedad, agresividad u otros trastornos que van de leves a graves, en la conducta del menor.
Y es que a través de numerosos estudios se ha comprobado que los adolescentes que en sus hogares no tuvieron episodios de apego, cariño y confianza con sus padres, tienen más posibilidades de desarrollar comportamientos negativos en un futuro.
Creo que todo condiciona, que hay muchísimos matices que cabría la pena estudiar y reflexionar, pero que a veces nos dejamos guiar demasiado por teorías y tenemos que hacer más caso a la mejor de las guías, nosotros mismos, lo que nos pide el cuerpo y el corazón.
De esta manera, piensan muchas madres y padres que no dudan en 'dar un abrazo o los que haga falta' a sus hijos. Habrá quienes piensen que se les está mimando. Quizá sea difícil calibrar las dosis de amor que una madre ha de dar a sus hijos y, efectivamente, se les esté mimando un poco, pero creo que siempre será mejor un exceso de amor, que un déficit.
¿Vosotros qué creéis? ¿Veis importante el apego físico y emocional con vuestros bebés e hijos?
Foto. La razón.com.