Saltar en los charcos ya no será un problema
Les compramos botas a nuestras hijas no solo para que puedan enfrentarse a los problemas de la lluvia, sino también porque sabemos perfectamente que les encanta saltar en los charcos. Y aunque les digamos que no lo hagan, lo más probable es que cuando no les veamos salten sin preocuparse de nada. Por eso lo mejor que podemos hacer es prevenir la situación con unas buenas botas de agua. Con ellas no habrá problemas cuando salten, no se mojarán la ropa y podrán disfrutar todo lo que quieran sin que después tengamos que preocuparnos por su salud.
Características esenciales para las botas
Lo primero es asegurarnos de que las botas que vamos a comprar están fabricadas con materiales aislantes. Tenemos que tener claro que el calzado que utilicen deberá protegerles del contacto con el agua y que esta no se filtrará hacia el interior. Al mismo tiempo, si pensamos en la protección del niño, hay que fijarse en que este calzado aporte flexibilidad en el movimiento. Esto es importante porque nos preocupa que las niñas puedan mover el tobillo de una forma conveniente y que este no sufra así ningún tipo de daño.
Con el elevado frío hay que tener especial cuidado con los huesos y que las niñas usen unas botas con flexibilidad ayudará a que estén más protegidas. Así mismo, además de la flexibilidad la bota es importante que tenga un poco de elevación con tacón. El motivo de ello es que esto ayudará a que exista un mejor equilibrio por parte del niño y que su espalda y sus piernas estén mejor alineadas.
También hay que asegurarse de que el número de las botas que compremos es el exacto, no uno superior. Aunque existe la tentación de comprar calzado más grande para que a la niña le dure más, esto puede acabar afectando a la manera en la que la niña caminará. Lo conveniente es que cuando los niños se prueben la bota veamos que hay al menos 1 centímetro de distancia entre el dedo que tengan más largo y la punta del calzado.