Mi bebé no duerme nada

El tema del sueño y el descanso del bebé es algo que preocupa mucho a la mayoría de los padres, sobretodo a aquellos que tienen bebés que duermen poco. Y no me extraña, porque si el bebé no duerme nosotros tampoco, y eso se traduce en un agotamiento generalizado ( en no dormir soy una experta: 4 años me han tenido mis peques sin dormir del tirón).



Cuando un bebé no duerme lo que necesita, suele notarse en todos los aspectos de su vida: comida, humor, siestas cortas.... Y cuando los papis no dormimos lo suficiente....¡uf! también solemos notarlo en todos los aspectos de nuestra vida ( para mi el no dormir ha sido lo más duro de ser mamá).

¿Porque la mayoría de bebés se despiertan tantas veces por la noche?

El resumen más sencillo es: Por pura supervivencia, el bebé no sabe si ha nacido en un piso con inter-comunicadores o en plena selva del amazonas rodeado de depredadores. Si tenéis un peque que se despierta muchas veces por la noche y llora que lo oye todo el bloque, ¡enhorabuena!, vuestro hijo sería un superviviente nato si hubiese nacido en plena selva. Bromas a parte, vamos a ver un poco de teoría

( extraída del libro Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové) ....

El sueño empieza en fase No-Rem (sueño profundo que se compone de 4 fases cada vez más profundas ) y después pasa a fase Rem (sueño ligero). Cuando acaba esta fase volvemos a empezar otra vez una fase No-Rem, y así de manera cíclica, llegando a realizar entre 3 y 4 ciclos cada noche. En cada cambio de fase se producen micro-despertares que tienen una función biológica, por ejemplo para cambiar de postura. Esto supone que en una noche pueden haber unos 15 cambios de fases.

Cada ciclo del sueño es diferente, durante la primera mitad de la noche, en los ciclos del sueño predomina el sueño profundo, y a medida que pasa la noche los períodos de sueño Rem son cada vez más largos. El sueño profundo, no-rem, ayuda a nuestro cuerpo a recuperarse del cansancio físico y mejora el sistema inmunológico, y el sueño ligero, rem, nos ayuda a la gestión de las emociones, la instauración de los aprendizajes y de la memoria. Es en esta fase también, en la que se producen los sueños. 




La fases del sueño en los bebés:

Los bebés nacen tan solo con dos fases diferenciadas de sueño que duran unos 50 o 60 minutos: el sueño activo (muy parecido al que será el sueño Rem) y el sueño lento (que dará lugar a las 4 fases del sueño no-rem, hacia los 6 o 7 meses ).

En el recién nacido lo más importante es comer a menudo y mantener la alerta de su cuidador. Por lo tanto, el sueño en esa etapa responde a sus necesidades. Por eso es difícil que los bebés recién nacidos duerman más de una hora seguida. El resto de fases se irán incorporando poco a poco a partir de los dos o tres meses: primero se incorporarán las fases 3 y 4 del sueño no-rem ( el bebé empieza a dormir más profunda y plácidamente) y después aparecerán las fases 1 y 2 ( parece que el bebé de un paso atrás en el sueño porque éste se aligera y despierta más frecuentemente, pero en realidad es una evolución hacia fases adultas).

Hacia los 6 o 7 meses ya habrán aparecido todas las fases del sueño, así que el bebé, mientras duerme, puede realizar alrededor de 15 cambios de fases del sueño. ¿Y que supone cada cambio de fase?: Una probabilidad de despertarse del todo. Los adultos dominamos la técnica para volvernos a dormir enseguida y ni acordarnos al día siguiente, pero los bebés todavía no. Así que lo que suele ocurrir es que reclamen la misma postura, lugar u objeto que tenían antes para poder volver a dormirse. Y de ahí todos los métodos destinados a que el bebé se duerma solo y no reclame la presencia de sus padres ( en mi opinión solo son respetuosos los métodos en los que hablo en este artículo).







¿Se puede hacer algo para ayudar al bebé a enlazar estas fases?

El sueño es un proceso evolutivo, va ligado a nuestro desarrollo y se va adaptando a las necesidades del ser humano. Un recién nacido no duerme igual que un niño de dos años ni este duerme igual que un adulto, ya que cada edad reclama unas necesidades diferentes. Además, los bebés no distinguen entre la noche y el día y solo con el paso de los meses irán adquiriendo el ritmo circadiano de 24 horas por el que nos regimos. Será hacia los 7 meses de edad cuando el sueño del bebé será circadiano porque el pequeño ya poseerá la maduración del cerebro necesaria.

Para que este reloj biológico funcione el niño necesita unos referente externos e internos que irá asimilando a su ritmo ( la luz, la oscuridad, el ruido, el silencio, las rutinas). En su libro, Rosa Jové, dice que lo único que debemos hacer es esperar a que el peque adquiera su reloj biológico respetando su propio ritmo, pero que si queremos intentar ayudarle a ir un poco más rápido podemos aplicar una rutina (en este otro artículo hablo un poco sobre las rutinas y la adaptación a ser mamá).

La teoría es muy bonita y sólo es teoría, pero he querido haceros un resumen porque cuando leí el libro "Dormir sin lágrimas" me sentí aliviada de ver que lo que le pasaba a mi peque era lo más normal del mundo (yo pensaba que estaba haciendo algo mal), y así, si alguien está pasando por los interminables despertares nocturnos de sus peques, le sirva de ayuda este artículo.

Otro día os hablaré de la parte práctica, aquella en la que tus peques ya tienen un año y medio o dos y siguen despertándose varias veces por la noche y te acuerdas del libro, de la teoría y de toda su familia:  

" ¡¡Aquí decía que a los 7 meses, a los 7 meses!!".



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