Una de las cosas que nos diferencia de otras criaturas es sin duda el don del lenguaje… y por ello escuchar las primeras palabras del bebé es la mayor alegría de quienes son padres. Sus primeras palabras son simples, pero con mucho significado.
Aunque en ocasiones subestimamos las capacidades de aprendizaje del niño, la verdad es que desde muy temprana edad pueden dominar dos o más idiomas sin confundirse como algunos podrían suponerse. Es decir, son una esponja hambrienta de conocimiento y esto es realmente fascinante, sinceramente hay que saber aprovecharlo. Que aún sin habla, existe una comunicación comprensible en el idioma de la madre con su hijo.
En algún artículo anterior hablé de la importancia de cultivar la lectura en los niños aunque me enfoqué en pequeñines ya más grandes, la verdad es que la lectura, debe comenzar desde el vientre.
El impacto que produce la lectura desde el vientre, permite que el nene aprenda a prestar atención desde muy tierna edad, es decir, mejoran su vocabulario y su lectura. Los primeros años de su vida son los mejores para adquirir habilidad lingüística, útil para toda su vida.
La idea es exponer a los bebés a mucho lenguaje de calidad que les ayude a adquirir vocabulario, reconocer las letras y los sonidos, y como resultado, con el tiempo, aprendan a leer.
En alguna ocasión leí que a los bebés tenemos que hablarles con palabras completas y bien pronunciadas para facilitarles el que imiten sonidos. Si nos bajamos a su nivel de articulación que es más primitiva y los imitamos al hablar, estamos retrasando su aprendizaje en el habla. No quiero decir con esto que tiene que hacerse con rudeza, al contrario, el tono cariñoso pero no aniñado, aumenta el ritmo cardíaco del pequeño, dándoles felicidad.
Así que para cuando los niños emiten sus primeras palabras, ya han pasado por un proceso de aprendizaje de pronunciación, vocabulario, lenguaje, tono, entendimiento e imitación. Complejos procesos que hacen un cambio radical en su interacción con el mundo real.
Completamente interesante me ha resultado aprender que los niños lloran en el marco de un idioma. Los niños desde el segundo día de nacidos, tienen la capacidad de entonar los patrones melódicos típicos del idioma de sus padres. Es decir, el lenguaje del niño comienza a desarrollarse en el útero y se manifiesta en los primeros llantos. ¡Son una máquina de aprendizaje e imitación!
La próxima vez que escuche llorar a su nene, sabrá que está haciéndolo en su idioma materno.
Así que mis consejos para que su niño diga sus hermosas primeras palabras son:
1. Léales desde el vientre.
2. Platique mucho con sus hijos, aunque parezca que no entienden, perciben tono, modulación, idioma, lenguaje no verbal, y todo eso… es comunicación. Ellos aprenden a hablar escuchando a sus padres.
3. Ayúdeles a que hablen, espere a que el niño logre pedirles las cosas. Si todo se lo da antes de que se lo pida, el pequeño no verá la necesidad de hablar.
4. Juegue con ellos, los niños aprenden jugando. Jugar es necesario para su desarrollo mental y emocional.
5. Cante con ellos. Esto les permite relacionar melodía con palabras, fortaleciendo su memoria.
6. Use palabras cortas y sencillas. Será más fácil para el niño recordarlas y relacionarlas con acciones.
Después de seguir estos consejos, seguramente la mejor palabra que escuchará próximamente será…¡papá! o ¡mamá! (y esperemos que no sea la palabra “coca”).
¡Padres! De verdad gracias. Sigan con esa hermosa labor de criar futuros adultos sanos y proactivos.