El chico que llegó a casa de Idoia tenía 7 años (ahora tiene 10) y un pasado familiar bastante difícil, por lo que el trato con él no ha sido sencillo. Además, a esto había que añadir el difícil proceso de adaptación de sus tres hijos biológicos, quienes tenían que acostumbrarse a tener que compartir a su madre. Pero a pesar de estos problemas, Idoia está muy orgullosa de la labor que está llevando a cabo y de que el comportamiento del menor que ha acogido haya mejorado en estos tres años.
Este chico continúa teniendo contacto con su familia biológica y volverá con ella cuando sus padres puedan darle una educación y una vida digna. Es esta la diferencia entre los niños que están en acogida y los que son adoptados.
Aunque en España el número de acogedores profesionales aún es escaso, el Gobierno está redactando una nueva ley de protección a la infancia que regule la labor que desempeñan estas personas. Además, esta nueva ley tendrá como objetivo sacar de los centros de tutela a los niños de 0 a 3 años.
En resumen, se está intentando fomentar el acogimiento familiar para acabar con los centros de acogida, ya que la seguridad y el cariño que aporta una familia es lo que los pequeños requieren. La idea es que los niños pasen el tiempo que necesiten con acogedores profesionales como Idoia, hasta que encuentren un hogar definitivo.
¿Qué os parece este sistema todavía novedoso en España? ¿Creéis que será beneficioso para los niños que, por los motivos que sean, no pueden estar con su familia biológica?
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